Una mujer joven pasa por delante del escaparate de una inmobiliaria en Valladolid. A Mingueza
Opinión

Castilla y León: seremos aún menos, aún más mayores y estaremos más solos

El INE prevé que la comunidad cuente en 2023 con 16.751 residentes menos, lo que equivaldría a borrar del mapa Tordesillas y Tudela de Duero

Susana Escribano

Valladolid

Sábado, 29 de junio 2024, 17:01

Menos, más viejos y más solos. El INE ha publicado su proyección de población para los próximos 15 años y la traducción de las ... cifras en Castilla y León es esta: 16.751 residentes menos, y los que quedan, de más edad y más solitarios, porque aumentan los hogares con una sola persona. Nada nuevo sobre lo conocido salvo por la constatación de que la sangría del padrón gana intensidad. No la tapona ni la llegada de inmigrantes.

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Mientras el INE publicaba esas cifras con efecto bofetada para Castilla y León, en las Cortes había fiesta de guardar, con el presidente Mañueco defendiendo su gestión en el debate sobre el estado de una comunidad donde para PP y Vox todo son aciertos y para la oposición el suspenso es generalizado.

Entre las cuentas, por duras que sean las del INE, y los cuentos que quedarán para el Diario de Sesiones, opto por mirar la realidad a la cara. Y ahí está el padrón, tirando a mal. Lo que no mejora, empeora, por mucho maquillaje que a veces pongan los políticos autonómicos. Y en población no vamos a mejor. Cuando se habla de habitantes, somos la España que pierde. Junto a Asturias y Extremadura.

El resto del territorio nacional ganará residentes, con una España que concentrará en 2039 la mitad de ciudadanos en cinco comunidades: Madrid, Cataluña, Valencia, Murcia y Baleares. Suman efectivos al padrón, que en contabilidad política son electores. Eso es lo que marca el son al que bailan los políticos. Y casualmente esas son las comunidades que reclaman más dinero de la financiación que el Gobierno distribuye entre las autonomías.

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Esgrimen dos argumentos. O que se aplique reparto por cabeza puro y duro, sin tener en cuenta que la edad y la dispersión geográfica encarecen la factura de los servicios, como hace el Madrid de Ayuso. O defendiendo que son territorios singulares, de pasta más exclusiva y mejor que el resto, como se esgrime desde Cataluña.

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Ambas teorías son calamitosas para Castilla y León. Implican el 'atraco' a los ciudadanos que viven en territorios con menos vigor demográfico, que para colmo surten a los madriles y las cataluñas de mano de obra joven y preparada que empujará su economía con su saber y su padrón con los hijos que tengan, y de energía para sus empresas e industrias. En el pulso por la financiación, Mañueco planta cara con facilidad a Sánchez o a los catalanes, pero también tendrá que hacerlo con Ayuso.

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Y aquí estamos, contando pérdidas. Una vez más. Esos 16.751 vecinos que se evaporarán en 15 años equivaldrían a borrar del mapa Tordesillas y Tudela de Duero. Es evidente que lo que se ha hecho hasta ahora no ha funcionado para atajar un mal que se extiende. La pérdida de habitantes y el envejecimiento se ceba con los pueblos, pero avanza hacia espacios urbanos.

El presidente Mañueco, acompañado de Cuca Gamarra, el miércoles, en las Cortes de Castilla y León. Alberto Mingueza

Se pueden subvencionar los bares rurales, se pueden bajar impuestos a sus parroquianos, se puede crear un cheque bebé (aunque sea incompatible con otros apoyos), se puede mejorar la ayuda de alquiler... Todo puede estar bien, pero son medidas a las que les falta fuerza dada la gravedad de la situación. Deslavazadas y poco conocidas en su conjunto como para causar un efecto de anclaje o atracción de pobladores. La prueba son los recuentos del INE.

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Castilla y León forma parte de la España despoblada para la que el Gobierno de Fernández Mañueco exige un trato diferenciado, con inversiones, apoyo a empresas y fondos para servicios públicos que hagan atractivo vivir en un pueblo. Pero esa demanda estatal también se replica dentro de la comunidad y no hay respuesta clara de la Junta a la doble velocidad que distancia en economía y habitantes al oeste (León, Zamora y Salamanca) y a Soria.

Me resisto a pensar que lo del padrón de Castilla y León no tiene solución. Al menos, habrá que intentarlo. Por egoísmo propio de los que vamos ganando años y, sobre todo, por los que vienen detrás.

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