Acor cierra el peor ejercicio de su historia con pérdidas de más de 12 millones
La nueva dirección de la cooperativa sigue atribuyendo el resultado al bajo precio del azúcar
«No voy a maquillar nada, voy a contar las cosas tal y como son», decía el presidente de Acor, Justino Medrano, que ... revisa ya los últimos datos del ejercicio de la cooperativa, relativo a la campaña 2018-2019, que se va a cerrar a finales de esta semana, el 30 de junio. Los datos serán los peores que se han conocido en la cooperativa y dejan pérdidas de más de 12 millones de euros en la cuenta de resultados. «No habrá problemas de tesorería», advierte, no obstante, Medrano que está atravesando por un proceso de formación acelerada de cuentas, de auditoría y de análisis económico en los cien días que acaba de cumplir al frente de la cooperativa azucarera. «El riesgo estaba en querer seguir así y querer más financiación», incide.
Las cuentas se tendrán que explicar a los socios en la asamblea general de diciembre pero Medrano tiene claro que apostará por la «transparencia», como defendió en la campaña electoral para presidir la cooperativa. Asegura que la causa de las pérdidas no es otra que los bajos precios de la tonelada de azúcar y las fluctuaciones de los mercados. «La gestión (del presidente) anterior influye pero ante una situación así, ¿quién lo aguanta?», reconoce. Aún así, insiste en que cumplirá su promesa de encargar una auditoría externa que analice las cuentas y que se realizará después de que se haya efectuado la que normalmente viene haciendo la cooperativa con el cierre del ejercicio.
Medrano cree que esta situación mejorará en un futuro a corto y medio plazo y considera que, a pesar de todo, «la situación de Acor es buena». No en vano, la cooperativa «tiene un patrimonio importante y eso es lo que la va a salvar», confía Medrano que explica que la relación de la sociedad con los bancos «no es mala», y dice que ya los ha visitado para garantizar que «los socios puedan cobrar» por su cultivo. Y es que se ha comprometido a garantizar los 42 euros por tonelada porque «por debajo de ese precio, nadie es competitivo». Al menos esa es su intención: «A corto plazo, no hay problema», puntualiza aunque en ocasiones advierte de la posibilidad de realizar «pequeños ajustes» sobre los que no precisa más.
Más molturación
El presidente de Acor está convencido de que la campaña que se acaba de sembrar será «muy buena». La cooperativa ha sumado casi 4.000 hectáreas más de cultivo (principalmente de la zona de Toro y algo de León) y eso sitúa en 14.000 las hectáreas de siembra para Acor. Con estas cifras, el objetivo es alcanzar las 200.000 toneladas de azúcar molturado en la fábrica de Olmedo la próxima campaña (en la última se quedaron en algo más de 120.000). Asegura que su prioridad es «mantener el cultivo de la remolacha» porque, a su juicio, tiene mucho recorrido.
Respecto del resto de proyectos que ha heredado de la anterior presidencia, Medrano no tiene aún tomada ninguna decisión. Ha empeñado gran parte de sus primeros cien días al frente de la sociedad para conocerlos de cerca. De hecho, ya ha viajado a Francia, para estar con sus socios de Tereos, ha estado en los países del este y la pasada semana visitó Bolonia para empaparse de los detalles del plan de fabricación de plásticos biodegradables. «Me encantaría liderar el proyecto pero es un proyecto social, que necesita apoyo de la sociedad», refiriéndose expresamente a las distintas administraciones. Todavía no sabe exactamente qué inversión se necesitaría para convertir el líquido que se extrae del proceso de producción del azúcar en plástico, pero la idea es tener el estudio en septiembre y analizar con él los costes.
«Nos engañamos»
La planta de biodiésel y la fabricación de aceites es otro de los proyectos monitorizados por el nuevo consejo rector de Acor. Medrano reconoce que la construcción de la planta se aprobó en la asamblea general en su momento. «Nos engañaron», dice ahora, aunque considera que la reconversión en fábrica de aceites ya no está en discusión. En 2018 la planta de Agroproducciónes Oleaginosas molturó 158.000 toneladas de girasol y colza, el 95% de su capacidad nominal, con lo cual «en principio, no veo que pueda generar ninguna tensión».
No es el único proyecto que se mantiene. El presidente de la cooperativa hablaba hace una semana en una tribuna publicada en El Norte, de un estudio para ampliar la planta de melazas porque «hay demanda en el sector ganadero». Se trata de una inversión, explicaba, de la que se espera que aporte rentabilidad a corto plazo.
Lo que parece que no tendrá mucho más recorrido son los campos que Acor siembra en los países del este de Europa. «Al principio podría tener sentido pero ahora se nos queda un poco pequeño. Son producciones limitadas que al final vamos a malvender», detalla Medrano que entiende que los costes para traer el grano (con el que no se llega a llenar un barco) son muy elevados. La decisión aún no está tomada, puntualiza, aunque tampoco le encuentra mucho sentido. No obstante, no será una decisión que adopte en solitario sino que, si llegara el momento, se someterá al consejo rector.
Justino Medrano:«Ahora es cuando me estoy empezando a sentir cómodo»
Han sido cien días de rascarle tiempo al tiempo, de viajes, de reuniones, de encuentros, de conversaciones con trabajadores y socios de la cooperativa (con estos, algo menos de lo que le hubiera gustado), de visitas a países extranjeros, de pisar las plantas y de comprometerse, sobre todo, «a escuchar». Justino Medrano asegura que quiere aplicar otra forma de gestionar. Huir del sistema «presidencialista y personal» que, a su juicio, se había vivido en los últimos 16 años. Precisamente esto es lo que más le sorprendió al llegar a la presidencia de la cooperativa:«la inercia con la que se trabajaba después de tantos años», explica Justino Medrano que no oculta que ha hablado con muchos trabajadores y que a algunos de ellos, les ha invitado a abandonar el proyecto que él lidera, si no se sentían integrados en él. Ha aprovechado jubilaciones y ha ofrecido recolocaciones pero al final, está creando un equipo con el que se siente a gusto y en el que confía en incorporar a más. «Irá entrando gente nueva», adelanta.
Reconoce que en alguna ocasión ha pensado «ojalá que no me hubiera presentado» y sigue teniendo en mente controlar a un consejero delegado que se encargue de la gestión, de tal forma que su papel de presidente se circunscriba solo a la representación. No obstante, esto también tendrá que esperar porque necesita sanear antes a la cooperativa y garantizar que todo se puede pagar.
Han pasado cien días de «ajustes duros», reconoce, aunque «ahora es cuando me estoy empezando a sentir cómodo», sentencia.
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