Mañueco duerme la negociación con Por Ávila mientras sopesa el riesgo de dar alas a un partido provincialista

«No se ha roto, esta parada, quizás estén manejando otras variables, porque no somos la única vía». José Ramón Budiño, presidente de Por Ávila, hace ese diagnóstico de las gestiones con el PP, concretamente con Alfonso Fernández Mañueco, para lograr un acuerdo de gobernabilidad por el que la formación abulense devuelva al Gobierno de coalición del PP y Cs la mayoría que perdió con la moción de censura. El voto de Pedro Pascual, procurador de Por Ávila, sustituiría al de María Montero, parlamentaria que abandonó Cs, pero mantuvo el escaño y es ahora procuradora no adscrita en las Cortes de Castilla y León.

Ese apoyo no es gratuito. «Nosotros hemos pedido certidumbres por escrito. No pedimos la independencia para Ávila ni cosas extravagantes», apunta Budiño. La base de las reivindicaciones son las enmiendas que presentaron al presupuesto de la Junta para 2021, a las que PP y Cs no hicieron hueco. Son obras en varios centros de salud, en colegios, instalaciones deportivas...

Mañueco tanteó directamente la predisposición abierta al acuerdo de los dirigentes del Por Ávila, antiguos militantes y cargos del PP, en abril. Lo hizo en Ávila y en su despacho oficial en la Presidencia de la Junta, y luego durmió el asunto. «Está parado, puede que se reactive, pero ellos han firmado la solicitud de creación de la comisión de investigación sobre las residencias de mayores, así que sabrán lo que hacen», señala una fuente autorizada del PP. Entre medias los dirigentes de la formación provincial denunciaron que cargos del PP se saltaron el cierre perimetral de la comunidad para acompañar a Pablo Casado en una jornada de la campaña electoral del Madrid. Cuando hicieron esta denuncia, llevaban ya dos semanas esperando el documento de compromisos que quedó en enviarles Fernández Mañueco.

La firma con Por Ávila genera recelos en el PP de esa provincia. Por la relevancia que daría el pacto a la formación con vitola abulense ante el logro de conseguir proyectos concretos para la zona y el 'premio' que eso supondría para dirigentes expopulares que abandonaron la disciplina de partido y son competencia directa en las elecciones municipales y en las autonómicas. Jesús María Sánchez Cabrera, alcalde de la ciudad amurallada con el apoyo de Cs, llegó a regidor con Por Ávila tras dejar de ser presidente de la Diputación con el PP.

A eso se suma el hecho de que, si se visualiza un efecto práctico del voto localista o provincialista, con trabajo en positivo para el territorio y obras y proyectos concretos, pueda cundir el ejemplo en otras demarcaciones de la comunidad socavando el suelo de voto de los populares. Algo que han sufrido ya en Soria con la Plataforma del Pueblo Soriano, a nivel municipal, aunque este partido no ha logrado en anteriores elecciones entrar en las Cortes.

En la formación abulense hay también quien alerta del coste político que supone supeditar la libertad de actuación política y voto en las Cortes al apoyo total a la Junta. El procurador Pedro Pascual ha abanderado cuestiones como la defensa de la atención sanitaria presencial, de la asistencia rural o puesto de manifiesto deficiencias en servicios esenciales como la atención a los mayores o iniciativas como la comisión de investigación sobre lo ocurrido en los geriátricos durante la pandemia y resultaria harto complicado explicar que da un giro de 180 grados para posicionarse ahora en contra.

A lo anterior se suma el hecho de que las elecciones de Madrid han redefinido el espacio político más allá de la Sierra de Guadarrama. El PP ha cogido oxígeno ante el descalabro de Cs y el golpe que ha sufrido el PSOE. «Hay mucha presencia, mucha mesa petitoria y mucho movimiento y eso suele deberse a otras cosas que no son la crisis sanitaria», apunta Budiño, sobre la movilización de los populares en Ávila. Ese tipo de esfuerzo suele medirse en perspectiva electoral.

Y a todo esto, el socialista Luis Tudanca se estrena en hacer oposición a Pedro Sánchez y defiende que el PSOE de Castilla y León no traga con la prohibición de cazar al lobo.