«Sin conciertos en bares ni Escuela, no habrá músicos en Valladolid»
El músico Carlos Soto instruirá a los alumnos del II Curso de Música Celta de Arlanzón con su fusión de estilos
EDUARDO M. ESPALLARGAS
Sábado, 3 de agosto 2013, 19:16
De la vorágine de Celtas Cortos a la tranquilidad de San Miguel del Arroyo. Carlos Soto, ex miembro fundador de la banda vallisoletana será uno de los profesores del II Curso de Música Celta que se celebra en Arlanzón, Burgos, los días 23, 24 y 25 de agosto. Junto a él estará también la bretona María Desbordes, ambos un claro ejemplo de músicos polifacéticos. Buscan sonidos, los estudian, fusionan e interpretan en los múltiples proyectos en los que están implicados. Cada uno será profesor de su especialidad, Carlos Soto con la flauta travesera y María Desbordes con la gaita irlandesa o el whistle un tipo de flauta puramente celta. «La primera edición tuvimos una muy buena experiencia, en Salas de los Infantes, pero en esta ocasión vamos a estar todos los profesores y alumnos durante el fin de semana. Así podremos juntarnos y tocar, como en los pubs irlandeses... va a ser muy bonito». El objetivo del curso, tal y como señalan, es dar a conocer este estilo musical y compartir una afición «para interpretarla con rigor». «Cuando empezamos con Celtas Cortos estas cosas no existían, y si no te ibas a Irlanda o conocías a alguien que había ido no dabas con la esencia de este tipo de música que, como cualquier otra, tiene sus caprichos y características particulares», explica Carlos. Afincados en la localidad vallisoletana de San Miguel del Arroyo, allí dan rienda suelta a su creatividad para dar con un estilo muy personal. Cuando se les pregunta, es difícil hacer que se decanten por un sonido en particular: folklore castellano, música celta, irlandesa, jazz... «Nos gusta la mezcla de culturas, y al final aprendes de todas tus experiencias y tus viajes», declara Soto. Pero la actualidad de la música celta en Valladolid es complicada, «la de la música celta y la de cualquier tipo, pero confío en que en cualquier momento veamos la luz». No obstante, se muestra tajante cuando afirma que sin conciertos en los bares ni escuelas, «es difícil crear músicos en Valladolid».
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Y como señala, «si la situación no cambia nos enfrentamos a un futuro sin grupos y sin música». El propio Carlos Soto no tarda en señalar que quizás está siendo «demasiado catastrofista, porque los músicos seguiremos ahí pase lo que pase».
Vocación didáctica
Prueba de ello es su voluntad por enseñar a futuros artistas su particular visión de la fusión de culturas. Pero esta vocación didáctica les viene de lejos. Todo surgió cuando se instalaron en San Miguel del Arroyo y, aunque reconoce que «nuestra especialidad no es ser profesores de niños», vieron que había una inquietud de los padres para que sus hijos aprendiesen música. «Básicamente nos dijeron que ya que estábamos allí.. y ahora dirigimos el coro con gente mayor cantando y joven tocando». Ante esa demanda vieron que les podían ofrecer algo, lo que supuso una prueba también para ellos, pero tal y como reconocen, « fue muy interesante, ves que la música es un estímulo intelectual. Era bonito explicar a algún padre que su hijo, el típico hiperactivo y difícil de controlar, era muy bueno a la percusión». Así compaginan sus trabajos en diferentes proyectos musicales. Por un lado, Castijazz, grupo en el que mezclan música tradicional castellana y jazz, y por otro, Awen Magic Land, proyecto que mezcla sonidos étnicos con electrónica y teatralización. «Queríamos ver cómo 'suena' la magia», explican.
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