Una de las edificaciones que ha salido a la luz en el embalse de Ricobayo. MARIAM M. MONTESINOS
Castilla y León

El bajo nivel de los embalses, al 52%, saca a la luz ruinas de los pueblos ahogados

Los pantanos pierden el 12,1% de agua en un año debido a la sequía

Silvia G. Rojo

Salamanca

Sábado, 30 de julio 2022, 00:06

Puentes, campanarios, aceñas o, incluso, los restos de viejos olmos emergen, de manera recurrente, cada vez que el año viene marcado por la sequía.

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Se trata de edificaciones que quedaron anegadas por la construcción de los diferentes pantanos y que lanzan la señal de alarma sobre la situación, más o menos crítica, de falta de agua. La ecuación parece lógica: a más sequía, más elementos al descubierto.

Al seco invierno vivido, no dejan de sumarse los intensos episodios de calor que favorecen la evaporación y si ya la situación de partida en primavera no era la ideal en algunos sistemas, el conjunto de factores hace que los embalses de la cuenca del Duero gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) se sitúen a día de hoy al 52,6% de su capacidad, 12,1 puntos porcentuales menos que hace un año y 10,7 puntos por debajo de la media de los diez últimos años.

La situación más comprometida la tiene el sistema Pisuerga, que se encuentra al 28,9% de su capacidad, aunque plantea mayor problema el embalse de Aguilar de Campoo, al 23,8% de capacidad.

Con este nivel tan bajo de agua almacenada en esta infraestructura palentina ya ha salido a la luz el puente de Villanueva del Río, que muestra buena parte de sus cinco ojos.

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También intentan superar el nivel de las aguas las viejas edificaciones de Cenera de Zalima, Frontada y Quintanilla de la Berzosa, que fueron cubiertas por el embalse aguilarense en el año 1963.

Se calcula que en España existen más de 500 pueblos sumergidos bajo el agua, la mayoría de ellos en la época del franquismo cuando se construyeron un notable número de pantanos que obligaron a los vecinos a trasladar sus casas, viviendo situaciones de auténtico dramatismo.

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El embalse de Cuerda del Pozo cubrió, entre otros, el pueblo de La Muedra del que ahora mismo se ve buena parte de su campanario «y al lado de la torre, el olmo reglamentario, en este caso, la corteza», confirma el alcalde de Vinuesa, Juan Ramón Soria.

«Cuando baja mucho se ve esa edificación; en 2017, se pudo entrar incluso en la parte de abajo». Hasta ese punto acudirán este fin de semana diversas embarcaciones para celebrar la Romería del Carmen, que entre los ritos incluye el de colocar la imagen de la virgen en esa torre.

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Un grupo de amigos, lazándose al agua desde la torre de La Muedra en el embalse de Cuerda del Pozo. EL NORTE

El edil afirma que existen otras edificaciones «más icónicas» cubiertas por las aguas, entre ellas, la antigua ferrería de la que «hace más de una década se cayó la chimenea, la Confederación no conservó la arquería de piedra y la chimenea, ahora mismo, con la situación actual del embalse ya se empieza a ver la arquería».

Polémico puente romano

Mucha más polémica levanta el puente romano que también quedó cubierto por las aguas de Cuerda del Pozo y que «cada vez que el embalse baja del 70%, se ve entero». Ahora mismo, el embalse soriano está al 50,5%.

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Juan Ramón Soria recuerda que ha habido «grandes debates» en relación a ese puente, incluso, se llegó a constituir una asociación en defensa del mismo y el Senado instó al Gobierno a mantenerlo. Y es que, no solo se trata de un puente, además se aprecian los restos de la calzada en un llamativo entorno natural.

El primer edil confirma que ha mantenido dos reuniones con la Confederación desde el año 2019, para tratar de dar una salida a esta construcción cada vez más dañada pues las piedras pierden su presión por el efecto del agua y comienzan a descolocarse de manera que cada año aumenta su deterioro.

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«Con dos arquitectos expertos en patrimonio hemos intentado que se hiciera un estudio serio para que se valorara lo más factible, que puede ser reconstruirlo, trasladarlo... eso es una decisión que tiene que ser técnica, pero no se llegó a nada». Incluso se ha instado a que se catalogue como BIC.

«Está en una zona que se congela en invierno, hay desprendimientos y se planteaba trasladarlo a otra zona en la que no se vea continuamente inundado, no desubicarlo sino llevarlo más arriba del cauce del Duero».

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El alcalde habla de esa imagen «bucólica» que hace que tanto la ferrería, como el puente o el cementerio próximo a La Muedra, se conviertan en un lugar de «peregrinación» cada vez que baja el nivel del agua.

Playa y excursiones

De cualquier modo, este embalse de Cuerda del Pozo es uno de los más extensos y la zona es muy transitada, especialmente, en veranos tan calurosos como el actual, con la playa de Pita como referente para los sorianos.

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Precisamente, en ese embalse desarrolla parte de su actividad la empresa Descubre Pinares que, tal y como explica uno de sus socios, Víctor Alonso, «hacemos paseos en velero, una ruta interpretativa de la zona en la que se va conociendo todo el pantanos con sus playas y en la que llegamos a La Muedra, que dependiendo del año se ve más o menos y donde contamos su historia».

Víctor dice que desde hace dos años se han reinventado, «un paseo en velero no te lo encuentras normalmente en un pantano, pero esta ruta interpretativa tiene mucho éxito». Afirma, además, que a los pantanos «cada día acude más gente porque busca sitios naturales, más libres, hace 20 años íbamos muy pocos».

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Castrotorafe en Ricobayo

El embalse de Ricobayo, en la provincia de Zamora, ofrece igualmente, un notable número de actividades náuticas, y en lo que se refiere a esa parte que emerge con la sequía, destaca el puente medieval de Castrotorafe.

«Este puente unía el paso con Galicia», aclara el alcalde de San Cebrián de Castro, Javier Aguado, «era un punto estratégico de paso y había que pagar para cruzarlo». Este puente permaneció en servicio entre los siglos XII y XV, y era la manera de sortear el río Esla. Aguado añade que el bajo nivel descubre, además, «tres aceñas donde se molía el trigo», sin olvidar una antigua carretera nacional que unía la zona de Perilla de Castro con San Cebrián de Castro.

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«Este año el agua embalsada ha subido un pelín con respecto al año pasado, pero está bajando otra vez, no hay agua porque hay una sequía muy fuerte». Tampoco deja de recordar que Ricobayo «es un embalse regulador y sube y baja cuando quieren, algo que en verano nos mata».

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