Un punto de apoyo. Es lo que se requiere para utilizar la fuerza de una palanca y mover desde dentro, si es el caso, un ... Gobierno de coalición. El punto de apoyo con el que Alfonso Fernández Mañueco hizo palanca para sacar de sitio sus socios de Cs fue la sanidad. En concreto, la reforma de la asistencia rural que planteaban la consejera Verónica Casado y el vicepresidente Francisco Igea.
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Ese resorte sobre el que hizo fuerza el PP quedó a la vista de todos en el primer pleno autonómico de septiembre de 2021, hace dos años, cuando en las Cortes el PP, sin informar a sus socios de Cs, se puso el pacto por montera y votó con el PSOE contra una reforma que promovía la propia Junta. Dos años después, el mismo primer pleno tras la vuelta de verano dejaba entrever cuál será el punto de apoyo sobre el que Mañueco puede hacer palanca en la coalición con Vox: la gestión y los modos del consejero de Industria, Comercio y Empleo.
Son casos diferentes, como el día y la noche, el que rodeó a Verónica Casado frente al que envuelve a Mariano Veganzones, pero comparten la condición de ofrecer al PP un punto de ruptura sobre el que ejercer presión cuando lo estime oportuno un profesional experimentado de la política. Lo es Mañueco y lo son el núcleo duro de dirigentes del partido en los que confía.
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Dos años después de aquella votación en la que los once procuradores de la bancada de Cs se quedaron solos defendiendo la necesidad de reformar la Atención Primaria, especialmente en el medio rural, la situación ha ido a peor. Aquellas cancelaciones de consultas presenciales porque no había profesionales de enfermería o medicina que se desplazaran a consultorios se ha extendido en verano a algunos centros de salud.
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El PP valoró entonces si le merecía la pena asumir el coste de explicar esa reforma a vecinos y alcaldes (Ciudadanos apenas tenía ediles) y no vio beneficio en ello. Al menos, en rédito electoral. Sumó al asunto que las encuestas soplaban a su favor, con Cs trabajándose el desguace actual del partido, y lo aliñó con la puya que suponía que el miembro más valorado de la Junta fuera, tras la gestión de la pandemia, la consejera Verónica Casado. Por delante del vicepresidente y del presidente. Mañueco e Igea aprobaban en un sondeo de junio de 2021 (con un 5,4 y un 5,1), pero Casado superaba el 6 de nota. Con ese contexto, el PP emprendió una campaña de asedio contra Cs en la persona de la titular de Sanidad, con declaraciones críticas, rayando lo belicoso, en la que participó incluso su sucesor, Alejandro Vázquez, entonces portavoz de Sanidad en las Cortes. En diciembre, Mañueco había reventado el pacto.
Ni el caso de Verónica Casado es el de Veganzones ni Vox es Cs, pero el punto para hacer palanca en que Mañueco convirtió a la primera es en este momento el consejero de Industria, que en el pleno del miércoles calificó de «sanguijuelas» a los sindicatos y de «políticas sanguijuelas» a los programas de formación, mediación laboral y asesoramiento que gobiernos del PP, con Herrera y Mañueco, han desarrollado en el Ecyl con UGT y CC OO. Se olvidó el consejero de mencionar esta vez a CEOE Castilla y León. 'Hemos tenido que venir los de Vox', dijo Veganzones, para poner las cosas en su sitio. Le escuchaba, sin mudar la expresión, el consejero Fernández Carriedo. Es un profesional. Antes, Mañueco había recalcado que Castilla y León llevaba 28 meses consecutivos con descenso de paro interanual. Casi dos años y medio. Desde mucho antes de que el PP se asociara con Vox y entraran en escena García-Gallardo y Veganzones. Ese era el mensaje, entre líneas, a su socio.
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Luego, Tudanca y Mañueco votaron juntos una iniciativa sobre financiación y el PP apoyó una moción del PSOE sobre cuestiones relativas al Estatuto de autonomía, de la que se desmarcaron los de García-Gallardo, en la primera cita institucional tras perder 5 de los 6 diputados que Vox tenía en Castilla y León.
Puede que todo eso no sea el origen de nada. O quizás sí.
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