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Una mujer pasa por delante de un termómetro que marca 40 grados, este lunes en Valladolid. Rodrigo JIménez

Sanidad atribuye 88 muertes en Castilla y León a las altas temperaturas de este verano

La ola de calor de finales de junio y principios de julio se cobró la vida de 18 personas en apenas tres jornadas

Víctor Vela

Valladolid

Martes, 5 de agosto 2025, 07:14

Veinte personas en junio y 68 en julio fallecieron en Castilla y León por causas directamente atribuibles al exceso de temperaturas, al bochornoso calor. Así ... se refleja en las cifras oficiales que, de forma periódica, publica el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), una herramienta del Instituto de Salud Carlos III que recoge las defunciones registradas en España, por las diferentes causas, y establece además cuántas de ellas se pueden vincular -sin visos de duda- con temperaturas anormales. Esto es, con el excesivo frío del invierno; en verano, con las olas de calor.

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Desde el pasado 16 de mayo, cuando el Ministerio de Sanidad activó este año el plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperaturas, en España se han contabilizado 1.493 muertes vinculadas con ese excesivo calor. De ellas, 88 en Castilla y León. Son cuatro más que las anotadas en la comunidad hasta principios de agosto del año pasado, de acuerdo con los datos de ese sistema MoMo. En 2024, las 84 muertes se concentraron en el mes de julio. Sin embargo, en este 2025, con un junio mucho más cálido (el segundo de mayor temperatura desde que existen registros, por detrás de 2017) las muertes por calor se han adelantado. Hubo veinte fallecidos en junio. Y 68 en julio. Buena parte de estos fallecimientos se anotó, precisamente, cuando la comunidad estuvo inmersa en la primera ola de calor del verano.

Entre el 1 y el 3 de julio murieron 18 personas por causas atribuibles a las altas temperaturas (seis en cada una de las jornadas, donde se alcanzaron máximas, por ejemplo en Valladolid, de 38,1, 37,7 y 34,9 grados, respectivamente). Fueron esos los días más extremos. Pero luego hubo dos jornadas más con cinco defunciones, el 5 de julio y el 18 de julio. Los picos de este verano se alcanzaron entre el 16 y 17 de julio. Habrá que estar muy atentos a lo que ocurre ahora en agosto, que comienza, precisamente con una intensa ola de calor que se prolongará, de momento, hasta el domingo. En agosto del año pasado, hubo 141 muertes atribuibles a las altas temperaturas en Castilla y León (y una más en septiembre). Aquí no se incluyen solo los golpes de calor, sino también las muertes que se desencadenaron porque el mercurio estaba disparado. No hay datos concretos desglosados por provincias, pero sí que se apuntan a mayores defunciones porcentuales este verano en Palencia, Zamora y Ávila (por este orden), con la mejor incidencia en León y Valladolid.

Un informe del Instituto de Salud Carlos III (a partir de los registros y análisis elaborados entre 2000 y 2009) concluye que el riesgo de mortalidad crece, «con una probabilidad del 95%, entre el 9,1% y el 10,7% por cada grado que la temperatura ambiente asciende por encima del umbral de impacto en la salud que tiene cada provincia». En Valladolid es de 36 grados y el exceso de mortalidad «se asocia a periodos de tres o más días consecutivos de altas temperaturas». Los efectos se pueden observar en esos periodos, pero también con un retraso de hasta tres días. De hecho, así ha ocurrido este año, con picos justo en jornada posteriores a los picos de calor. Estos días de bochorno afectan de forma especial a menores de 4 y mayores de 65 años. De los 88 fallecidos en lo que va de verano en Castilla y León, el 71,6% tenían más de 85 años. El calor también agrava otras enfermedades previas (cardiovasculares, respiratorias, diabetes y obesidad mórbida o demencias).

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Estos 88 fallecidos por altas temperaturas este verano se suman a los 121 que murieron por el frío excesivo registrado durante los meses de enero (86 muertos), febrero (28) y marzo (7). De hecho, si ampliamos el foco a toda la campaña invernal (incluido desde octubre), hubo 181 personas que han fallecido por patologías agravadas por las bajas temperaturas (en muchos casos, vinculadas con enfermedades respiratorias).

El Ministerio de Sanidad publicó la semana pasada una encuesta estatal sobre el calor extremo y sus efectos en la vida diaria y la salud. En ella, ocho de cada diez personas aseguran haber percibido, en los últimos años, «un aumento significativo de las temperaturas extremas durante el verano». Y el 92% de los encuestados asegura que esto afecta a su bienestar (el 58% dicen que mucho y el 34% que bastante). ¿Cómo? El 81% esgrime que entorpece su descanso y empeora la calidad del sueño. El 72% defiende que afecta a su salud física (malestar, dolor de cabeza o fatiga). El 70% apunta que influye en su concentración o rendimiento a lo largo del día. El 65%, que impacta en su estado de ánimo. Y a eso se añaden quienes hablan de síntomas de deshidratación, aumento del estrés, empeoramiento de enfermedades crónicas, erupciones o irritaciones en la piel y calambres musculares.

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