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José Cereijo, en los Viernes del Sarmiento.
José Cereijo sopesa las ventajas de la madurez en ‘Los dones del otoño’

José Cereijo sopesa las ventajas de la madurez en ‘Los dones del otoño’

Javier Lostalé presentó al poeta gallego en la lectura de los Viernes del Sarmiento

Victoria M. Niño

Lunes, 18 de enero 2016, 10:56

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Un poeta metódico presentó a otro volcánico en la sesión de ayer de los Viernes del Sarmiento. Javier Lostalé, que escribe poemarios estructurados desde el título, introdujo a José Cereijo, que acaba de publicar Los dones del otoño, poemario escrito en 2010. Desde entonces no le ha vuelto a visitar la musa poética, no ha tenido nada que decir en ese medio. La cita se celebró en la sede central del BBVA, en Valladolid.

José Cereijo (Redondela, 1957) se rodea de una biblioteca selecta, decantada a través del tiempo y que ha ido quedándose con los clásicos, «con los poetas muertos». De uno de ellos, de Keats, surge esta evocación al otoño como representación de la edad madura.

«Tengo 58 años, eso procura una visión de la vida diferente, siempre subrayando el lado positivo. Keats se refiere al otoño estacional, yo al vital. Si pensamos en una vida generosa de 100 años, le tocan 25 a cada etapa, yo estoy en el otoño», dice el pontevedrés afincado en Madrid. «Hay aspectos que no tienen otras edades. Ves el pasado con cierta distancia, cierta comprensión que no tenías antes. Lo antiguo vuelve de otra forma a los poemas».

Esa serenidad y objetivación va acompañada de la pérdida. «Con la edad notas la falta de los que se han ido. Mi padre murió joven, a los 49 años. Si pienso ahora en mi padre, se da la paradoja de que lo hago en alguien menor que yo».

Por otra parte reconoce que «con 20 años uno tiene la frescura y la inminencia en la reacción a los estímulos, que hace que se consuman pronto. Cuando eres mayor, eso cambia y hace que las cosas vividas te impacten más duraderamente, tienen una cola que puedes prolongar, una resonancia mayor». Los dones del otoño (Pre-Textos) es una colección de poemas escritos durante un mes en 2010. «Siempre escribo poemas, no libros. Son poemas reunidos, no al azar, sino que pertenecen a una misma racha, a un periodo concreto. Hay cierta unidad no intencionada, sino devenida de su coincidencia en el tiempo». Reconoce el autor de Las trampas del tiempo (Hiperión) que su quinto poemario, es más largo de lo habitual en su trayectoria.

Quien comenzara en la poesía como ferviente adorador del Baudelaire de Las flores del mal, ha ido cambiando sus preferencias y sus referencias. «Esa fascinación que me llevó a escribir malas imitaciones durante mucho tiempo, desapareció. Decidió mi vocación, pero ya no es tan importante». Desde Homero hasta Gil de Biedma, sus poetas universales ocupan sus estanterías cercanas, «con alguna concesión a los libros de los amigos, de poetas vivos, como Javier Lostalé».

Entre llamada y llamada de la poesía, género que concibe como «una exploración y un descubrimiento», Cereijo ensaya y traduce. Tiene entre manos una traducción de Keats y otra a cuatro manos con su mujer de Emily Dickinson.

Haikus y ensayo

«Comencé a traducir porque no me convencían las versiones que leía de Keats. La relación entre lengua y poesía es curiosa porque puedes recordar versos de tu propia lengua, los poemas en otra te quedas con la idea pero no permanece la forma.Lo bueno de leer poetas en otras lenguas es que te muestran distintas maneras de vida, amplías tus horizontes». Autor de La amistad silenciosa de la luna, haikus (Pre-Textos), el escritor recuerda que se autoimpuso esa forma «no porque tratara de ser japonés, sino por la influencia de la poesía clásica oriental, tanto china como japonesa, que me atrajo porque quizá tenía yo algo dentro parecido».

También aparecerá este año una recopilación de artículos de José Cereijo en Siruela. «Siempre estoy escribiendo, pero la poesía surge, no soy de forzar, cuando tenga algo que decir volveré. No se puede prever».

Además de los títulos citados, José Cereijo ha publicado poemarios como Límites y Música para sueños (Pre-Textos), y el libro de relatos Apariencias (Renacimiento). Ha sido incluido en varias antologías y colabora en varios medios de comunicación. Suya es la antología poética de Leopoldo Panero Memoria del corazón (Renacimiento).

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