La Junta prepara una instrucción para autorizar controles de fauna salvaje
Tendrá que ajustarse al estado de alarma y el objetivo principal es el de atajar los daños que esos animales causan a agricultores y ganaderos
La historia se repite desde hace años pero en este 2020 bajo unas condiciones extraordinarias, la del estado de alarma. Las quejas que agricultores y ganaderos vuelven a lanzar a través de las organizaciones profesionales agrarias por los daños que la fauna silvestre causa en sus cultivos y en el ganado han motivado que la Consejería de Fomento y Medio Ambiente retome una medida que ya se iba a plantear el pasado mes de marzo pero que no estuvo exenta de polémica: la de utilizar la caza para ejecutar controles poblacionales, no desde el punto de vista del ocio.
Fuentes de la Consejería confirman que «se está preparando una instrucción en el marco del estado de alarma, con el cumplimiento estricto de las medidas de protección y seguridad, para autorizar controles de fauna salvaje justificado previamente por daños masivos a la agricultura y la ganadería». Esto no es nuevo, es lo de todos los años pero ahora, sujeto a condiciones extraordinarias.
Desde la Consejería se ha consultado previamente a la Delegación del Gobierno quien confirmó que es la Junta la que tiene que preparar una especie de protocolo en el que expliquen las motivaciones y procedimientos que se seguirían para la caza de estos animales al igual que se ha hecho en otras comunidades autónomas.
Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación también se remitió una nota a las comunidades en la que se recomendaba el control de jabalíes pero en Castilla y León se insiste en que el problema es extensivo a otras especies como pueden ser conejos o corzos.
«Se tiene que permitir el control de la fauna salvaje a través de la caza», comenta el presidente de Asaja, Donaciano Dujo, «en estos momentos se ha visto que cuando no hay gente los corzos, los jabalíes campan por los pueblos o por Valladolid capital y esto demuestra que lo que decimos las organizaciones es la verdad, que hay una masificación de ciertas especies y que sobre todo, a través de la caza mayor hay que controlar».
Aurelio Pérez, coordinador de COAG, va mucho más allá al manifestar que «se ha invertido mucho dinero público en manipular datos para decir algo que no era cierto: que había poca caza y que nos quejábamos sin razón».
Órdenes claras
Pérez no se centra exclusivamente en la caza como herramienta, «tiene que producirse un mecanismo de reducción de cabañas utilizando los métodos que sean necesarios; no se abre la puerta a que se haga lo que se quiera sino que tiene que haber una orden clara para que Medio Ambiente pueda tomar las decisiones necesarias a través de la caza u otras medidas», pues en su opinión, «la caza no va a solucionar el problema, hacen falta otras medidas como controles de natalidad».
Aurelio González, secretario de UPA, sugiere que «necesitamos a los agentes medio ambientales y si es necesario a las fuerzas de seguridad para esos controles poblaciones y que se haga un cordón sanitario, la caza no es suficiente para ese control».
Jesús Manuel González Palacín, coordinador de UCCL, reclama que «la Junta dé un paso adelante, es muy urgente, estamos abiertos a cualquier cosa y en determinados sitios se puede contar con agentes medio ambientales o personas especializadas como en el caso de los hurones con los conejos».
Desde el punto de vista ganadero, González Palacín recuerda que al norte del Duero donde la caza del lobo está permitida sujeta a unos cupos en circunstancias normales, «ahora todos los días en la provincia de Burgos nos despertamos con ataques de lobos » . Concluye que « se está viendo el problema que teníamos, ahora hay más conciencia de lo que decíamos».
La 'zona cero' de los conejos o el maíz de los jabalíes
Fuensaldaña o Zaratán, en la provincia de Valladolid, son algunas de las localidades que Valentín García, dirigente de UCCL y agricultor, define como la 'zona cero' del problema con los conejos. «Ahora mismo no se permite bichear (cazar conejos con hurones) y aunque hay menos daños que en otras ocasiones, sigue siendo mucho». Asegura que «hay tierras que directamente no se siembran porque sabes que te las van a comer» y precisa que «en septiembre y octubre parece que había bajado un poco la presencia de conejos pero con la llegada de la primavera campan de nuevo a sus anchas».
La presencia de la fauna salvaje no solo afecta a la economía de los agricultores o ganaderos, también supone un problema de salud por la transmisión de enfermedades o de seguridad vial, por los accidentes que causan. En otra localidad vallisoletana, Pollos, los problemas los causan los jabalíes que se comen o pisotean los maíces que acaban de sembrar.