La Fundación Segundo y Santiago Montes celebra sus 30 años con un homenaje a María Calleja
Formó tándem con Cati Montes al frente del proyecto educativo en El Salvador y el programa cultural en Valladolid
Al poco de llegar a Valladolid, María Calleja, que venía a organizar la obra social y cultural de la Caja de Ahorros Provincial, luego Caja ... España, conoció a Cati Montes y se hicieron amigas. La profesora de la Universidad de Salamanca tomó las riendas de una criatura familiar, la Fundación Segundo y Santiago Montes. «Decía que la muerte se la puso en sus manos», recuerda María. Y es que fueron muriendo sus hermanos, tras Segundo (jesuita asesinado en El Salvador) y Santiago (pintor), el resto. Cristina era la que se ocupaba de la Fundación, pero también falleció.
María Calleja formó tándem con su amiga, aportando su conocimiento técnico. Vicepresidenta desde el inicio, en la tarde del viernes ha recibido el reconocimiento de amigos y socios de la Fundación que celebró los 30 años de este proyecto educativo en El Salvador y cultural en Valladolid. La sala de la calle Núñez de Arce lleva tres décadas organizando exposiciones y sesiones de poesía.
Cati y María fueron juntas tres veranos a El Salvador, donde la Fundación ha construido escuelas de formación profesional, comedores y viviendas. «Allí Cati era Dios, la veneraban. Siempre teníamos que ir con una bolsa llena de caramelos, lápices, algo para dar. Pagó para que las familias dejaran ir a los niños al colegio en vez de mandarlos a trabajar», recuerda María.
En España recogían material, libros, enseres, material escolar, hasta aparatos de quirófanos obsoletos. Através de un armador en Bilbao se lo hacían llegar. «Una vez allí había que custodiarlo hasta el poblado, si no se lo quedaba el Gobierno. También a nosotras nos ponían un guardia a puerta de nuestra habitación con un kalasnikov».
Ayer fue un día de recuerdos que fueron surgiendo en una mesa redonda moderada por Ignacio Guerra y que contó con la presencia de Carmen González, Luis Marigómez, Ramón Ortega Montes y Manuel Sierra.
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