Tractorada atronadora
«El campo está cabreado y la solución no es sencilla. Quien lo venda así, miente. Se puede demonizar a la UE, pero la PAC deja sólo en subvenciones en Castilla y León 923,9 millones de euros anuales»
Las tractoradas colapsan sin miramientos las ciudades y elevan el campo a portada informativa. Con múltiples lecturas. La primera, que no puede subsistir nadie que ... trabaje a pérdidas. Si la venta de tu producto no cubre costes, malo. El problema de precios en el campo y la ganadería es recurrente. Revienta de cuando en cuando y, en esta ocasión, suma las quejas por los requisitos burocráticos y medioambientales que impone la Unión Europea y que dificultan la actividad de un sector que ve cómo entran alimentos de otros continentes más baratos y sin esas cargas.
Que el agricultor reciba por tres puerros unos 20 céntimos y ese minimanojo se venda a 1,99 euros en el supermercado es el pan de cada día en una cadena en la que entre el labrador y el cliente se empotran el asentador local (las más de las veces vecino del productor), intermediarios, mayoristas y tiendas, supermercados o grandes superficies de venta final que asumen labores de conservación y transporte. El margen de negocio de cada eslabón parece, a tenor de las tractoradas, bastante descompensado. A los precios les afectan de lleno las importaciones de otros países más laxos en derechos laborales y menos mirados con el uso de herbicidas, pesticidas y, en el caso de ganado, de fármacos vetados aquí.
Eso abre un ramillete de reflexiones. La primera es por qué se permite la entrada de alimentos con menos garantías sanitarias. La segunda es que quienes los compran son generalmente operadores españoles en un entorno de libre mercado en el que cualquier medida es sensible, porque España y Castilla y León también exportan carne y vegetales. Y la tercera enfoca al consumidor, personas como usted y como yo que tenemos en nuestra mano elegir entre producto español con garantías sanitarias probadas y alimentos de otros países producidos en muchos casos con sustancias aquí prohibidas.
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Si se anima a hacerlo, encontrará dos escollos. El primero, dar con el lugar de origen del producto en el paquete y no confundirlo con el lugar de envasado. El segundo es la diferencia de precio. Allá va un ejercicio práctico con el carro de la compra. Zona de pastas y legumbres. Comparten estante dos firmas leonesas. Parece que venden lo mismo, pero no. Una envasa garbanzos, lentejas y alubias españolas. Su precio: 3,94, 4,65 y 4,19 euros el kilo. La legumbre de la otra parece de León, pero es de EE UU, de Canadá y de Argentina. A 2,99 euros el kilo de garbanzo y lenteja y a 3,65 el de alubia. Más barato, incluso con el transporte transoceánico. Optar por el nacional supone contar con un salario que lo permita y reajustar prioridades de gasto. También valorar cómo se ha producido ese alimento y tomar conciencia del papel que juegan agricultores y ganaderos en mantener poblado y cuidado el medio rural y en garantizar una despensa autosuficiente.
El campo está cabreado y la solución no es sencilla. Quien lo venda así, miente. Se puede demonizar a la UE, pero la PAC deja sólo en subvenciones en Castilla y León 923,9 millones de euros anuales. Un año tras otro. La PAC se acuerda en Bruselas entre los países miembros de la UE y la gestionan en gran medida las autonomías. Mucho intermediario en el que diluir responsabilidades. Seguro que pueden ajustarse requisitos y reducir una burocracia que apabulla con papeles y teletrámites crecientes. Una situación que aconsejaría reforzar las oficinas agrarias comarcales de la Junta para ofrecer una asesoría efectiva y que resulta impensable en centros, sobre todo los más alejados de las capitales, en los que cunden las vacantes.
Mientras tanto, los agricultores toman las ciudades con sus tractores renegando de las organizaciones agrarias y en protestas sin comunicar, al margen de la ley. Tractoradas espontáneas que es de suponer alguien organiza, por la efectividad del colapso de ciudades como Valladolid. Con estampas de ambulancias en atascos y de tractores cortando vías principales a mansalva o atravesando por el viaducto del polígono de Argales, recién reparado y cerrado al tráfico pesado por su delicada situación. A las bravas.
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