El PSOE aprovecha Cataluña y el Supremo para trazar la ruta hacia la moción de censura en Castilla y León
Luis Tudanca invita a Ciudadanos «a reflexionar» mientras crecen los guiños al sector de Arrimadas en Castilla y León
Dicen los analistas que Inés Arrimadas pagó caro no postularse para intentar la investidura en Cataluña, pese a la certeza de la derrota, cuando ganó ... las elecciones con 36 escaños. Por eso Salvador Illa, con 35 y casi con la misma certeza, anunció nada más saberse los resultados que sí se iba a presentar. Y por eso en el PSOE saben que en Castilla y León, antes de que acabe la legislatura, tendrán que agotar la bala de la moción de censura contra el tándem PP-Cs. Como saben en Ciudadanos que un día llamarán a la puerta del Grupo Parlamentario naranja y será el PSOE. Y en ese momento tendrán que averiguar cómo salir de un brete tremendo.
Encontrar el momento es lo complicado en este asunto. Pero los últimos acontecimientos parecen empezar a preparar el tablero de juego, aunque no será a muy corto plazo. Primero fueron detalles. Como agradecer el impulso de la procuradora de Cs María Teresa Gago a una enmienda socialista sobre Monte La Reina. «Ha entendido tan bien como el PSOE que esto no es un proyecto contra nadie, sino de unidad institucional», agradeció Luis Tudanca hace apenas una semana. Halagos a Ciudadanos Partido, los de Arrimadas, que no a Ciudadanos Gobierno, los de Igea.
Después, la anulación del toque de queda por parte del Supremo encontró la reacción perfectamente orquestada de todo el socialismo regional, incluidos Javier Izquierdo (delegado del Gobierno) y Óscar Puente (alcalde de Valladolid y miembro de la Ejecutiva Federal). Y el consabido alud de 'memes' en las redes sociales para pedir la dimisión del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco.
El fallido toque de queda era ese argumento que permite a los de Tudanca, que firmaron el pacto por la reconstrucción y brindaron apoyo incondicional en la primera fase pandémica, escenificar la ruptura. Forjar un divorcio en el que achacar las culpas al tándem de gobierno. Y a partir de aquí comenzar a diseñar la estrategia que, asumen, tendrá que desembocar antes o después en una moción de censura.
Aunque sea, incluso, para no ganarla. Porque si escogen bien el momento, a Ciudadanos le tocará elegir entre romper un pacto de gobierno o volver a ratificarse como báculo de un PP en proceso de reconstrucción.
El momento actual es crítico para Ciudadanos, tras unas elecciones catalanas que han situado a la formación ante la disyuntiva de qué camino tomar para recuperar la confianza de los electores. En la formación naranja son conscientes de que «Tudanca lo tiene que intentar». Pero Tudanca espera. Mejor dicho, invita a Ciudadanos a moverse. A hacer «una profunda reflexión», dijo ayer en León. A preguntar si quiere «seguir dejando en manos de Mañueco e Igea esta tierra», recoge Ical.
Ciudadanos, de momento, se mantiene sordo. Tiene un problema doble. Uno es Francisco Igea, rival de Arrimadas en las primarias de hace un año, portavoz ubicuo de la Junta y sujeto a un pacto de Gobierno entre Cs y PP. «Y Ciudadanos tiene que demostrar que cumple los acuerdos a los que llega», confiesan fuentes de la formación naranja. No se entendería que dejaran caer a su propio Gobierno porque sí. Por eso la posible ilegalidad del toque de queda es una primera baza para los socialistas. Por otro lado, la coordinadora autonómicaGema Villarroel continúa revestida de invisibilidad a nivel regional. Eclipsada por Igea. Y los afines a Arrimadas copan la bancada del Grupo Parlamentario en las Cortes, donde tienen 12 procuradores. Al PSOE le bastan 6 votos para alcanzar la mayoría en el hemiciclo regional y que prospere la moción de censura. De hecho, contarían con el apoyo de Podemos, con dos procuradores, y también con el voto favorable de UPL, con quien firmaron un pacto de gobernabilidad en la Diputación de León para desbancar al PP.
Los socialistas saben que un acuerdo no pasaría por Castilla y León, sino por Madrid. «Ciudadanos tiene que reflexionar», insisten. Y miran a Arrimadas.
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