El exconsejero Javier Ortega, nombrado para una plaza que se declaró desierta en febrero

«Resuelvo declarar desierto el puesto de trabajo que figura en el Anexo de esta orden», decía el mismo Boletín el 1 de marzo, en referencia a la resolución adoptada el 25 de febrero. En la misma fecha y en el mismo boletín se volvió a sacar a concurso esta plaza. En la primera convocatoria transcurrieron 93 días desde que se publicó hasta que se declaró desierta. Entre medias, se ha producido un proceso electoral que se inició el 20 de diciembre con el anuncio del adelanto electoral y culminó el 13 de febrero. En la segunda convocatoria ha bastado con 24 días, con 15 de ellos encuadrados en el plazo para presentar candidaturas, para resolver con éxito.

Ortega llegó a Ciudadanos como independiente y su currículo convenció a los dirigentes, que le escogieron por delante de quien en principio parecía candidato a ocupar el puesto, Raúl Fernández Sobrino, designado viceconsejero. Esa independencia de Ortega, cuentan fuentes de la formación, se mantuvo hasta el final. De hecho, en la campaña electoral fue habitual encontrar a Verónica Casado -que iba en el puesto 15 por Valladolid, algo simbólico-, decidida a prestar su apoyo a un partido del que tampoco tenía carné cuando fue nombrada consejera de Sanidad. También era usual ver a Ana Carlota Amigo en todos los actos. No a Javier Ortega. Sin negarse explícitamente a aparecer en la campaña, su ausencia se justificó con motivos laborales que le habían llevado a Madrid.

Ahora, Javier Ortega ha sido considerado «el candidato más idóneo de entre quienes han optado a dicha plaza para desarrollar de manera eficiente las funciones inherentes al puesto convocado». El puesto que tendrá que desempeñar es clave en un organigrama como el de la Consejería de Cultura y Turismo, puesto que es quien se encarga de preparar discursos y respuestas del consejero en las intervenciones en las Cortes de Castilla y León, por ejemplo. Esto cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta la negociación de las consejerías entre PP y Vox, una discusión en la que Cultura ha aparecido como uno de los objetivos apetecidos por los de Juan García-Gallardo. Javier Ortega pasaría de ser el consejero de Cultura por Ciudadanos a trabajar a las órdenes de un consejero de Vox del que, incluso, ha trascendido el posible nombre, Salvador Rus. Parece obvio que un nombramiento como este no puede realizarse sin el conocimiento de la formación que va a ocupar la cartera, so pena de arriesgarse a un enfrentamiento entre los dos partidos que negocian, PP y Vox.

En Ciudadanos hay quien pensaba que una de las opciones barajadas por Alfonso Fernández Mañueco, en el caso de haber podido gobernar en solitario, era recuperar a Javier Ortega, al que se consideraba muy cercano al PP, del mismo modo que Isabel Díaz Ayuso se hizo con la ex naranja Marta Rivera en la comunidad de Madrid. Sería un último mazazo a Ciudadanos y una forma de verter definitivamente todas las culpas de la ruptura sobre su ex socio Francisco Igea. El resultado electoral no ha permitido esa jugada y ahora Javier Ortega encuentra acomodo en un puesto menor del que tenía (es funcionario, archivero del Estado y fue gerente de la Fundación Miguel Delibes).

Precisamente Igea se ha pronunciado favorablemente a la designación de su ex compañero en el Consejo de Gobierno de la Junta. «Javier fue un excelente consejero de Cultura y estoy seguro de que no hay nadie con mejor perfil para ese puesto. Enhorabuena, Javier. En esta comunidad hay quien no distingue el periodismo de la literatura», escribía en Twitter.