Luisa Roldán, pionera del barroco y pintora de reyes, renace en el Museo Nacional de Escultura

Con 'Luisa Roldán. Escultora real', el Museo Nacional de Escultura brinda la primera exposición monográfica dedicada a una mujer artista. En el Palacio de Villena se han reunido 32 piezas de la escultora sevillana que comparten espacio con las de artistas coetáneos siguiendo un recorrido cronológico que reproduce el contexto artístico y social de una imaginera que trabajó principalmente en Sevilla, Cádiz y Madrid.

Nacida en una familia de doce hijos, destacó en el aprendizaje del modelado de madera policromada y en el dibujo en el taller paterno de la capital hispalense. El obrador del escultor Pedro Roldán fue cantera también para algunas de sus hermanas y su sobrino, y allí conocería también a Luis Antonio de los Arcos, su marido en contra del parecer de sus progenitores. Con él formaría equipo independiente hasta afianzar un estilo personal que le facilitaría encargos de cofradías y conventos, extendiendo su fama a ciudades como Cádiz, donde talló el 'Ecce Homo' (1684) de la catedral.

De las ciudades andaluzas daría el salto a la corte en Madrid, llamando la atención su estilo para esculpir pequeñas obras en barro cocido policromada al gusto de la época «El realismo dramático, la minuciosidad en el tratamiento de rostros y vestimenta son rasgos definitorios de una artista excepcional, la primera en acceder a los encargos de la corte», destaca Miguel Ángel Marcos, conservador del museo y comisario de la muestra junto a Pablo Amador, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Que Luisa Roldán haya pasado desapercibida frente a otros autores contemporáneos como Pedro de Mena lo atribuye Marcos a «su condición de mujer; ha habido una cierta minusvaloración de su genio detrás del de su padre, Pedro Roldán, el gran escultor sevillano. Desde los medios científicos se sabía que era una figura relevante pero a nivel popular había quedado opacada». Su obra se contextualiza en la muestra con tallas y pinturas de Valdés Leal, Pedro Roldán, Luca Giordano, Antonio Palomino –del que se exhibe un retrato de gran tamaño de Felipe V– o Lucas Jordán, su influencia más patente. Llaman la atención dos Niños Nazarenos, encargados por Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos II. Avatares históricos en el transcurrir de los siglos llevaron a una de las tallas al convento madrileño de San Fermín de los Navarros, y otra acabó en el de San Antón de Granada. «Es la primera vez que vuelven a estar juntos desde 1692», se congratula Miguel Ángel Marcos.

En las salas del Palacio de Villena la traza escultórica de Roldán en vírgenes y escenas religiosas de pequeño formato contrasta con otras obras de gran tamaño, como un San Fernando o San Dimas y Gestas, pertenecientes al paso procesional sevillano de la Exaltación.

En 2017 el Museo Nacional de Escultura logró cubrir un gran vacío con la adquisición de dos grupos escultóricos: el relieve de 'Virgen de Atocha' y la 'Cabalgata de los Reyes Magos', un conjunto de 19 piezas de madera pintada. Dos años más tarde se sumaría la 'Virgen con el Niño y San Juanito, y en 2021 la 'Virgen de la leche', completando así diferentes etapas de la artista sevillana que ahora se pueden contemplar en una muestra visitable con entrada gratuita hasta el 9 de marzo de 2024. Un escalón más –«Cumplimos un viejo anhelo», en palabras del conservador del Museo Nacional de Escultura– en el conocimiento de La Roldana, tras la gran exposición que se le dedicó en 2007 en el Real Alcázar de Sevilla.