«No puedes hacer nada, adecuar tu stock, renovar precios, sobrevivir»
Virginia Langa, farmacéutica en San Martín de Rubiales (Burgos)
Susana Gutiérrez
Viernes, 12 de junio 2015, 14:02
Después de licenciarse y, más tarde, adquirir experiencia laboral en farmacias de Valladolid y Aranda de Duero, Virginia Langa decidía hace once años emprender su propio negocio. En 2004 apostó por adquirir la farmacia de San Martín de Rubiales, un municipio con 110 habitantes situado a 29 kilómetros de Aranda. «La compré en un momento en el que se vendían muy caras porque la situación económica de España lo permitía, pero pasado el tiempo llegaron los famosos recortes a los farmacéuticos que nos han puesto en una situación muy complicada», explica.
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Virginia recuerda que, al comenzar su andadura, los precios de los medicamentos eran estables, apenas bajaban, pero tras los recortes las farmacias rurales en general sobreviven a duras penas, asumiendo las pérdidas a la vez que siguen haciendo frente a altas hipotecas firmadas en tiempos de bonanza. «No puedes hacer nada, adecuar tu stock, renovar los precios, adaptar el sistema informático y como buenamente puedas seguir adelante», detalla.
Afirma que, además de la farmacia, presta un servicio de botiquín en la localidad vecina de Valdezate, un servicio parecido pero solo de algunas horas coincidiendo con las consultas del médico. Entre las dos localidades no llegan a 200 habitantes censados, que se duplican de largo en los meses de verano. «En realidad, los farmacéuticos rurales vivimos de mayo al puente de los Santos, de ahí a Semana Santa sobrevivimos de las rentas y con los recortes se llevan lo poco que ganamos en verano». Previendo los difíciles momentos que se avecinaban, Virginia optó hace cinco años por poner en marcha una tienda online, a través de www.virginialanga.com, que diversificó las ventas y ofreció un balón de oxígeno. Al comprobar que la situación de las farmacias rurales no remontaba, ha optado ahora por incrementar el negocio abriendo una Parafarmacia en Aranda. «Por lo menos en mi caso he seguido en el mismo sector, pero tengo muchos compañeros que han optado por otra línea de negocio». En cualquier caso, lamenta la rigidez del sistema al que están sujetos ya que el Estado obliga a abrir las farmacias y botiquines en un espacio marcado de tiempo.
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