«En Roa puedes recordar, admirar y degustar»

Hablar de la Villa de Roa es situarse al suroeste de la provincia de Burgos en un cerro de 820 metros de altitud a orillas del Río Duero. Un lugar elegido por diversas civilizaciones, que se instalaron en el cerro desde hace más de 2.500 años. Se trata de un enclave privilegiado donde, asomándonos desde El Espolón, el Balcón del Duero, se domina el paso del río, que riega sus fértiles vegas. Destacan unas viñas que marcan el paisaje, cuyo fruto es el apreciado vino Ribera del Duero, embajador de nuestra cultura.

Numerosos personajes han quedado unidos a la historia de Roa. Doña Violante, viuda de Alfonso X El Sabio, dictó en 1295 las ordenanzas sobre construcción de murallas y sobre la vendimia;el mercado del martes fue concedido por Enrique IV en 1465 y el cardenal Cisneros dedicó a la villa varios versos antes de su fallecimiento en Roa en noviembre de 1571. Durante el final de la Guerra de la Independencia, el cura Merino libera a Roa en 1813 de la opresión francesa con la ayuda de Juan Martín El Empecinado, quien años más tarde, con la vuelta de Fernando VII, acabó tristemente ahorcado, el 19 de agosto de 1825.

Nuestro patrimonio muestra diversas construcciones entre las que destaca la antigua colegiata de Ntra. Sra. de la Asunción. Nuestro folclore y tradiciones están presentes en todas las celebraciones, religiosas o no, que se realizan durante el año: carnaval, Semana Santa, fiestas patronales y navidades, todas con actividades acordes a cada celebración.

He hablado del vino como embajador cultural, pero para acompañar los maravillosos caldos de nuestra tierra son muchos los platos que forman parte de la gastronomía de Roa, destacando el lechazo asado en horno de leña y una receta muy singular del bacalao a «estilo taberna», plato que se degusta generalmente en invierno y sobre todo en Semana Santa. En definitiva, en Roa puedes recordar, admirar y degustar. Os esperamos.