El bar que celebra el verano con dos propuestas frescas en pleno corazón de Valladolid

En pleno centro de Valladolid, donde las calle respiran historia y los aromas de la cocina castellana se entremezclan con el bullicio amable de la ciudad, hay un rincón que invita a detenerse y saborear sin prisas. El Patio del Olivo, bajo la atenta mirada y la dedicación diaria de Luis Ángel Bastardo, es mucho más que un restaurante. Es un espacio donde la tradición se abraza con el buen gusto, y donde cada plato se convierte en un guiño al origen, a la memoria y a la tierra.

Luis Ángel, enamorado del producto local y defensor de la cocina que habla con honestidad, ha conseguido crear una carta en la que cada receta tiene alma. Sin estridencias ni artificios, solo ingredientes escogidos con mimo, técnica serena y una sensibilidad especial para reinterpretar los sabores de siempre.

Entre sus platos más celebrados, destacan dos propuestas que, aunque humildes en apariencia, esconden una profundidad y un saber hacer que emocionan. Estos son la ensaladilla rusa con bonito del norte y una refrescante ensalada de alubias de La Bañeza, ambos ideales para comer en verano y dejar a un lado otros platos clásicos de cuchara de la tierra pero contundentes y calientes, más propios del invierno como pueden ser las sopas de ajo o los potajes.

En este restaurante, la ensaladilla es un clásico reinventado con respeto. Cremosa, bien ligada, con ese equilibrio perfecto entre suavidad y carácter, encuentra su punto de distinción en el bonito del norte, que le aporta textura y un sabor delicadamente marino. No es una ensaladilla cualquiera. Es una de esas que te transporta a los veranos de la infancia, a las mesas familiares donde lo importante no era la forma, sino el fondo. En El Patio del Olivo, ese fondo sabe a verdad.

Por otro lado, la ensalada de alubias de La Bañeza es una oda a los productos de cercanía y al recetario castellano y leonés. Las alubias, tiernas y de piel fina, llegan desde tierras leonesas para convertirse en protagonistas de un plato que reivindica lo sencillo. Acompañadas con ingredientes frescos con grandes rodajas de tomate y un aliño sabroso pero comedido, logran ese milagro de refrescar sin perder profundidad. Es un plato que respira campo, temporada y sentido común, tres pilares de la cocina bien hecha.

Estos dos platos resumen a la perfección la filosofía de El Patio del Olivo. Una cocina de raíces, sin prisas, hecha con manos que saben y un corazón que se nota. En cada elaboración se percibe el respeto por el producto, el cariño por la tierra y el deseo genuino de hacer sentir al comensal como en casa. Porque aquí no se viene solo a comer, se viene a reconectar con los sabores de siempre, a dejarse cuidar.

Luis Ángel Bastardo no busca sorprender con fuegos artificiales, sino emocionar con lo verdadero. Y lo consigue. En cada rincón del restaurante, en cada plato que sale de su cocina, hay un hilo invisible que une tradición y sensibilidad, sencillez y excelencia.

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