Valladolid ofrece una mirada desde el arte a la mujer rural: de Goya a Manuel Sierra
La sala de La Pasión reúne 74 piezas de la colección Fundos, incluidos grabados de Goya, que reivindican «el protagonismo femenino, no siempre reconocido»
Son mujeres que cuidan, que atienden la casa, que trabajan sin salario y de sol a sol. Mujeres con la espalda encorvada en las tierra de labor, con las manos ocupadas en la costura. Mujeres que pasean por las calles de un pueblo castellano y leonés y que pasaron por la historia tantas veces invisibilizadas. En segundo plano. En ocasiones, sin su propia voz. Muchas de estas mujeres están aquí, en las 74 piezas que componen la exposición 'Femenino rural. Mujer, arte y naturaleza en la colección Fundos' y que desde este jueves y hasta el 3 de abril puede verse en la sala vallisoletana de la Pasión.
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Se trata de 54 pinturas, ocho grabados, también cuatro esculturas y piezas varias que, desde la mirada de varios artistas, repasa la imagen que el arte ha ofrecido de las mujeres en los pueblos pequeños, remotos, alejados de la vorágine de la gran ciudad.
Son piezas que abarcan desde el siglo XVIII (las más antiguas son ocho grabados de Francisco de Goya) hasta finales del XX. Y el retrato, la imagen que a través de estas obras se ofrece de la mujer (en su trabajo, su ocio, sus actividades cotidianas), apenas ha cambiado en estos más de 200 años. «Esto conlleva un importante tirón de orejas para nuestra sociedad, que no ha reconocido suficientemente el trabajo de estas mujeres», indica Noemí Martínez, comisaria de la exposición.
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El arte, recuerda, no solo ofrece la visión de un artista, sino también «el inevitable mensaje del contexto en el que se desarrolló». Y, por lo tanto, hay que reflexionar cuando los creadores –al reflejar las actividades cotidianas de la mujer en el medio rural– se fijan casi de forma exclusiva en unos marcos similares: las tareas del campo, el cuidado del hogar, la maternidad... También la violencia patriarcal. O la entereza para defender a sus hijos y familia.
«Esta muestra es un homenaje a la mujer rural y quiere también empoderarla», asegura Martínez, quien recuerda que un ejemplo más de esta desigualdad –que se ha comenzado a paliar en los últimos años– está también en el plantel de artistas representados. Tan solo cuatro son mujeres. El resto, hombres. «Ocurre en todos los museos, la mujer está infrarrepresentada. Y también hacía arte, por ejemplo en piezas textiles o joyas».
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La exposición de La Pasión reivindica además un hilo común que enlaza a autores que podrían conformar una escuela castellano y leonesa. «Casi siempre se habla de la valenciana o la asturiana, pero también se pueden encontrar semejanzas entre los autores de esta comunidad (en torno al paisaje, las costumbres de esta tierra)». Y la comisaria de la muestra ofrece nombres: Demetrio Monteserín, García Zurdo, Pablo Ransa o Manuel Sierra (todos ellos, con obras en la exposición). «Parece que esta escuela se ha quedado atrás en relación a la de otras comunidades», admite.
«Es una muestra para visitar con el corazón, porque nos habla de nuestras abuelas, de nuestras madres y hermanas», añade Martínez, quien anima a fijarse en dos esculturas alusivas a la maternidad, una de ellas del zamorano Baltasar Lobo.
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La muestra –se estrena en Valladolid y luego recorrerá otros puntos– se articula en torno al patrimonio artístico custodiado por Fundos, la entidad privada sin ánimo de lucro que difunde la colección heredada de la extinta Caja España-Duero-Soria, con sede principal en el Museo Casa Botines Gaudí, en León.
José María Viejo, director general de la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos), insistió en que «la mujer es la auténtica protagonista» de esta muestra. Superadas las representaciones prototipo en las que la Virgen María, y las santas eran modelo, muchos artistas empiezan a mostrar a la mujer desde una perspectiva real. Sus sentimientos adquieren protagonismo. «La pintura contemporánea permite una nueva visión de la realidad, en la que se multiplican las imágenes que reflejaban en una variedad de aspectos de la vida real y cotidiana de mujeres», añaden desde la organización de la muestra.
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La exposición se articula en torno a varios epígrafes. El primer alude a la mujer «esposa», con piezas que incluyen desde los matrimonios de conveniencia (a través de las crudas representaciones de los Caprichos de Goya) hasta las imágenes de diferentes parejas «en las que se muestra a las mujeres pequeñas, ocultas, invisibles o en cierta condición de igualdad». En este apartado, además de los grabados de Goya, pueden verse obras de Manuel Sierra ('Mujer que espera', de 1970), Modesto Llamas Gil o Luis García Zurdo (con una 'Sagrada familia', de 1971).
Un segnudo bloque de obras se agrupa en torno a la idea de 'Madres e hijas', de nuevo con grabados de Goya y una gran obra de José Vela Zanetti. «La visión de las madres fue, hasta bien entrada la modernidad, una sublimación e idealización del modelo femenino». «El mito del amor materno como algo único e insustituible se muestra como un pilar ideológico que potencia la responsabilidad materna, exime a los varones de la misma y justifica que todo interés de crecimiento personal quede relegado», puede leerse en las cartelas de la exposición.
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A lo largo del siglo XX, continúa la exposición «se va derrumbando esta iconografía académica y la figura de la mujer, tratada como objeto durante añsos, comienza a reflejar otras realidades». Así, se exponen cuadros vinculados con una mujer social, una mujer íntima y una mujer creadora.
La concejala de Cultura, Ana Redondo, asistió a la inauguración de una muestra que ofrecerá visitas guiadas, de miércoles a domingo, a las 20:00 horas. Es una actividad gratuita, pero que requiere inscripción previa el mismo día de la visita, desde una hora antes de su comienzo, en la propia sala.
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Femenino rural. Sala de La Pasión. Hasta el 3 de abril. De martes a domingo, de 12:00 a 14:00 y de 18:30 a 21:30 h.
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