Mañueco, el nuevo timonel de Castilla y León
Perfil del presidente de la Junta ·
Vivió la política desde la cuna y atesora una densa trayectoria cuajada de cargos: alcalde, consejero autonómico, procurador regional y presidente de Diputaciónricardo rábade
Domingo, 21 de julio 2019, 08:20
Alfonso Fernando Fernández Mañueco (Salamanca, 29 de abril de 1965) cabalga por las convulsas praderas políticas desde sus años mozos. En mayo de 1983, con ... los 18 años recién cumplidos en su DNI, ingresó en las filas de Nuevas Generaciones, la rama juvenil del PP. La pasión por la vocación política también la palpó en su hogar desde pequeño, dado que su padre, Marcelo Fernández Nieto, fue alcalde de Salamanca.
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Durante sus años estudiantiles en la Facultad de Derecho, el joven Alfonso Fernando se involucró de lleno en el incipiente y dinámico movimiento asociativo universitario y fundó en diciembre de 1985 la mítica AEUS, la primera asociación universitaria de estudiantes de Castilla y León, reflejo del vigoroso activismo que se irradiaba entonces en las facultades y en los campus salmantinos. Precisamente, desde las combativas trincheras de AEUS emanaron otros jóvenes que también acabaron enrolándose en las huestes populares.
Alfonso -ninguno de sus amigos y compañeros acostumbran a llamarle por su segundo nombre- ha protagonizado una fecunda carrera política, jalonada por sus múltiples y variadas responsabilidades en diferentes instituciones. Su cargada biografía no tiene desperdicio y corrobora que su perfil encaja, sin fisuras, dentro de esa definición de animal político que esgrimen muchos politólogos apropiándose de la máxima aristotélica. Y es que Alfonso Fernández Mañueco fue presidente de la Diputación de Salamanca entre los años 1996 y 2001 y, desde esa institución provincial, dio el salto a la política regional en su condición de consejero de la Presidencia y Administración Territorial de la Junta de Castilla y León entre 2001 y 2007. Posteriormente fue consejero de Interior y Justicia -desde 2007 a 2011- y luego retornó a su Salamanca natal, conquistando la Alcaldía de la ciudad, en cuyo despacho permaneció durante dos mandatos -desde 2011 hasta diciembre de 2018-, mes en el que dimitió para dedicarse de lleno a la cristalización de su gran sueño: ser presidente de la comunidad autónoma de Castilla y León. Toda esta retahíla de cargos se acompañó con sus correspondientes facetas de concejal, diputado provincial en La Salina y procurador regional en las Cortes autonómicas.
De forma paralela a sus cargos institucionales, Mañueco dirigió y controló la sala de máquinas de ese mastodóntico buque político que es el Partido Popular sin tropezase con ningún escollo reseñable, ocupando durante 15 larguísimos años -desde 2002 a 2017- el puesto de secretario regional del partido, hasta que las primarias le catapultaron, hace dos años, a la presidencia regional de su formación. De esta forma, se convirtió en el capitán del PP y ahora, tras su investidura, el pasado día 9, ha tomado también el mando del timón de la comunidad autónoma, logrando materializar así el que ha sido su gran deseo.
De Mañueco se ha dicho y murmurado de todo. Sus compañeros de partido vislumbran en él un político brillante, dialogante, con 'feeling' para entablar una conversación a pie de calle con cualquier ciudadano, incluso cuando le ha tocado cruzar opiniones con personas que abjuran del PP. Sin embargo, sus detractores le han fustigado duramente, como sucedió en la recta final de su segundo mandato al frente del Ayuntamiento de Salamanca, cuando le acusaron de descuidar la Alcaldía y de usarla maquiavélicamente como trampolín para su carrera política y para promocionarse como candidato a la Presidencia de la Junta.
Música y fútbol
Durante su etapa de regidor de Salamanca, en los mentideros periodísticos se ironizó sobre su habitual falta de puntualidad en las ruedas de prensa, aunque nunca esquivó preguntas durante sus prolongadas comparecencias y procuró siempre responder a todas, incluso a aquellas interpelaciones que le interrogaban sobre la vertiginosa espiral de casos de corrupción que salpicaban al PP. Su correligionario el eurodiputado Esteban González Pons llegó a definirle cierto día, durante un cónclave de cargos públicos y militantes populares, como 'el Don Limpio del PP', en referencia directa a su etapa de presidente del Comité de Derechos y Garantías de su partido, órgano que lidió con una sucesión de escándalos que, telediario tras telediario, fueron minando los cimientos populares y acabaron defenestrando, mediante una meteórica moción de censura, al mismísimo Mariano Rajoy Brey, el barbudo pontevedrés registrador de la propiedad que sucedió a José María Aznar.
Mañueco -lo de Fernández rarísima vez se inserta en los titulares- se ha fotografiado tocando la batería, de traje y corbata, en la inauguración del curso de la escuela municipal de música de Salamanca en 2013. Se le vio entusiasmado durante el memorable concierto que ofreció el legendario e incombustible Bob Dylan en la capital charra en marzo de 2018 y siempre ha presumido de su pasión por la tauromaquia -es un profundo admirador de El Viti- y nunca ha ocultado su pasado futbolero como guardameta de equipos de fútbol sala durante sus correrías juveniles, tal como rememoró en su blog.
Casado y padre de dos hijas, es un asiduo de las redes sociales manteniendo frescos y actualizados siempre sus perfiles en Facebook y Twitter. Mañueco es el nuevo presidente de Castilla y León, aunque a partir de ahora deberá medir muy bien sus maniobras con el timón, dado que en su tripulación hay marineros de otro partido, Ciudadanos, una singular tesitura a la que no tuvo que enfrentarse nunca en su imparable y ambiciosa carrera política.
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