La Marcha por la Inclusión y el Cross de la Policía se funden en una mañana solidaria

A las once de la mañana, la plaza del Milenio bullía con la presencia de los participantes en dos actos que en realidad fueron uno y en el que cada cual fue a su ritmo. Tras realizar una ola conjunta bajo el arco de la salida, los deportistas más preparados partieron como cohetes a grandes zancadas y el resto completó el recorrido hasta los campos de fútbol de Luis Minguela, en La Victoria, en un animado paseo de charla y visibilización de la discapacidad intelectual.

Vanessa García, gerente de Plena Inclusión, la federación que agrupa cuarenta asociaciones y fundaciones de todo Castilla y León que trabajan con personas con discapacidad intelectual, subrayaba la importancia de una convocatoria que reivindica los derechos de un colectivo que requiere de apoyo y en la que se inscribieron más de 1.400 personas en Valladolid.

«Nuestro objetivo es visibilizar a las asociaciones que trabajan por la discapacidad y sobre todo a las personas con discapacidad intelectual, lo fundamental es que puedan tener una vida normalizada, como la de cualquier otro ciudadano y para ello necesitamos que la sociedad avance en la inclusión, que haya más apoyos y más recursos», subrayaba García, quien incidió en la importancia de la integración en el mercado laboral para lograr una vida plena.

Esta marcha tuvo réplicas en las nueva capitales de provincia de Castilla y León, además de en Ponferrada, Aranda de Duero y Miranda. En total, más de 9.000 personas mostraron su apoyo a esta causa, según los datos facilitados por la federación.

Además de los andarines que lucieron las camisetas azules de la Plena Inclusión, en el recorrido volaban los atletas que acudieron a la decimoquinta edición de la carrera convocada por la Policía Local. No faltó a la cita la superintendente del cuerpo municipal, Julia González. «Este cross se organiza a través una la Asociación Internacional de Policías, llamada IPA, se trata de compartir y de pasar una mañana agradable haciendo deporte; como policías que somos, tenemos que estar en forma y este año, además, lo compartimos con muchísima más gente para demostrar que en esta sociedad cabemos todos, eso es muy importante», destacaba la jefa de la Policía, a quien una lesión de rodilla le obligó a completar el recorrido andando.

Los primeros en llegar a la meta fueron tres participantes en este cross. En apenas 27 minutos completaron los 11 kilómetros de la prueba. El primero en hacerlo fue Samuel Mateo, del club de Triatlón de Laguna de Duero. A sus 24 años, este joven pronto cogió la cabeza de la carrera. «Ha sido un recorrido muy bonito, estoy contento por la victoria y porque haya coincidido con un evento solidario», comentaba mientras recuperaba el resuello. Le siguieron Diego Victorino y el veterano Miguel Ángel Bocos, que a sus 57 años se mantiene en plena forma.

En los campos de La Victoria les esperaban algunos voluntarios del Centro San Juan Dios para entregar un avituallamiento de agua y chocolatinas a corredores y andarines. El gerente de esta entidad, Vicente Farpón, aprovechaba para destacar un valor que comparten los castellanos y leoneses: «es una comunidad que se caracteriza por su solidaridad». A su juicio, la participación de más de 9.000 personas en las doce citas que se celebraron de forma simultánea en otros tantos municipios de la región para reivindicar la plena inclusión de las personas con discapacidad intelectual debe servir para dar pasos en su integración total en la sociedad. «Hay que abrirles las puertas y darles oportunidades para que logren una vida plena», apuntaba.

En la explanada esperaba numeroso público para recibir a los participantes y también se mostraba el trabajo de este colectivo. Tanto el San Juan de Dios como el Centro Especial Padre Zegrí instalaron sendos puestos con diferentes artículos que se elaboran en los centros ocupacionales, desde maceteros de cestería hasta camisetas, pasando por jabones, carteras o libretas de papel reciclado.

La mañana solidaria concluyó con la entrega de premios y la sensación de haber dado un nuevo paso para la inclusión de los que más difícil lo tienen.