Protestas de las enfermeras que piden la equiparación laboral con sus compañeras de Sacyl, el miércoles, ante la Presidencia de la Junta. R. Jiménez
Castilla y León

Las enfermeras de las residencias de la Junta trabajan 26 días más al año y cobran menos que las de Sacyl

Diferencias laborales arrastradas durante años en la Administración autonómica de Castilla y León provocan que Sanidad haga competencia a Familia a la hora de cubrir plazas de sanitarios

Susana Escribano

Valladolid

Domingo, 16 de mayo 2021, 07:52

Tienen la misma formación, desarrollan el mismo trabajo, cobran su nómina de la misma Administración, pero unas trabajan más horas que otras, con condiciones laborales ... dispares y retribuciones diferentes. La imagen que les devuelve el espejo laboral no hace justicia a las aproximadamente 180 enfermeras de las residencias de mayores de la Junta, si se miran en el de sus compañeras de Sanidad. Trabajan un promedio de 26 días más al año (respecto de las que hacen turnos) y cobran menos. Es difícil cuantificar esta brecha, pero la media puede situarse en 200 euros mensuales, con picos de hasta 500.

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«Es una discriminación histórica a la que no se pone solución. La Junta no mira hacia delante», denuncia Mercedes Gago, secretaria del Sindicato de Enfermería Satse. Todas las enfermeras son personal de la Administración autonómica, pero unas dependen de la Gerencia Regional de Salud, las de Sacyl, y otras de la Gerencia de Servicios Sociales. Estas últimas están bajo la gestión de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, pero su convenio colectivo depende de la Consejería de Presidencia, que es la competente en personal. Es el mismo Gobierno, pero a efectos prácticos estas enfermeras llevan años en tierra de nadie.

'No sois invisibles, sois imprescindibles', fue el lema con el que Satse reivindicó el 12 de mayo, Día de la Enfermería, la discriminación que dentro de la propia Junta sufren las profesionales de los centros de Servicios Sociales, algo extensible a los médicos de las residencias de mayores. Estas enfermeras, al igual que otras de centros educativos, forman parte del personal laboral de la Junta y se rigen por un convenio que abarca a un número muy amplio y muy dispar de categorías laborales.

«Los centros de Servicios Sociales no son un destino atractivo para trabajar, igual por eso, cuando se necesita, hay problemas para cubrir vacantes y bajas», valora Gago.

La propia consejera de Familia e Igualdad, Isabel Blanco, reconocía hace un año que la Consejería de Sanidad les había hecho la competencia en pleno estallido de la pandemia y con centros de mayores colapsados. Decía que habían tenido casos de «enfermeras que estaban en una residencia y que han hecho falta en Sacyl, les han llamado y se han ido». Fuentes de ese departamento reiteraron esta semana que es la Consejería de Presidencia la responsable de la negociación laboral.

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¿Qué hace que una enfermera prefiera trabajar en una planta de un hospital y no con los ancianos de una residencia? Más allá de las preferencias personales, la profesional que firme el contrato con Sacyl verá compensada su jornada por hacer turnos de noche. La de Servicios Sociales, no. La enfermera de Sacyl tendrá contemplada la continuidad asistencial, que es el tiempo que emplean en dar el parte de novedades de los pacientes a la entrada y salida de su turno. Supone 7 días de descanso al año. La de Servicios Sociales, no. Estas cuestiones hacen que el personal de enfermería en centros sanitarios de la Junta tenga una jornada anual, si hace 62 noches, de 1.470 horas y el de Servicios Sociales afronte invariablemente 1.672,5. Hasta 27 jornadas laborales. El promedio más habitual de ajuste por las noches de los turnos supone 18 días, informas desde Satse. A esos se suman los 7 de la continuidad asistencial.

Pero la cuenta de las diferencias suma y sigue al pasar al capítulo de retribuciones. En principio, es más alta la base salarial de la nómina de Servicios Sociales que la de Sanidad, pero las nóminas acaban dándose la vuelta por otros conceptos. Sacyl abona un complemento de 126 euros por trabajar a turnos o 59 por un festivo. Servicios Sociales estipula 55 en el primer caso y 31 en el segundo. Con las noches pasa lo mismo, suponen 36 euros en un hospital y 11 en una residencia. Sacyl reconoce a su personal hasta cuatro niveles de carrera profesional a medida que ganan experiencia, que conlleva consolidación retributiva en nómina de unos 1.000 euros anuales. Servicios Sociales, no.

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Luego está el hecho de que el tiempo trabajado en un centro de Servicios Sociales computa la mitad para las bolsas de empleo o las ofertas de empleo público de Sacyl, que el desarrollado en sus propios centros. «Y otras cuestiones que no suponen dinero y sí reconocimiento de funciones que se resisten a actualizar», apunta Gago.

Carmen Quirce, enfermera de la Residencia Asistida de Valladolid, situada en La Rubia. R.Jiménez

«Se pasan la pelota entre las consejerías de Familia y Presidencia»

21 años lleva Carmen Quirce en la Residencia Asistida de Valladolid (Rasva), trabajo que compagina con la labor de representación sindical. Empezó como auxiliar en ese centro del barrio de La Rubia y una vez que logró la titulación de Enfermería se presentó a un proceso de promoción interna. «Aquí atendemos a pacientes que llegan de los hospitales para pasar una convalencia porque necesitan cuidados sanitarios. Hacemos extracciones, curas de todo tipo, controlamos medicación y administramos tratamientos intravenosos. Tenemos la misma titulación que las compañeras de Sacyl, hacemos las misma funciones y tenemos el mismo empleador, la Junta, pero las diferencias son enormes. No somos Sacyl, pero tiran de nosotras», relata Carmen Quirce. La guardias de noche, en la Rasva, prevén una enfermera, sin médico, en un centro con 250 residentes y con camas de convalecencia.

Sobre la perspectiva de equiparación con Sanidad, esta profesional defiende que «se pasan la pelota entre Presidencia y Familia. Está enmarañado porque les da la gana. Salimos mucho más barato que el personal del hospital, es injusto, pero para ellos es coste cero a costa nuestra», argumenta.

Carmen Quirce recuerda que despertó cierta ilusión entre el colectivo el proceso de funcionarización de los trabajadores sociales y los administrativos. Ellos dejaron de ser personal laboral, «algo a lo que aspiramos, porque el convenio colectivo nos ahoga, somos pocas personas y no se atienden nuestras reivindicaciones, pero aquello se frenó ahí», remarca la profesional de la Residencia Asistida.

Las condiciones laborales pesan. Quirce reconoce que ha pensado en dar el salto a Sacyl y que se plantearía, incluso, solicitar una excedencia y pasar como interina a la plantilla de Sanidad. Recuerda que recientemente, en las Cortes, no ha salido adelante una propuesta de equiparación. La impulsaba Podemos y PP y Cs no la apoyaron. «Es frustrante. ¿Qué somos para ellos?», se pregunta, al tiempo que apunta una solución definitiva y hoy utópica: «Que nos absorba Sacyl».

La relación laboral del personal de enfermería y la Gerencia de Servicios Sociales se ha dirimido, no pocas veces, en el juzgado. Ahora está sobre la mesa la sobrejornada que la covid-19 provocó en 2020. «Se doblaron turnos y se suspendieron vacaciones, nadie se echó a un lado y ahora, cada gerencia provincial hace de su capa un sayo puede que nos toque reclamar esa compensación por el exceso de jornada en los tribunales», lamentan desde Satse. «No consta que se haya realizado exceso de jornada y en el supuesto de que se hubiera producido algún caso puntual, se regula según el convenio colectivo», responden desde la Consejería de Familia. Las posiciones, hoy, son totalmente distantes.

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