Chamberí, vida de reivindicaciones
Su historia y difícil situación lo convirtieron en un barrio atípico dentro de la capital charra
CECILIA HERNÁNDEZ
Lunes, 9 de diciembre 2013, 15:59
Nos situamos en una época en blanco y negro, no solo por los recuerdos gráficos que quedan de entonces, sino también por las penurias y problemas por las vidas de sus protagonistas atravesaron. Años de esfuerzos, de cambios y de luchas por salir de la pobreza que implicaba el mundo rural, donde la esperanza de prosperar era prácticamente nula. Son los años de los barrios de aluvión en las grandes ciudades, barrios hechos y construidos a imagen y semejanza de los pequeños pueblos de los que llegaban sus habitantes. Esa similitud se ve claramente en la calle Mayor de Chamberí, cuyo aspecto recuerda a esos pequeños núcleos de población que componen el tejido esencial de nuestra provincia.
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«La calle mayor hasta hace no muchos años estaba llena de corrales de vacas lecheras y de engorde», comenta Benito Montero, presidente de la asociación de mayores 'Asamblea' de Chamberí y figura esencial en el devenir del movimiento vecinal en este barrio durante las últimas décadas. De esos corrales de ganado quedó el nombre de 'Los Alambres', la otra parte de este barrio, nacida en los años de la posguerra española sobre el Cordel de Merinas, lugar de paso de rebaños.
Sin embargo, en el origen de Chamberí como barrio también tuvo gran importancia la actividad comercial del Barrio del Arrabal, ya que allí desde antiguo se celebraban ferias y mercados. Por ello, a lo largo de la vieja carretera de Portugal se instalaron comercios e industrias, junto a mataderos y almacenes de pienso para el ganado.
Entre arroyos
La orografía y las infraestructuras no han jugado a favor de estos núcleos urbanos de Salamanca, ya que se encuentran condicionados por el arroyo del Zurguén, la vía del ferrocarril y los tesos entre los que se sitúan. Así, el barrio de Los Alambres se expande a lo largo de una profunda vaguada recorrida por un afluente del Zurguén, que nace cerca de Vistahermosa. El Cagachinarros, como es conocido entre los lugareños este afluente, corre paralelo al cordel de ganados que, como decíamos, posiblemente otorgó denominación al barrio. Lo accidentado del relieve ha condicionado la configuración de esta zona, al tiempo que ha sido un problema por el peligro de las inundaciones, como la que tuvo lugar en el Corpus Christi de 1976, ya que las construcciones sin control entorpecieron la salida natural de las aguas hacia su desembocadura natural en el río Tormes.
Una de los edificios más representativos del barrio es la capilla, construida en los años 60 gracias a las aportaciones de los propios vecinos. «Hace años era también el colegio de esta zona, además de capilla, y desde siempre ha sido una seña de identidad para todo el barrio», señala Benito Montero.
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Importante es la capilla e importante es el centro cívico de la zona, lugar de reunión de grandes y pequeños a lo largo de toda la semana. Una placa recuerda allí a Aurelia López, quien fuera una de las primeras dirigentes del movimiento vecinal del barrio, «alguien que trabajó incansablemente por sus vecinos», en palabras de Montero, que fuera su compañero en esas tareas.
Mayores
Al hablar de Chamberí, hablamos de un barrio en el que el movimiento vecinal reivindicativo de los años 70 y 80 dejó paso a la marcha de los jóvenes a otros lugares de la ciudad. Esta zona, por lo tanto, se convirtió esencialmente en un barrio envejecido, aunque recientes construcciones de viviendas protegidas por parte de las administraciones públicas ha variado esa situación. Pero si algo destaca en Chamberí, es el dinamismo de su asociación de mayores 'Asamblea'. Sus 300 socios realizan actividades de todo tipo, como talleres de pintura, bordado charro, gimnasia o tai-chi, sin olvidar los bailes de cada sábado o las celebraciones de diferentes festividades como las Águedas, Carnaval o las propias fiestas del barrio, que tienen lugar cada año a principios de mayo en honor de San José Obrero. Sin olvidar, por último, la semana cultural que la asociación celebra cada mes de octubre.
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Los problemas del barrio de Chamberí-Los Alambres tienen que ver en su mayoría con su situación apartada pero cercana al mismo tiempo del núcleo urbano. Hubo un tiempo en el que muchos propietarios entregaron al Ayuntamiento solares en estas zonas por las conocidas permutas de edificabilidad, lo que dio lugar a la proliferación de parcelas sin construir que se convirtieron en foco de problemas y quejas del resto de vecinos. Este problema se intentó remediar en planes como el Área de Rehabilitación Integral de Chamberí, llevado a cabo por el Patronato Municipal de la Vivienda. No obstante, el problema sigue patente en muchos de los solares, circunstancia que se agrava en ocasiones por los cables de luz que los rodean. «Hemos solicitado muchas veces que se ponga remedio a esos cables, que están a tan poca distancia del suelo», apunta Benito Montero, quien también indica que es «neecsario» que se limpien esas parcelas municipales. «Al igual que desde el Ayuntamiento se exige que se limpien las privadas, ellos deberían dar ejemplo con las que son suyas».
Viviendas
Otra lucha vecinal es la que reivindica más viviendas sociales, precisamente en alguno de esos solares de titularidad municipal. La sensación del barrio es que si se hubieran hecho «a tiempo» más viviendas, «muchos vecinos no se hubieran marchado». Hay que señalar que por el denominado PERI-55, se realizaron cinco promociones dentro del barrio, en solares del Ayuntamiento que se destinaron a realojar a aquellos vecinos que así lo desearon y con los que se formalizó el correspondiente convenio.
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«Otra reivindicación que mantenemos en la de los autobuses», señala Montero. La decisión tomada por las autoridades competentes hace casi un año de variar las líneas 5 y 8 de autobús urbano, dejó sin parada a las calles Francisco Maldonado y Lagar, lo que supone que el centro de salud de Tejares, de referencia para esta zona, queda muy alejado de su parada correspondiente. «Para los mayores y las personas con dificultades de movilidad es un problema», comenta Montero.
De igual modo, los vecinos del barrio de Los Alambres reclaman que el autobús llegue hasta sus viviendas, sobre todo en esta época de frío. En ese mismo barrio, «existe una pared, en la calle del Moisés, de cinco o seis metros de altura de la que, cuando llueve, se desprenden piedras y tierra que caen en la acera». Por eso, los vecinos solicitan una malla protectora «como la de la Peña Celestina».
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Una última problemática de esta zona la constituyen los grafitis y actos vendálicos que afean algunas zonas del barrio, como la plaza del 1 de mayo.
Pese al esfuerzo de los vecinos y autoridades públicas, los problemas y reivindicaciones no faltarán nunca en una zona de la ciudad de Salamanca tan alejada del centro, en la que su peculiar historia y situación, tan diferente a la de otros barrios de la capital charra, hace que desde sus inicios se viva más intensamente el sentimiento de barrio y de pertenencia a un pasado y futuro común.
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