Castilla y León retoma la agenda política con Mañueco fortalecido frente a Vox
El presupuesto para 2024 marcará el trabajo en un calendario otoñal, sin noticias aún de la Ley de Violencia Intrafamiliar ni del decreto de 'Concordia' exigidos por los de García-Gallardo
Septiembre es mes de estrenar mochilas escolares y también calendario de plenos políticos para encarar la recta final del año. Alfonso Fernández Mañueco afrontará el ... otoño en Castilla y León en una posición de fortaleza respecto a sus socios de Vox, con una agenda que marca en el corto plazo la celebración del Debate sobre el Estado de la Comunidad que los partidos de la coalición frenaron en las Cortes en junio para evitar someter a examen la gestión de la Junta en puertas de una campaña electoral. En el medio plazo, esa agenda incluye el presupuesto de la Junta para 2024.
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Mañueco retorna de las vacaciones reforzado por el escrutinio de las municipales de mayo y también del de las generales de julio. En las primeras, el PP recuperó alcaldías de peso reeditando pactos con los de Abascal allí donde les necesitó (Valladolid, Burgos y Ponferrada; no en Segovia) y el recuento en las autonómicas de otras comunidades alivió la tensión del foco permanente sobre el que era el único dirigente del PP atado a Vox hasta ese momento. Esa presión se acabó. Alfonso Fernández Mañueco fue el primero, el que abrió la puerta de un Gobierno y entregó la presidencia de un parlamento a los ultraconservadores, pero ya no es el único.
Y en las elecciones generales el PP de Castilla y León retornó a la posición de supremacía en el reparto de diputados, pasando de 13 a 18 escaños a costa de fagocitar cinco de los seis parlamentarios que tenía Vox. Cerraron el recuento los 12 escaños que sujetó el PSOE, que perdió senadores en favor del PP en una distribución en ese hemiciclo propia de los tiempos hegemónicos de Juan Vicente Herrera: 27 senadores azules frente a 9 colorados.
Esos resultados sirven de palanca para encarar la reapertura del curso político en Castilla y León con sensaciones diferentes en la coalición de PP y Vox de las que vivían en junio. Mañueco llega vitaminado a costa de vampirizar el terreno que pisaba Juan García-Gallardo.
El de Vox retoma agenda, además, sin la persona que ha ejercido la coordinación de comunicación y en buena medida política en los equipos de los ultraconservadores en la Junta: Montserrat Lluís, que extendía esa preeminencia a las Cortes con mando en plaza. Aterrizó desde Madrid y hacia Madrid despega. Lluís, que ha sido la sombra de Gallardo en todos los actos a los que acudía, dejó el 22 de agosto el puesto de directora de Coordinación e Interacción Social en la Vicepresidencia de la Junta para trabajar con el equipo nacional de Santiago Abascal tras el varapalo electoral de Vox en las generales.
Contexto del inicio del curso político
El resultado de las elecciones generales
El Partido Popular fue el claro ganador de las elecciones generales del pasado 23 de julio en Castilla y León. Logró 150.000 votos más respecto a los comicios de noviembre de 2019, mientras que Vox ha perdido en Castilla y León 35.366 votos y cinco diputados entre esas dos citas. Un roto electoral que los de Santiago Abascal sufren en un escenario de más participación y más votantes, en el que el PP ha sido el que más papeletas gana, pero también el PSOE creció en electores, con 22.888 más.
Incumplimientos y quejas de Vox en público
El compromiso de aprobar una Ley de Violencia Intrafamiliar y un decreto de «concordia» forman parte del eje del acuerdo entre PP yVox, cuyo portavoz en las Cortes apuntó a finales de junio que se estaban frenando los trabajos desde el PP por orden de la dirección nacional.
El Debate sobre el Estado de la Comunidad, pendiente
Presupuesto, con el error en el retrovisor
El Gobierno autonómico de coalición debe remitir en octubre a las Cortes el presupuesto de la comunidad para el próximo año. Esas cuentas requieren dos meses de tramitación parlamentaria, con la víspera de la navidades como horizonte de aprobación. Sacar adelante el presupuesto de 2024 implica una negociación interna entre los socios de coalición. Sería el del año que marca la mitad de la legislatura.
Esas cuentas, una vez aprobadas, juegan políticamente a favor del socio mayoritario. En este caso el PP. Más si el minoritario, Vox, da síntomas de flojera, como indica el escrutinio del 23 de julio. Para sacar rédito a la gestión de ese presupuesto tienen más bazas los populares. Cuentan para hacerlo con veteranos en la arena política. El propio Mañueco es uno de ellos. Tiene consejeros con experiencia en gestión de cuentas en vigor y, si es necesario, prorrogadas.
Violencia intrafamiliar y memoria histórica
El tiempo juega, a medida que pasa, a favor de la maniobrabilidad de Fernández Mañueco en esa cohabitación en la Junta. Es el único que puede accionar el botón electoral y la aritmética parlamentaria puede darle oxígeno durante un tiempo en caso de apuros con sus socios. A diferencia de la etapa con Cs, el PP sienta en el hemiciclo de las Cortes un grupo que es el mayoritario. Por poco (31 escaños frente a 28 del PSOE, 13 de Vox y 9 del resto de formaciones), pero suficiente como para situar a los de Gallardo en la tesitura de votar con Tudanca para tumbar al PP en caso de desencuentro. Ese contexto debilita el efecto de los pulsos internos venideros que Vox pueda plantear en el seno de la coalición, como el que hizo estallar García-Gallardo en enero con el protocolo sanitario de medidas antiaborto.
Y de la Ley de Violencia de Género que exigió Vox para pactar con el PP y el 'Decreto de Concordia' para derogar el de Memoria Histórica y Democrática que dejó Juan Vicente Herrera no hay noticias, pese a que el PP firmó darles prioridad, fijando el inicio de su tramitación en junio y julio de 2022. Son compromisos congelados y los tiempos los marca el PP desde la Consejería de Familia y la de Presidencia, escudados tras el argumento de que los importante no es la «rapidez» en aprobarlas, sino que sean «buenas leyes».
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