Las empresas reivindican facilidades para cumplir la legislación sobre residuos

Todos coinciden en el fin último, lograr una economía verde, sostenible y competitiva. Y es un buen punto de partida. Para lograrlo se diseñan y aprueban una serie de leyes y normativas a nivel europeo, que se transponen a nivel nacional, regional y local. Y es en este camino en donde empiezan a surgir las complicaciones.

«Nos perdemos en la nebulosa de fondos, ayudas y requisitos», afirmó sin titubeos Teresa Aristegui, gerente de Chatelac. En el día a día, el acceso a la información útil para poder acometer inversiones y obtener ayudas complica los pasos en el caso de las empresas pequeñas interesadas en los fondos europeos. En esta misma línea, planteó como posible solución Sonia Martínez Fontano, responsable del Departamento Economía de CEOE Castilla y León, la creación de una ventanilla única informativa, «porque esos apoyos serán para realizar transformaciones necesarias. Es una oportunidad y una pena que se vayan a quedar por el camino». Y Carlos Moreno-Figueroa, secretario general de la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos (FECE), indicó que «las administraciones tienen que estar para ayudar y no entorpecer. Lo tienen que poner sencillo para que toda la cadena pueda adaptarse de forma conveniente».

En el modelo hacia un consumo de bienes respetuosos con el medio ambiente, el coste de su fabricación repercute directamente sobre el precio final que paga el consumidor. Y el poder adquisitivo se convierte en otra barrera que tiene que salvar la cadena empresarial que gira entorno al reciclaje. El binomio calidad-precio suma un nuevo elemento, la sostenibilidad, «pero tiene que ser asequible porque si lo 'ecofriendly' es más caro afecta al proceso de compra de las clases sociales más bajas», planteó Teresa Aristegui y, de acuerdo con esta línea, Sonia Martínez señaló posteriormente que «esta transición no tiene que ser traumática para las empresas: tienen que darse facilidades».

Por su parte, Luis Moreno Jordana, director general de la Fundación Ecolec recordó que uno de los retos más inmediatos que tienen es el reaprovechamiento de metales valiosos como la plata, el oro o el platino o las llamadas materias críticas, como el cobalto, el litio o el tántalo porque «no tenemos minas de producción y todo tiene que llegar de fuera». Materiales que en algunos casos escasean y en otros están sujetos a una oscilación en los precios que acaba plasmándose en el producto final.

Y precisamente sobre el coste de los aparatos ecológicos una de las medidas que a juicio de Carlos Moreno Figueroa tiene buenos resultados es la incentivación a través de los conocidos como planes renove. De esta forma, el consumidor tiene la oportunidad de optar por la compra de electrodomésticos ecológicamente más sostenibles sin que repercuta en exceso en la economía familiar. «Es importante que las comunidades autónomas pongan en marcha estas medidas porque funcionan».

La pandemia ha puesto de manifiesto un interés por la conciencia medioambiental pero también una necesidad de gestionar nuevos tipos de residuos. «En el ámbito sanitario la producción de residuos sanitarios se ha incrementado y las infraestructuras tienen que estar preparadas para gestionarlos», señaló el consejero delegado de Somacyl, José Manuel Jiménez.

Desde la Fundación Ecolec apuntaron que en Castilla y León en 2020 recogieron 5.800 toneladas de los llamados RAEE (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos), el equivalente a casi 8 kilos por habitante. Y en lo que llevamos de 2021 la recogida selectiva se ha incrementado en un 57% respecto al año anterior. «Algo que sí está cambiando en este último año es la forma de consumir los nuevos aparatos electrónicos», explicó. Sobre este tema, Ramiro García, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid añadió: «Esta situación ha propicidado que haya más conciencia para avanzar hacia una economía circular».

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