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Manuel Velasco, en la Galería Javier Silva. Aida Barrio

Los horizontes oxidados de Manuel Velasco

Las pinturas de 'Orilla', en la galería Javier Silva, animan a la utopía a partir de la incertidrumbre de quien se lanza al mar para sobrevivir

Victoria M. Niño

Valladolid

Viernes, 13 de junio 2025, 18:26

La orilla es el límite, el punto vista, el de llegada y partida. A veces se el otro lado, las más, un infinito hacia el ... que avanzar, el horizonte. Manuel Velasco (Valladolid, 1966) ha reunido en 'Orilla' algunas de sus últimas obras que pueden verse en la galería Javier Silva. Buena parte de ellas están inspiradas en el viaje de los migrantes que cruzan el mar en busca de una vida mejor. «No solo escapan, sino que persiguen algo», dice quien tiene el estudio en un polígono industrial clausurado en Barcelona.

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Ver las puertas de las naves industriales carcomidas por el óxido le llevó a jugar con esa estética. Sus lienzos se descuadran del bastidor, dejan en algún lateral el lino al descubierto. «Intento desvelar el trampantojo, el engaño que es la maravilla de la pintura, crear perspectivas, efectos de profundidad. Empecé a mostrar el cuadro desplazado en el lienzo como si fuera una ventana».

A Velasco le fascina la idea de la decadencia, del desgaste. Aunque trabaja con lienzo, crea el efecto de planchas de acero oxidadas. «Juego con el accidente y la intención. Preparo el lienzo como en la pintura clásica, con una imprimación de cola de conejo que se utiliza para estabilizar el color. Yo lo uso en sentido contrario. Sobre eso aplico otra base de micas que lo inestabiliza y crea el efecto de óxido. El hierro reacciona a la pintura y la humedad. Aplicado el color, luego lo fijo con un barniz».

Velasco se siente paisajista. Durante un lapso de tiempo recorrió otras lindes, aunque al final «uno acaba siendo lo que es». Hay paisajes y horizontes, inasibles, como la utopía que con su sola existencia permite avanzar hacia ella, cita Velasco a Fernando Birri.

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Conoce los colores, alterna tonos que emparejan bien y deja que unos se metan en el 'terreno' aparente el otro. Orillas lejanas alternan con otras que se reflejan en el agua. Hay una montaña que también puede ser el oleaje del mar visto desde el barco. «Quiero hablar sobre la idea de lo poroso, de los permeable, de que cabe otra manera de pensar menos pura más mezclada con la de los demás». Hay tres cuadros de la espesura, que apuntan la falta de horizonte, el enmarañamiento de quien no puede ver más allá.

De otra serie anterior, 'Telones de acero', hay tres parejas de cuadros en los que trabaja desde la abstracción un mundo polarizado en el que pese a las separaciones también hay puntos de encuentro, de intercambio. Manuel Velasco pinta en Barcelona, donde trabaja como diseñador textil.

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