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Hemiciclo de las Cortes de Castilla y León en uno de los últimos plenos. Mar García
El Escaño 82

En puertas de elecciones: ir en una candidatura es aprender a tragar sapos

Los codazos de quienes quieren seguir a toda costa conviven con las reticencias, más que nunca, de personas con currículum o experiencia laboral a dar el salto a la política por lo que supone de tizne reputacional

Susana Escribano

Valladolid

Sábado, 22 de noviembre 2025, 17:08

Lo mismo se te quema media provincia siendo procurador del PP y puede tocarte votar en contra de mejorar el operativo de extinción de incendios ... , que defender a capa y espada como socialista que Carles Puigdemont es (o era) un progresista pata negra. Ir en una candidatura electoral, ya ve, supone aprender a tragar sapos. Y a digerirlos.

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No es algo nuevo, pero el sapo es un plato cada vez más habitual en un menú político de argumentos escorados y minorías que obligan a arrimarse a gente poco potable. Incorporarse a una candidatura supone hoy más que nunca renunciar al libre albedrío intelectual, que quedará sometido a la disciplina de voto y a argumentarios muchas veces groseros, que incluso atentarán contra principios éticos. Y, a veces, contra el sentido común y la realidad que viven sus vecinos. Hay ejemplos para aburrir.

Lo que manden desde el partido, de votar en contra de iniciativas que benefician a tu territorio a justificar comportamientos de compañeros que no defiendes en privado

Castilla y León celebrará elecciones en marzo y los partidos preparan candidaturas. En esta tarea se agudiza el contrasentido que dibujan de un lado los codazos de los que quieren seguir a toda costa y, de otro, las reticencias de personas con currículum y experiencia laboral a dar el salto a la política cuando se lo proponen. Esto último es pésimo, porque socava la robustez de lo público.

Ser político hoy es pelear contra el tizne. Supone aceptar mirar hacia otro lado, cuando no defender tapándose la nariz a personas como Carlos Mazón o Leire Díez. Asumir que empresas que sostenían la cátedra y el máster de Begoña Gómez no lo hacían porque fuera la esposa de Pedro Sánchez, pese al currículum raquítico de esta. O que tiempo atrás, en Valladolid, la concentración de familiares del entorno del PP en un bloque de viviendas protegidas de Villa del Prado, con pisos a precio de ganga en esa zona, era algo casual.

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Hay sapos que sirven en Madrid o en Bruselas y otros más próximos. Como ser procurador del PP por Valladolid, entrar en el Hospital Clínico y tomar conciencia de que en los últimos presupuestos, un año tras otro, has votado a favor de unas cuentas sin dinero para avanzar en una reforma integral que la Junta prometió culminar en 2015. En el presupuesto en vigor, el de 2024 prorrogado, esas partidas famélicas para adecuar el hospital que atiende a la mitad de la población vallisoletana y con servicios referencia para otras provincias las votaron también los procuradores de Vox. En las cuentas que la Junta había armado para 2026, la renovación del Clínico seguía en coma inducido.

Raúl de la Hoz e Iratxe García, eurodiputados de PP y PSOE y dirigentes de estos partidos en Valladolid.

Tampoco resultó fácil para integrantes del equipo de dirección del Grupo Popular de las Cortes justificar la doble retribución de Raúl de la Hoz, en la sombra gracias a que no había regulación de incompatibilidades. Un vacío legal que permitía que un procurador con dedicación exclusiva al escaño, pagada al precio de 100.000 euros brutos anuales, pudiera cobrar otros 40.000 atribuidos a actividades como abogado.

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De la Hoz se mueve ahora por Bruselas. Como la socialista Iratxe García, la de la foto que habilitó a Carles Puigdemont como socio de investidura, en una instantánea que revienta cualquier álbum político. Un sapo 'premium', porque el tercer retratado en ella es Santos Cerdán, acusado de corrupción e inquilino hasta el miércoles de la prisión de Soto del Real. Y sapo es que dirigentes del PSOE regional asuman mansamente que los catalanes merezcan una «financiación diferencial» o un mínimo del 20% del dinero para infraestructuras de los presupuestos estatales. ¡Viva el derecho al acceso en equidad a los servicios públicos de los ciudadanos, con independencia de donde residan!

Luis Fuentes, cuando era presidente de las Cortes por Ciudadanos, con Alfonso Fernández Mañueco. Alberto Mingueza

Incluso en partidos que presumían de regeneración se han servido sapos de órdago. Cs vistió de renovación apoyar en 2019 la continuidad de 34 años de gobiernos del PP en Castilla y León haciendo presidente a Mañueco. De aquella digestión queda Francisco Igea, que cierra etapa como llanero solitario haciendo penitencia como látigo inmisericorde de quien fue su pareja política, y cinco excompañeros que han endulzado el sapo de los desaires que les infligían desde el PP cuando eran socios buscando cobijo entre los populares. Alguno, como Luis Fuentes, completando años de cotización en puertas de jubilación a razón de 67.570 euros brutos anuales.

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Los sapos, con parné, pueden parecer manjares, pero sapos son.

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