La mitad de los residentes fallecidos con covid-19 en Castilla y León eran grandes dependientes

La mitad de las personas mayores que eran usuarias de residencias de la comunidad y han muerto tras infectarse del coronavirus, 1.115 en concreto, eran dependientes de grado 3, el más grave de la escala, según los datos aportados este martes por la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco.

Lo ha hecho ante la Comisión correspondiente de las Cortes de Castilla y León, donde ha defendido las medidas tomadas por su departamento para tratar de atajar los contagios en las residencias, a pesar de que ha insistido en que son las personas que se encuentran en estos centros las «más vulnerables» ante esta pandemia, con una media de edad de los residentes fallecidos de 88,3 años.

En total, con los datos conocidos hasta ayer, Blanco ha indicado que a las muertes de 1.199 residentes que están confirmadas por pruebas de detección se deben sumar otras 1.070 que presentaban síntomas compatibles, pese a no haberle realizado test de confirmación.

Antes del comienzo de la pandemia, entre los residentes había un 35,6% de dependientes de grado 3, el 22,9% de grado 2 y el 18,3% de grado 1.

Del primero de los grupos, el de grandes dependientes, Blanco ha desgranado que equivalen al 50% de los fallecidos con COVID, mientras que en el caso de los fallecimientos de personas dependientes de grado 2 equivalen al 19,4% y los de personas de grado 1 alcanzan el 13,5%.

La consejera ha comparado los datos de mortalidad registrados en Castilla y León con los de otras autonomías, tras recordar que esta comunidad es la tercera en cuando al número de residentes, con más de 47.600, sólo superada por Cataluña y Madrid, con una tasa de mortalidad que ha cifrado en el 2,51%, por debajo de la registrada en Castilla La Mancha (3,36%), Cantabria (4,39%) y Extremadura (2,68%), según los datos aportados por Blanco.