Castilla y León es la región de la que más empresas han salido tras Cataluña
Casi 600 sociedades de la región se han trasladado a otra autonomía en la última década, la mayoría a Madrid
El regreso de Banco Sabadell a Cataluña después de más de siete años ha sacudido el sector financiero. Se trata de una mudanza relevante ... por sus implicaciones políticas, de eso no cabe duda. Pero como cualquier decisión de estas características también tiene consecuencias económicas, en la medida en que implica un desplazamiento de la riqueza. En esta ocasión desde Alicante –donde se encontraba la sede desde octubre de 2017– hasta la provincia de Barcelona.
Son muchas las empresas que cambian de domicilio social todos los años. Un fenómeno habitual que a menudo pasa desapercibido salvo para el Registro Mercantil. Únicamente en casos puntuales, como el de Sabadell, trasciende a la opinión pública. O como el de Renault España Comercial, una filial del gigante del rombo con 300 empleados que el pasado junio dejó de estar empadronada en Valladolid para inscribirse en Madrid, según desveló el PSOE.
La estadística revela que solo en 2023 (el último ejercicio cerrado) se produjeron 5.240 operaciones de este tipo. Y entre enero y septiembre de 2024 (los datos disponibles llegan hasta el tercer trimestre) ya sumaban 4.020. Por eso lo relevante es analizar el resultado, es decir, si en un territorio entran más sociedades de las que salen. En Castilla y León este saldo es negativo, mucho, hasta el punto de que es la comunidad de la que más compañías se han ido en una década tras Cataluña.
La región ha perdido casi 600 empresas desde 2015 –para ser exactos, 585– que en su mayoría recalan en la vecina Madrid, de acuerdo con el balance que realiza trimestralmente la firma Informa D&B. Es la segunda cifra absoluta más alta de España, solo superada por la autonomía que preside Salvador Illa, donde ascienden a la friolera de 5.491 en el mismo periodo. Ahora bien, lo ocurrido en tierras catalanas se explica por el 'procés' y la declaración unilateral de independencia, puesto que el éxodo tiene su pico a partir del referéndum ilegal del 1-O y se intensifica en 2018.
Fiscalidad e inspecciones
En esto último incide el presidente de CEOE Castilla y León, Santiago Aparicio, quien señala que «hay que diferenciar claramente los cambios de domicilio de Cataluña de los de cualquier otra autonomía, porque de allí se han ido por un tema político. Ahora ha vuelto de momento el Sabadell, pero sería bueno que esto se normalizara y que volvieran todas las empresas a su punto de partida», opina. Es precisamente por eso que llama aun más la atención que la región, donde no ha habido ruptura institucional, ocupe el segundo lugar del ranking nacional.
«En Castilla y León tenemos un problema muy distinto, un problema impositivo y de inspección, y lo venimos denunciando desde hace mucho tiempo», sentencia el máximo responsable de la patronal, que pide «un distrito único» a la hora de efectuar los controles a los negocios. «No es lo mismo estar en Madrid, donde a cada inspector le tocan mil empresas, que en Castilla y León, donde le tocan diez», ejemplifica. La consecuencia es que «al final hay empresas que todos los años están en inspección por una cosa o por otra, y otras que lo están cada cuatro años, y eso es lo que no puede ser», apostilla.
Es esto, a su juicio, lo que está detrás de la fuga de compañías de la comunidad. «Nosotros tenemos muchas salidas de empresas con cambio de domicilio, sobre todo a Madrid, por el tema de la fiscalidad. Eso por un lado, porque la presión fiscal es menor, aunque en Castilla y León la presión fiscal se está comportando bastante bien con las decisiones que ha tomado el Gobierno de Mañueco. Pero luego salen por el tema de la inspección: fundamentalmente las empresas que huyen de Castilla y León huyen por esto», insiste. De ahí que anime a la Junta a «presionar al Ministerio de Hacienda para que haga un distrito único en materia de inspección».
Una circunstancia que se ve agravada por el hecho de que «las que se van son las grandes, las que más pueden aportar al Producto Interior Bruto de Castilla y León, no las empresas pequeñitas, que no se pueden ir a ningún sitio porque es inviable para ellas o muy difícil», constata Santiago Aparicio. Y aprovecha para defender las ventajas de un recorte tributario porque «se ha demostrado que a mayor bajada de impuestos mayor recaudación, porque hay una incentivación de la economía, se invierte, se crean nuevos puestos de trabajo y eso hace que al final se recaude mucho más».
La lista de las ocho regiones españolas que han perdido negocios en los últimos años se completa con el País Vasco, que ha perdido 419 entre 2015 y el tercer trimestre del año pasado; Murcia, con 329; Navarra, con 194; Extremadura, con 44; Andalucía, con 30 y para terminar Asturias, con 21 menos, de acuerdo con la filial de Cesce especializada en el suministro de información comercial, financiera, sectorial y de marketing.
Líder sin discusión
La otra cara de la moneda son las autonomías donde los números salen en verde. Según Informa B&D, en cabeza y a una distancia sideral del resto figura la comunidad que preside Isabel Díaz Ayuso, que ha atraído 5.489 sociedades en la década objeto de análisis (curiosamente, casi las mismas que ha perdido Cataluña). Tanto es así, que Madrid acumula 36 trimestres de saldo positivo y solo tres en negativo.
A continuación aunque muy lejos se sitúa Valencia, con 593 (aunque está por ver el impacto de la dana), casi a la par que Baleares con 507. Las siguientes con un tejido empresarial más fiel son Galicia y Aragón, con una ganancia de 220 y 138 mercantiles, respectivamente, y acto seguido figura Cantabria, con 74 más; Canarias, con 46, Castilla-La Mancha, con 39, y La Rioja, con cinco.
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