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Vacas de raza morucha en una explotación de Tamames, Salamanca, donde se aprecia la falta de pasto. S. G.
La falta de pastos y la subida de paja y forrajes envían al matadero un 30% más de vacas

La falta de pastos y la subida de paja y forrajes envían al matadero un 30% más de vacas

Ante unos precios inasumibles, a los ganaderos no les queda otra alternativa que el sacrificio, algo que a la larga también repercutirá en el consumidor

Silvia G. Rojo

Domingo, 21 de mayo 2023, 00:31

Los ganaderos han aguantado hasta el 30 de abril. Esa es la fecha tope en la que se hacen los cálculos para tener derecho a ayudas de la PAC por cabeza de ganado vacuno. A partir de ese momento, se ha dado el pistoletazo de salida para enviar a los animales al matadero y de hecho, desde el uno de mayo se han incrementado un 30% los sacrificios.

Esos son los datos que maneja Javier Roldán, presidente de la Asociación de Mataderos de Castilla y León (Amacyl), que justifica esta situación en el incremento de los costes. «Al no haber llovido no hay pastos y el precio de la paja y la alfalfa se ha encarecido a unos niveles que es inviable».

Dice que en esta época del año, una vez que pasa el período de la PAC, «se envían vacas de desvieje al matadero, pero este año se están matando animales muy jóvenes, de ocho y nueve años, también se están matando bastante frisonas, pero se está notando más en el ganado extensivo». Y es que como muy bien recuerda, «ahora en primavera tenía que haber comida de sobra en el campo y luego ayudar un par de meses a los animales, pero no ha llovido nada y no hay pasto».

La situación trasciende al ámbito nacional, «a los mataderos nos están llegando vacas de Toledo, de Asturias, de muchos sitios» y esto ya repercute de manera directa en el valor de los animales, «tenían muy buen precio pero ya han bajado el precio al ganadero un 20%, la semana pasada 0,30 euros el kilo». Mucha de esta carne se va a congelar, «pero si estamos matando madres, dentro de un año o dos, malamente tendremos terneros», concluye Roldán.

Esta situación la están viviendo en primera persona ganaderos como Pedro y Felipe de Arriba y Pepe Sánchez, todos ellos asentados en la localidad salmantina de Tamames, donde el vacuno es referencia.

Pedro cuenta cómo está el campo y la imponente sequía que se está viviendo, pero recuerda antes de seguir con el relato que en breve se tiene que marchar porque está esperando un camión para cargar cuatro vacas. «En un año normal no las quitaría, pero tal y como está la situación no van a tener más oportunidad».

10 bolos de forraje en cinco hectáreas

Muestra una de las parcelas de forraje que cultiva junto a su hermano Felipe, «de cinco hectáreas hemos sacado 10 bolos de unos 300 kilos, en un año normal te da unos 100 bolos, y esto, con 240 vacas, se lo han comido en dos días». Todo eso sin olvidar que la sementera ha sido la más cara de la historia, «has tenido unos gastos de unos 600 euros por hectárea y no te ha producido más de 130 euros, no hace falta que añadamos ni siega ni nada, eso ya es ruinoso».

Felipe de Arriba en una tierra de cinco hectáreas de la que ha obtenido 10 bolos de forraje. S. G.

En teoría, a las vacas no se las tendría que estar echando de comer desde primeros del mes de abril y hasta primeros del mes de julio, y este año «antes de primeros de junio ya hay que darlas de comer o darlas los sembrados, la gente es lo que está haciendo ya, aprovechar los sembrados a diente», añade Pepe Sánchez.

El nerviosismo se ha instalado en el sector ganadero porque si ellos no tienen el alimento suficiente para sus animales la pregunta es clara: ¿De dónde van a traerlo y a cuánto?

«El forraje a 280 euros es inviable», coinciden los tres, «el año pasado no se movió de 100 euros y ya era una barbaridad».

En el caso de la paja, con referencias de hasta 120 euros/tonelada, Felipe confirma que «nos hemos puesto en contacto con gente de Palencia y Burgos, que es normalmente de donde la solemos traer, pero hay poca y no venden, ya no te dan ni precio porque ven que la campaña cada vez va a menos y los precios van a seguir subiendo». Y la solución parece clara: «O lo pagas o matas vacas».

En circunstancias normales, la alimentación diaria de una vaca ronda 1,20 euros y ahora, perfectamente, ya se estima en 2,50 euros. «Habrá que volver a racionar la paja, pero si sigue a estos precios la solución es quitar vacas o te arruinas». declara Pepe.

Pepe Sánchez en una de las parcelas donde cría ganado morucho. S. G.

Pedro ve reflejado el extensivo en lo que ha vivido el vacuno de leche, solo en Castilla y León las explotaciones se han reducido en un 11% en el último año, por eso pide intervenir en determinadas cuestiones. «Hay paja que se destina a biomasa y ahí habría que intervenir».

Para hablar de una sequía de similares características se remontan al año 1992, «pero no fue tan grave, no hubo tanta escasez, el problema es que ahora es algo generalizado en casi todo el país y no puedes traer de ningún sitio porque no lo hay», lamenta Pepe.

En esta zona todo lo que siembra es para el propio consumo de los animales y no son pocas las tierras que se iban a destinar a grano que ya se ve que se están empacando.

Nerviosismo

Pedro reconoce que el sector «está viviendo el momento con nerviosismo por la sequía, por el problema de la alimentación, pero también por el trato de la administración». Critican que en el caso de las ayudas se pretenda meter a toda Castilla y León en el mismo saco «cuando esto no tiene nada que ver con el norte de la región».

Así, entre las medidas aprobadas por el Gobierno para el sector agrario se contempla una ayuda de 157 euros por vaca de carne, pero que en el caso de Castilla y León será la mitad porque está considerada como zona de afección media, «cuando esta parte de la región debería ser de afección alta», insisten.

En muchas parcelas de Tamames está trabajando en estos días la empresa de servicios agrarios Montejo y García, de la localidad de San Muñoz. «A penas hay forraje, está muy corto, no se ha desarrollado en condiciones, y aunque acabamos de empezar el rendimiento puede ser, seguramente, una tercera parte que otros años», dice José, representante de la empresa.

La empresa Montejo y García empacando trigo en una parcela de Tamames. S. G.

Las labores han comenzado unos 15 días antes de lo habitual, «si no lo hacemos se nos va, o lo cogemos o esto va a ser paja y muy mala».

Lo que han visto en otras zonas por las que se mueven, como Badajoz, son «cebadas que no llegan a los tobillos» y aclara que en el caso de las tierras que vienen del año anterior de barbecho «pueden coger 600 kilos por no dejarlo allí, salvan al cosechadora, pero las que han estado sembradas de trigos, garbanzos o girasoles, no valen para nada».

En el caso de la paja confirma que hasta hace dos días han podido cargar en Burgos, «pero eso se ha acabado, hay gente que ha querido vender y se le ha acabado y otra que tiene y no vende».

La cuestión está también en que en otros momentos, cuando la paja no ha valido nada y sobraba han tenido que echar mano de las quemadoras por lo que ahora, no hay para todo el mundo.

Ana Santiago, en el campo junto a sus ovejas. El Norte

«Años jorobados como este, ninguno»

En otro punto de la región, en el municipio vallisoletano de Santa Eufemia del Arroyo, está la explotación de ovino de leche que mantiene Ana Santiago junto a su marido, Asterio Moretón.

Ella es colaboradora de la ganadería desde hace 30 años aunque en el caso de Asterio se puede hablar de 50 años y confirma que «años jorobados como este, ninguno».

Comenta Ana que con la paja que tiene en este momento «mal voy a llegar a fin de año, tengo la poca que ha segado mi hijo y eso se lo comen mis 600 ovejas antes de Navidad».

Incide en que «alfalfa no hay así que nos estamos tirando a las vezas a diente, otra cosa no hay».

Las referencias que tiene, por ejemplo, en el caso de las vezas de forraje empacadas es inasumible. «Un camión son 7.000 euros cuando lo normal era como muchísimo 3.000 euros, ahora mismo yo no puedo asumir eso, tres años le quedan a mi marido para jubilarse y yo no sé si llegaremos».

En cuanto al precio de la leche comenta que «si todo el año fuera como ahora estaría genial, pero siempre es lo mismo, llega junio y el precio baja».

Concluye señalando que ante esta realidad «lo estamos pasando mal, lo veo crudo como no llueva, el que no tenga un mínimo de 600 ovejas a ver si llega a Navidad».

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