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SUCESOS

La huida de El Lute y la clavícula rota de Emilio

La Audiencia de Palencia juzgó hoy hace 47 años al fugitivo, que hirió a un niño palentino en su fuga de un tren en Piña

RICARDO S. RICO

Lunes, 25 de noviembre 2013, 14:15

Eleuterio Sánchez Rodríguez, 'El Lute' (15 de abril de 1942, Salamanca), el célebre fugitivo español de la década de 1960, el bandido estigmatizado por el franquismo, es noticia estos días por la publicación de su nuevo libro, 'Cuando resistir es vencer', tercero de los volúmenes de su puño y letra fruto de los estudios adquiridos entre rejas. Un 24 de noviembre, hace 47 años, El Lute también era noticia, compareciendo como reo en la Audiencia Provincial de Palencia para ser juzgado por los delitos cometidos tras una de sus espectaculares fugas, la llevada a cabo el 2 de junio de 1966 en el término de Piña de Campos, al saltar de un tren en marcha a 80 kilómetros por hora en el que era trasladado desde el penal del Dueso (Santander) a Madrid para declarar en un juicio por la muerte de una niña.

Ese juicio se seguía contra Raimundo Medrano, compañero de fechorías de El Lute y de Juan José Agudo el 28 de mayo de 1965, cuando en el atraco a mano armada a una joyería de la madrileña calle Bravo Murillo se apoderaron de medio millón de pesetas en joyas y resultó muerto el vigilante del establecimiento. Pocos días después, cuando la Policía trataba de detener a Medrano y a Eleuterio en un bar de la calle Galileo, murió la niña Raquel Campiña. Medrano escapó, pero Eleuterio fue apresado. Un consejo de guerra condenó a muerte a El Lute, pero esa pena le fue conmutada por la de treinta años de reclusión.

Eleuterio amaba, ama la libertad, y ese tren correo Santander-Madrid fue su salvoconducto. Cuando el convoy circulaba a la altura de Piña de Campos, El Lute, esposado, se tiró en marcha, utilizando como escudo humano, como arma arrojadiza, a un niño de 12 años vecino de Amusco, Emilio de la Pinta Illera. El menor, que volvía junto a otros niños de recibir clases particulares en una academia de Frómista, se entretenía en el pasillo del tren cuando El Lute le empujó contra los guardias civiles que le custodian, fracturándose la clavícula. Eleuterio Sánchez saltó a continuación del convoy, y aunque al principio se le dio por muerto, doce días después fue descubierto y capturado en la dehesa de Casablanca tras una gran batida cuando se dirigía a Salamanca en una Vespa robada. Desde su fuga en Piña de Campos hasta su detención, Eleuterio Sánchez había cruzado el Canal de Castilla con un brazo roto y andado cerca de 200 kilómetros, alimentándose de verduras.

Apresado de nuevo, El Lute comparece el 24 de noviembre de 1966 ante la Audiencia de Palencia por la fuga del tren, defendido por el letrado Víctor Mantilla y representado por el procurador Agustín Tinaja. La sala la constituyen el presidente Benedicto Sánchez Fuentes y los magistrados César Robledo y Félix Andrés Velasco, con Eduardo Monzón Aragón representando al Ministerio Público. «La expectación producida por esta causa ha sido muy grande en toda la ciudad, acudiendo mucho público para presenciar la vista. El Lute compareció muy sereno y sin dar muestras de afectación. Vestía una chaqueta blanca y pantalón oscuro, y en todo momento permaneció tranquilo», relataba la edición de El Norte de Castilla del 25 de noviembre de 1966. Por la sala pasó «un desfile de testigos, casi todos vecinos de los pueblos por donde en su fuga merodeó el famoso delincuente», añadía el periódico decano de la prensa española, que citaba la petición de penas del fiscal. Por el quebrantamiento de condena, cinco años de prisión menor; por el hurto de una gallina, dos años de prisión menor; por el robo de una manta, seis meses de prisión mayor; por el robo de ropas usadas, queso y un DNI, siete años de prisión mayor, y por el hurto de una motocicleta, siete años de prisión mayor. En total, se le condena a más de 21 años de cárcel y a diversas indemnizaciones, entre ellas el pago de 10.000 pesetas al niño Emilio de la Pinta Illera, que compareció como testigo en el juicio.

Ese día, El Lute promete al presidente de la sala de la Audiencia de Palencia algo que cumplió años más tarde, cuando, después de fugarse del penal del Puerto de Santa María (Cádiz) en la madrugada de Año Nuevo de 1971, permaneció huido de la justicia, ayudado por sus hermanos El Lolo y El Toto y por otras familias de quinquis, hasta el 2 de junio de 1973. Con sangre fría, El Lute llamó la atención al presidente de la sala, que había calificado de tribu de quincalleros a los suyos. El Lute le rectificó, señalando que los suyos no lo eran, y que podía tener la seguridad de que, «si me hubiera encontrado con alguno de los míos, yo no estaría aquí, y ustedes no me hubieran detenido».

«Ya estaba cansado»

Emilio de la Pinta Illera, el niño de Amusco al que El Lute le rompió la clavícula en su fuga del tren en Piña de Campos, no quiere oír nada sobre ese hecho 47 años después de sucedido. «No quiero tener recuerdos de ese tema», se limita a decir al respecto. Y cuando se le pregunta si le ha perdonado por ello, añade tajante: «Yo no digo nada».

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