«Los partidos territoriales son una tendencia al alza y han llegado tarde»

-¿Es usted, tras la moción de censura, el hombre más deseado de las Cortes? ¿O todavía no?

-No. Hombre, es verdad que la situación ha cambiado. PP y Cs tenían mayoría, con 41, para sacar todo adelante y ahora se han quedado con 40. El PSOE no va a apoyar sus iniciativas parlamentarias y en el grupo mixto, Podemos tampoco. Estamos cuatro. Vox, UPL, Por Ávila y la procuradora no adscrita.

-Es un político peculiar porque es, además, sanitario. ¿Comparte la crítica de que no era el momento para mociones?

-Todo se ha desencadenado. Como sanitario, me hubiera gustado que no se entrara en peleas, porque tenemos una situación muy seria a nivel de Castilla y León, de España y del mundo. Vamos a salir de esta situación y luego ya entramos en la dialéctica política. Puedes estar de acuerdo con lo que haga un Gobierno u otro, pero aquí tenemos que estar todos unidos, hay que salir de esta todos juntos.

-Hay una tendencia que parece al alza a atomizar la política en esos territorios olvidados: Por Ávila, Teruel Existe, Plataforma del Pueblo Soriano…

-Es una tendencia al alza, creo que sí. Y ha llegado tarde. Ha pasado durante toda la democracia. Partidos que contaban a nivel nacional con muchos más votos no sacaban representación y otros con menos votos, a nivel autonómico o nacional, sí la obtenían. Y tenían mucha fuerza porque muchas veces eran llave para determinadas cosas. Y llega un momento que te planteas que hay provincias que más o menos van bien, pero otras en cambio no. Y con las políticas que se están haciendo desde los dos grandes partidos nos sentimos olvidados. ¿Qué ahora puede ser positivo porque hay pocos movimientos? Puede ser positivo. Nunca un procurador ha podido sacar tanto. Solamente uno. Como ha pasado con Teruel Existe o puede pasar con Por Ávila. Pero es verdad que si se generaliza mucho podemos acabar con gobiernos-Frankestein. Pero quizá quien se está equivocando son los grandes partidos por dejar olvidados a determinados sitios. Se nos llena la boca con que todos somos iguales, pero no lo somos. O no nos tratan a todos por igual.

-Cuando habla de partidos mayoritarios habla de los dos que se han repartido el Gobierno en los últimos 40 años, PP y PSOE. Es a ellos a quienes se achaca haber olvidado a esos territorios.

-Sí, y aunque haya gente de esos territorios en los dos grandes partidos, siempre priman las grandes poblaciones. Estoy convencido de que los representantes que salen de las pequeñas provincias quieren hacer cosas por ellas, pero son tantos que no tienen esa presencia, esa voz y ese voto. Siendo solamente uno, tengo más presencia que la que pueden tener otros parlamentarios de partidos mayoritarios, porque tienen que repartirse las intervenciones, no pueden hablar todos los días.

-Esto equivale a hacer ese efecto bisagra que consiguió en su momento Jordi Pujol (CiU).

-Claro, claro. Es así. Es a lo que te abocan. Yo no quiero que Ávila sea más que nadie, pero tampoco menos. Entiendo que no puedo ser como Madrid, Valladolid o León, por los habitantes, pero ¿por qué tiene que haber tanta diferencia entre las grandes capitales y las pequeñas? Y luego se nos llena la boca a los políticos de hablar de la despoblación. Si lo que pretenden en solucionar el tema, lo más fácil es irse los 2,4 millones de habitantes de Castilla y León a vivir a Valladolid y listo. Pero, ¿qué pasa con mi ciudad, con mi tierra, con mis raíces?

-Desde el año 2000, la Comunidad de Madrid ha absorbido 300.000 habitantes más. Es como coger Valladolid entero y trasladarlo allí.

-Pero ahora viene la pandemia ¿y qué pasa? Que vivimos en hormigueros, en panales. Y como entre un bicho, lo coge todo el mundo. Lo raro es que Madrid no tenga muchos más contagios. A lo mejor si hiciéramos más pruebas veríamos que tiene muchos más contagios. Pero es que viven apiñados. Es muy difícil que en pueblos de Castilla y León haya contagios. Nos han traído el bicho de otro lado. ¡Si estamos desperdigados!

-Y sin embargo nos ha atizado de lo lindo.

-Sí, pero nos ha atizado porque… No voy contra los madrileños, pero tienen muchas posibilidades de contagiarse. Viven apiñados, no viven en casas aisladas salvo en la periferia. Tienen un aeropuerto, el de Barajas- Adolfo Suárez, que tiene un tráfico aéreo enorme, y el virus viene de todos los lados. Yo, que viví en Madrid, siempre he dicho que los madrileños no deben vivir muy bien ahí. Solo hay que ver las caravanas de los viernes por la tarde. En cuanto pueden, salen escopetados todos de allí. No solamente el Puente de Semana Santa, todos los fines de semana. Mucha gente que vive allí no es de allí. En la primera ola se decidió cerrar Madrid y las universidades y se anunció. Craso error. Diseminas todo. Si cierras las universidades y no cierras a los universitarios, ¿dónde van? ¡Si no son de allí! En cuanto supieron que iban a cerrar el miércoles, el martes estaban todos en su casa. Epidemiológicamente fue un error muy grande. Y no culpo a los madrileños, ¿eh?

-Que no son madrileños, en realidad. Son los de aquí que regresan a casa, por ejemplo.

-Muchos que están allí y que tienen segundas viviendas. Porque hay muchos madrileños con segundas viviendas por toda España, porque son oriundos de esos territorios. Ese fue el gran boom de la primera ola. Es algo epidemiológico. Donde más población concentrada hay, y donde se da más incidencia, y avisas de que vas a cerrar…

-Sobre esta situación de Por Ávila en las Cortes. Supongamos que todo sigue igual y empiezan a buscar acuerdos con ustedes como 'socio preferente'. ¿Podría ser un efecto reclamo para otras provincias?

-Puede ser. Yo creo que el efecto reclamo ya está. Porque están viendo que, efectivamente, nunca se ha hablado tanto de Ávila como ahora. Pleno que hay, tengo intervención. Portavoz en comisiones. Y hay provincias que dirán 'este sacará o no, pero cuidado lo pesado que es que todo el día está Ávila en la televisión'. ¿Y por qué no Soria, o Zamora? Y sí que están. Cuando sus procuradores hablan, también están. Pero no tienen la visibilidad que tiene uno solo. ¿Efecto llamada? Como encima sea llave, para sacar muchas cosas, que necesitan 41… Pues más todavía.

-Pero eso a la larga complica mucho gobernar.

-Es inviable. Hay mucha gente que no sabe ni que existo. Los dos grandes partidos, al final, tienen su espacio. Hay mucha gente que es del PSOE de toda la vida, esté quien esté, y gente del PP de toda la vida, esté quien esté. Y da lo mismo. Los 'fans' van a estar. Y es muy difícil que los grandes partidos pierdan el fenómeno fan. Sobre todo el PSOE. El PP tiene más trayectoria. Fue Alianza Popular, que si son del centro, que si vengo de UCD, de CDS… Pero, ¿el PSOE? Puedes discutir y decir 'no me gusta Zapatero, o Pedro Sánchez, o Felipe', pero el que es del PSOE, es del PSOE.

-Pero sufren también.

-Sí, sí, sufren. Pero yo tengo 57 años y unas cuantas elecciones y aquí, esté quien esté, el PSOE siempre tiene dos procuradores. Ha ido oscilando el resto, pero el PSOE siempre tiene dos. Es un voto muy fiel. ¿Que surjan partidos como el nuestro? Sí. Pero que se llegue a la posibilidad de que haya 4 de Por Ávila, 4 de Por Soria, 4 de otro sitio… ¡Vaya popurrí para hacer una mayoría! No creo que se llegue a eso.

-En el PP están preocupados por ejemplo por lo que pueda quitarles Vox, o lo que pase con el voto de Ciudadanos. Está en un momento delicado.

-Sí, pero es que se está basando más que nada en marcas. No es PP, es Feijóo. No es PP, es Ayuso. Porque Feijóo saca mayoría absoluta en Galicia y a Ayuso le dicen que va a sacar muy buen resultado en Madrid. Y eso es dar mucho a Feijóo y a Ayuso. ¿Es PP, somos populares? ¿O no? Ellos sabrán de política, que son más políticos que yo y sabrán de estrategia.

-¿Pagan esa intervención continua desde Madrid?

-Posiblemente. Sí es verdad que Tudanca quizá se haya visto arrastrado, se puede haber visto precipitado por lo de Murcia. Debía haberlo tenido más preparado, más asegurado. A lo mejor pensaban que Mañueco iba a convocar elecciones… No sé. Alfonso ha dicho que no las iba a convocar, pero como en política hoy digo Digo y mañana digo Diego...

-Cuando se hacen normas de carácter nacional, como la del lobo, se percibe desde aquí un desconocimiento de la realidad.

-Sí. Me pasa a mí muchas veces. Tengo muchos amigos epidemiólogos e intensivistas y cuando se toman decisiones digo, ¿pero quiénes son los expertos? ¿Con quiénes cuentan? Porque son decisiones que no entendemos los que estamos a pie, trabajando. Estás un poco desamparado a veces. No sabes de dónde vienen las decisiones. A veces llegan a un acuerdo a nivel nacional y dicen 'hay que tirar ahí'. Hay que contar con más asesores tecnificados y cualificados y sin mirar de qué color son. Pero si te rodeas de gente que tiene que ser 'fiel a'. La palabra que más me gusta es lealtad. Y si no estoy de acuerdo contigo, me voy. Pero si estoy en una situación en la que me han puesto a dedo y hay cosas que no controlo, me rodeo de gente. Si tengo que buscar gente que sepa pero que me sea leal, pues meto la zorra en el gallinero. Eso hace que al final haya mucho de confianza. SI tengo un primo hermano que sabe de esto, este no me va a dar la puñalada trapera. Y al final se hacen unas estructuras en las que quizá no estamos los mejores.

-¿Las grandes estructuras de los partidos han perdido eso, se va más al 'que no me traicionen?'

-Ahora veo intervenciones de Fraga, de Anguita, de Guerra, y dices 'estos eran políticos'. Ves a los de ahora y es como cuando hablo yo, que no soy político y meto cada cuezo… Antes daba gusto la dialéctica política. Y decían cosas. Ahora, cuando dicen «por un tiempo máximo de diez minutos, o de media hora». Yo voy, digo lo que tengo que decir y me da igual lo que tarde. Pero hay gente que llena ese tiempo. Y lo llena. Para no decir nada. Es palabrería. Y si pueden meter una cuña para meterse con otro y ya se espabilan todos, pues bien. Y otra vez. Y la población se acostumbra al enfrentamiento. Cuando alguien dice algo interesante, que está bien, con datos… No, es mejor que le diga 'váyase, señor González'.

-Esa política de buscar consensos, en los grandes temas, además, ahora mismo no sé si tiene cabida.

-Es la que tiene que tener cabida. Y para eso estamos partidos como el mío. De acuerdo con que la política también es enfrentamiento, porque es lo que vende y luego hay que ir a votar, pero hay algo que nunca he entendido. Cuando hacemos campaña política tú y yo queremos lo mejor para Ávila. Y los dos hemos dicho lo mismo. ¿Por qué no nos sentamos para hacerlo? Porque si tú lo haces muy bien y yo te ayudo, yo no salgo. Y al final son sillones. Como abulense quiero que se saquen las cosas. Cuando se hacen las cosas por Ávila y hemos estado todos, como puede ser la radioterapia, es que la hemos conseguido todos. Pero sobre todo es la gente de Ávila la que quería la radioterapia. No es para hacerse fotos, pero si hay que hacérsela, porque los políticos somos muy de fotos, pues todos. ¿Quién no va a querer que haya un helipuerto para que podamos tener un traslado hospitalario en condiciones? ¿Quién no va a querer que tengamos empresas? Todos queremos. Pues vamos a ir todos a una. Pero claro, si yo no pito más, las próximas elecciones no tengo el asiento.