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Precio de los alimentos
Supermercados y consumidores descartan un frenazo en el consumo por la subida del IVACon el Año Nuevo 2025 el IVA de los alimentos básicos, que estaba rebajado al 2%, ha vuelto a ser del 4%. Esto afecta a productos tan del día a día como el aceite de oliva, la leche, el pan, los huevos, el queso, ... las frutas, las verduras, las legumbres, tubérculos como las patatas, los cereales y las harinas. Paralelamente, el gravamen que se aplica a las pastas alimenticias y los aceites de semillas ha pasado del 7,5% al 10%. Con ello se vuelve a la situación anterior a la crisis económica salvo en el caso del llamado 'oro líquido', que el 1 de julio de 2024 pasó a ser considerado bien de primera necesidad en un intento de abaratarlo.
Tras el festivo de ayer, este jueves 2 de enero han abierto todos los establecimientos comerciales en Castilla y León y por tanto han comenzado a aplicarse de los nuevos precios derivados del cambio en el Impuesto sobre el Valor Añadido. Una subida en la cesta de la compra que impacta directamente en nuestros bolsillos, pero ante la que poco se puede hacer porque «comer hay que comer». Es lo que constatan tanto la patronal regional de los supermercados como las asociaciones de consumidores de la comunidad autónoma, que descartan un frenazo en las ventas como consecuencia de ese incremento.
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Es lo que opina la gerente de la Asociación de Empresarios de Supermercados de Castilla y León (Asucyl), Isabel del Amo, quien recuerda que «como son alimentos muy básicos al final la elasticidad que tienen es muy pequeña, porque generalmente son los de menos valor y no se pueden sustituir fácilmente, como ocurre con el pan», explica. A esto se suma que en esta ocasión «lo que sube es toda la categoría completa, todos los yogures, por ejemplo, no una marca o un artículo concreto», lo que hace más complicado esquivar ese ascenso y le lleva a concluir que «no creo que se vaya a notar en el consumo».
Eso no quiere decir que los ciudadanos no hayamos hecho esfuerzos por reducir la factura, al contrario. Lo que ocurre es que ese cambio de hábitos se produjo hace un par de años, cuando el IPC estaba disparado, según indica la directiva de Asucyl: «Con la inflación hemos visto que ha habido muchos trasvases de consumo de unos productos a otros. Un claro ejemplo fue el aceite de oliva», que perdió adeptos en favor del de girasol, «y lo vemos constantemente con la carne. Cuando sube mucho la ternera, que es la de mayor valor, la gente pasa al cerdo o el pollo. Es algo que hacemos todos en nuestra casa», señala. Por otro lado han ido ganando peso «las marcas de distribuidor frente a las de fabricante», las que se conocen popularmente como 'marcas blancas', en la medida en que resultan más económicas. «Esto hace que el gasto de las personas en alimentación haya crecido menos que lo que ha crecido la inflación», destaca.
El presidente de la Asociación de Consumidores y Usuarios en Acción (Facua) en Castilla y León, Jesús Ulloa, sentencia por su parte que «quitar el IVA no ha servido para nada». De ahí que comparta la decisión de devolverlo a sus niveles habituales. «Estamos de acuerdo en que se suba porque cuando lo quitaron no bajaron los precios», recuerda, sino que incluso se elevaron, como denunció su organización. «Las propias empresas han incumplido la normativa, ha sido un desastre completamente», zanja, al tiempo que se muestra pesimista sobre la posibilidad de implantar otras medidas. «Yo creo que no las hay. El capitalismo es el capitalismo, tenemos que tener claro dónde vivimos y que el sistema que hemos elegido de convivencia es este», esgrime, y por eso a su juicio lo único que cabe es «pedir ayudas al Gobierno para los más necesitados a ver si hay posibilidad de repartir la riqueza».
Aunque insiste en que «no se puede hacer casi nada en este aspecto», Jesús Ulloa recomienda no obstante «comparar y buscar los sitios más baratos» a la hora de llenar la despensa si lo que se pretende es ahorrar algo, pero siempre desde la convicción de que «el consumo no se va a restringir, no va a suponer nada». Otra cosa es «el tema de la electricidad –donde se ha recuperado el 21% de IVA desde este 1 de enero después de dos años en el 10%– y el gas, porque las gentes más desfavorecidas van a usarlo menos todavía». Es lo que se conoce como pobreza energética, que en España afecta a los 4,3 millones de personas que no pudieron pagar sus recibos de la luz o la calefacción en tiempo y forma en 2022 (último año con datos disponibles), según un estudio llevado a cabo por los investigadores de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas.
Desde la Unión de Consumidores de España (UCE) en Castilla y León su presidente, Prudencio Prieto, hace un diagnóstico parecido al de los anteriores: «El consumo no se va a reducir. Grosso modo aceites, pan, leche, hortalizas, pastas, van a tener un 2% de reajuste del IVA, que ya se sabía que iba a pasar» y que se traducirá en apenas unos céntimos en la mayoría de los casos, por lo que «en teoría apenas lo vamos a notar, como tampoco lo notamos cuando bajó. Lo que pasa es que la partida macroeconómica a nivel nacional es importantísima», constata.
«A mí me preocupa más la reduflación», advierte, es decir, que se mantenga el coste de un artículo determinado a cambio de «quitar volumen o cantidad». Otro fenómeno que insta a vigilar con atención son «los redondeos, que son peligrosísimos». Y aclara por qué. «La fidelización de la clientela es el éxito del comercio. Sabiendo eso, lo que no podemos tolerar es que una barra de pan de un euro, donde el 2% son dos céntimos, nos la suban cinco o diez. Y lo que tenemos que hacer si ocurre es saber dónde no tenemos que ir, aunque nos cueste más trabajo porque estamos habituados a hacer la compra allí. Tenemos que empezar a tomar cartas en el asunto, en algo que nos atañe tan directamente, porque la administración, sea cual fuere, a veces no puede», apunta rotundo.
Junto a esto, incide en otro de los consejos que no por conocidos resultan menos útiles: hay que tomarse la molestia de confrontar lo que ofrecen unos establecimientos y otros, aunque implique un esfuerzo, porque podemos llevarnos más de una sorpresa. En este sentido, Prudencio Prieto hace hincapié en que «afortunadamente tenemos suerte y hay una gran oferta, pero como tenemos una gran oferta empecemos a saber dónde no vamos a comprar y dónde sí, porque de esa forma vamos a sujetar el mercado», anima. Prestar atención a estas cuestiones puede evitarnos más de un disgusto, teniendo en cuenta que «si juntas la subida del Impuesto sobre el Valor Añadido, el redondeo y la reduflación ya no son solo unos céntimos, sino algo más que preocupante». Estar alerta es la única manera «de que no jueguen con nosotros», concluye.
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