El viñedo pega «el estirón» con las lluvias tras dañar el pedrisco seis mil hectáreas
Las Denominaciones de Origen confían en obtener una buena cosecha
Susana Gutiérrez y Silvia G. Rojo
Domingo, 9 de julio 2023
En una comunidad tan extensa como la castellano y leonesa, mientras unos se preparan para iniciar la campaña de vendimia en apenas quince días, otros lo ven más lejano, casi a unos tres meses vista. La denominación de origen protegida que va a dar el pistoletazo de salida es la de Cebreros, los primeros días del mes de agosto, con su variedad Albillo Real. «No nos queda mucho para empezar», comenta la directora técnica, Marta Burgos, «viene bastante adelantado, como el año pasado, pero luego con el calor se bloqueó la maduración así que suponemos que sucederá lo mismo».
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En esta zona abulense, en lo que a fenómenos meteorológicos se refiere, «no ha habido nada importante, teníamos miedo a las lluvias y a las temperaturas más bien altas que son una fiesta para los hongos, pero parece que no ha habido ningún foco importante de oidio y mildiu». El temor actual son las granizadas, «crucemos los dedos», sugiere, «pero si todo sigue así, la cosecha será buena, al nivel de la del año pasado».
En Rueda, «las últimas lluvias han venido bien al viñedo, estaba un poco parado y ha pegado el estirón, aunque ya venía de una situación de vegetación relativamente buena para la falta de pluviometría», comenta el director técnico de esta denominación, Jesús Díez de Íscar. Esas lluvias de mayo y junio a las que hace referencia «han ayudado mucho a la floración, el cuajado ha sido relativamente bueno, con el corrimiento lógico del verdejo, así que de momento todo va bien, atentos a los tratamientos que es lo que se está haciendo ahora».
El temor hasta el final de ciclo es el mismo en todas las zonas de calidad: las tormentas que puedan hacer un daño importante, aunque hasta el momento «ha habido un poco de pedrisco en zonas localizadas, no es importante y las heladas también han afectado a zonas puntuales, eliminan algunas yemas y luego reducen floración y cuajado, pero tampoco son importantes a la hora de que puedan reducir la producción».
Con todo este planteamiento, «las previsiones son buenas», añade el director técnico de Rueda, la vegetación de los viñedos es muy buena para afrontar este final y llegar al envero a finales de este mes».
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Adelanto de ciclo en Ribera
En Ribera del Duero, el ciclo de la viña lleva una semana de adelanto respecto a los que se considera la media de un año normal. En cuanto al estado de las parcelas es «desigual», en una situación marcada por aquellos viñedos que han sufrido las consecuencias de las heladas de primavera y el pedrisco de varias tormentas localizadas en puntos concretos de la zona de calidad. En el resto de las parcelas, a casi tres meses para el comienzo de la vendimia, el estado del campo está bien y se aventura que la cosecha será corta, incluso podría situarse por debajo de la del pasado año, cuando se recogieron 104 millones de kilos de uva amparadas por la Denominación de Origen.
«Pasa lo de siempre, donde hace unos días pegó una helada o piedra, ahí se va a reducir la cosecha en el porcentaje que afectase, pero el resto de campo viene muy bien. Temíamos por el cuajado porque esos días de la floración hubo algo de aire y de lluvia. Sin embargo, ha tenido en general muy buen cuajado», explica el director de Experimentación de Ribera del Duero, Alberto Tobes. En cualquier caso, recuerda que hasta la vendimia «falta mucho tiempo», y advierte que habrá que esperar a ver cómo evoluciona este final de ciclo.
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El adelanto de una semana coincide con la situación vivida el pasado año, ya que en esta misma época de 2022 el estado era similar. En lo que se refiere a la sequía y la presencia de agua, también tiene una marcada diferencia respecto a las distintas zonas geográficas de esta amplia DO. «Vamos mejor en general. Hay localidades, como en la zona de Aranda, donde hay déficit en cuanto a un año medio, pero hay otras como San Esteban de Gormaz que tiene superávit», precisa Tobes. Al respecto, aclara que de la media de las cinco estaciones meteorológicas que tiene repartidas el Consejo, los datos se sitúan en un año medio porque «los pequeños chapacitos han hecho que no haya ido tan mal, eso sí, donde no ha caído agua, la situación es parecida a la del año pasado».
En el último informe del estado del viñedo, con fecha 30 de junio, la principal helada de primavera en Ribera del Duero se sitúa el día 17 de mayo, con temperaturas de dos y tres grados bajo cero. «En alguna zona, los daños sí fueron de consideración. Los pueblos más afectados fueron La Aguilera, Quemada, Zazuar, Peñaranda de Duero, Hontoria de Valdearados, Baños de Valdearados, parte de Aranda, Castrillo de la Vega, Fuentelcésped, Hontangas, Gumiel de Izán y Gumiel de Mercado». En el estudio se especifica que «la afección fue muy diversa dependiendo de factores como la orientación, la altitud o tipo de suelo, pudiendo ver viñedos con un elevado número de brotes dañados y, sin embargo, en apenas 200 metros, encontrar otros majuelos que no sufrieron apenas daños». Constata que los viñedos más afectados han perdido «buena parte de la producción», pero han «salvado la poda de la próxima campaña». En el informe también se alude a las tormentas de pedrisco vividas en Ribera en el mes de junio que «no han afectado a zonas muy extensas», pero han dejado daños en Peñaranda, La Vid, Hontoria de Valdearados, Santa Cruz de la Salceda y Fuentelcésped, entre otros.
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Bodegueros y Viticultores
Desde la Asociación de Bodegueros de Ribera consideran que las expectativas son buenas, pero advierten de que todavía es pronto para hacer una previsión definitiva. «La cosa va bien, pero es algo preliminar, ya iremos viendo a lo largo del verano, dependemos del tiempo y veremos cómo se va a comportar al final», considera el presidente del colectivo de elaboradores, Iker Ugarte. Precisa que «las heladas de primavera afectaron a la zona desde Aranda hasta Soria de manera irregular, en la misma parcela hay diferentes niveles en cuanto a desarrollo de uva. En el resto está homogéneo, estamos pasando de guisante a cierre de racimos». Asimismo, hace hincapié en que en la zona no afectada la cosecha es «buena» y cree que las lluvias caídas en primavera «han hecho que la planta crezca y lo haga bien».
En el campo confirman también que hay desigualdad en la situación de las parcelas. «En la misma viña puedes tener muchas diferencias, pero la viña de momento está muy sana.», detalla el viticultor, Daniel Maestre. En general, el sector productor habla de una cosecha corta, incluso por debajo de los 100 millones de kilos y auguran en algunos casos que las inclemencias climatológicas han llegado a tocar el 30% de la superficie.
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Los datos de Agroseguro
En este sentido, desde Agroseguro confirman que hasta el momento, han recibido partes que afectan a 19.040 hectáreas siniestradas en toda la región. Las provincias que muestran datos más significativos son Burgos, con 8.895 hectáreas, y Valladolid, con 8.212. En Segovia la cifra se sitúa en 822 hectáreas, otras 722 en Soria, 208 en Ávila, 81 en Palencia, 42 en León y 55 en Zamora. De manera más detallada, las heladas han afectado a 12.745 hectáreas de las que 7.658 están en la provincia burgalesa. Las dos heladas más fuertes se produjeron el 5 de abril y el 17 de mayo, «una helada muy tardía y con daños importantes», matizan fuentes de Agroseguro.
El pedrisco ha hecho mella en 5.748 hectáreas, y los daños se vienen registrando desde el 28 de abril. Durante el mes de junio, «han entrado partes por pedrisco prácticamente a diario, especialmente durante la semana del 12 al 20 de junio». Completan los riesgos la lluvia/inundación, con 184 hectáreas; fauna otras 125 hectáreas y otros motivos sin especificar, 238 hectáreas.
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Con estos datos, y a falta de varias semanas para cerrar la campaña e iniciar la vendimia, el año 2023 ya es el de mayor superficie siniestrada de viñedo en los últimos años y también lo será de indemnizaciones. A finales de mayo, en concreto, la estimación rozaba los 15 millones de euros. El informe de siniestralidad de junio se conocerá la próxima semana.
Si se echa la vista atrás durante los últimos cinco años, el mayor número de hectáreas siniestradas se registró en 2021, 16.471, con indemnizaciones abonadas por valor de 9,76 millones, por lo que este ejercicio va a superar de lejos esas cifras.
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Toro y Cigales
En estas dos denominaciones de origen, el ciclo de la vid transcurre sin incidencias. Toro vive una campaña con un gran estado sanitario y sin inclemencias climatológicas destacadas. «Va bien. El estado sanitario del viñedo es satisfactorio, no hay ningún tipo de hongos, ni oidios, ni mildiu, es satisfactorio. Las lluvias han sido localizadas, se han hecho los tratamientos adecuados y en el campo no se ven síntomas», narra el director técnico de la DO, Santiago Castro. En cuanto al estado del viñedo, incide en que se encuentra «un poco más de tamaño guisante», precisando que «el cuajado ha sido bueno, se ve cantidad, no ha habido problemas destacados». Sobre el desarrollo, Castro confirma que se sitúa dentro de la media de los últimos diez años. «Venía un poco adelantado, aproximadamente una semana, pero con las lluvias se ha igualado, con lo cual el envero se espera a principios de agosto».
En lo que se refiera la sequía, el responsable técnico de Toro confirma en que «no se nota», incidiendo en que «la estadística nos dice que estamos sobre 100 litros por encima de la media de la última década». Castro concluye que a pie de viñedo en Toro «no hay nada raro, sigue el crecimiento de la uva normal», pero advierte de que habrá que «ver cómo transcurre el tiempo». Sobre el estado sanitario futuro, augura que «la polilla no se ha notado en primera generación no ha habido captura, en segunda suponemos que tampoco, no creemos que genere problemas».
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Por su parte, la directora técnica de la DO Cigales, Águeda del Val, concluye que «a pesar de los pesares, con esta temperatura y humedad que ha habido y con todo el mundo preocupado, las viñas están muy sanas. En cuanto estuvo dos días sin llover, se empezó a tratar así que lo que podemos decir es que de mildiu está limpio y de oidio se ha tratado, pero en palo suele ser endémico». Del Val insiste en que «las cepas están muy bien, incluso el follaje tiene agua y ha ido filtrando por lo que la reserva hídrica viene bien».
El año pasado, casi de manera inesperada y gracias a la lluvia que cayó en plena vendimia, se alcanzaron los nueve millones de kilos, este año se confía en alcanzar los ocho porque la cosecha viene bien pero todo dependerá de lo que suceda entre finales de agosto y septiembre. De momento, heladas y granizo han pasado de largo por esta zona de calidad.
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En época de despunte en el viñedo
El año vitícola está plagado de labores en las que se busca mejorar el desarrollo de la planta para obtener un fruto de la mayor calidad posible. En la Denominación de Origen Ribera del Duero, el viticultor Nacho Rincón trabaja estos días en las tareas del segundo despunte de sus viñedos situados en la localidad burgalesa de Moradillo de Roa. Una práctica que, según detalla, tiene varios efectos positivos en la uva. El despunte mejora el soleamiento de los racimos y la aireación para evitar enfermedades como la podredumbre gris o el mildiu. Además, facilita el paso de las máquinas de cultivo y los tratamientos. El primer despunte es el más importante; suele hacerse justo antes de la floración, para que la energía producida por las hojas adultas se desvíe y migre hacia las inflorescencias.
Rincón pone el acento en la importancia de estas tareas que realiza cada año. «La máquina despuntadora lo que va a hacer es, con la cuchilla lateral horizontal, dejar todo el viñedo igualado a la altura que queramos, despuntando los pámpanos. Eso va a limitar el crecimiento y vamos a hacer que todo el viñedo crezca de la una manera regular. Con este nuevo despunte, vamos a mejorar el soleamiento de los racimos y la aireación para evitar enfermedades», detalla el viticultor mientras realiza estas labores acompañado de la máquina específica para ellas.
Hasta llegar a este punto, el viticultor de Moradillo de Roa incide en que ha realizado una serie de trabajos previos que califica como fundamentales para garantizar un fruto de extraordinaria calidad.
«Hemos hecho un trabajo previo de poda en verde, donde hemos dejado la poda de invierno con dos brotes principales. Luego hemos hecho un desniete, eliminando todos los brotes secundarios. Se nos va a quedar toda esta zona despejada, vamos a mejorar maduración y vamos a hacer que enfermedades como el oidio o el mildiu, no afecten tanto», recalca el productor ribereño. Al quitar el exceso de vegetación, también se consigue que disminuya drásticametne el consumo de agua.
Asimismo, con las labores de despunte, se suprime la extremidad de los sarmientos, evitando el mayor desarrollo longitudinal de la planta que estará más compensada y hará ganar mayor volumen en los racimos. Algo que también propiciará unos sarmientos más uniformes para el próximo año tanto en el grosor como en las yemas.
Más allá de las labores actuales de despunte, el viticultor hace también hincapié en la situación de sequía que se arrastra en la zona de calidad que «parece hacerse crónica». Según la estación meteorológica situada en sus viñedos, «nos falta un cuarto de las precipitaciones del año pasado a esta altura, que fue ya muy seco». En este sentido, recalca que el agua que se haya infliltrado durante el ciclo en el suelo «es muy valiosa y debemos protegerla, reduciendo el laboreo y, si es el caso, segando las adventicias y dejándolas de sombreo de la superficie del suelo.
Por su experiencia de años de viticultor, augura una cosecha corta para la campaña 2023 marcada por las afecciones provocadas por las inclemencias climatológicas y la falta de agua. Rincón pronostica también que «este año se vendimiará pronto» y el tempranillo se comenzará a recolectar a mediados de septiembre.
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