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Juan Hernández Armenteros, en el Palacio de Santa Cruz./ G. Villamil
EDUCACIÓN

«En el sistema universitario se ha actuado con improvisación»

Juan Hernández Armenteros, experto en financiación asegura que «se ha hecho un esfuerzo importante, pero lo que viene no será menor»

CARMEN DURÁNTEZ

Viernes, 17 de mayo 2013, 14:21

Juan Hernández Armenteros acudió a la Universidad de Valladolid para participar en la mesa redonda 'La financiación y gerencia de la universidad'. Nadie mejor que él para aportar sus ideas a los asistentes, pues este Doctor en Ciencias Económicas y profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Cádiz está considerado el mayor experto en la situación financiera de las universidades españolas.

¿Qué modelo de financiación permite la supervivencia de las universidades públicas tal y como las hemos conocido los últimos años?

Atendiendo a la dimensión de la Universidad, al número de personas que acceden a ella y a unas expectativas de que este cada vez sea mayor, la universidad que maneja recursos públicos debe procurar mejorar la eficiencia. Un modelo de financiación se sujeta sobre cuatro patas: estabilidad, tener garantía de lo que vendrá en los próximos años; suficiencia, recursos suficientes para poder prestar los servicios; eficiencia en la asignación y equidad retributiva. Los recursos son escasos y las necesidades múltiples, por lo tanto han de asignarse de manera eficiente. Esa consideración debe estar presente en toda la planificación del sistema universitario, en cualquier modelo para garantizar la estabilidad y la suficiencia. Hemos actuado improvisando mucho, teniendo muchas presiones locales, atendiendo a demandas corporativas... Hasta ahora el esfuerzo que se ha hecho en el conjunto de las comunidades españolas es importante, pero lo que viene no será menor.

¿Cómo se puede compensar desde la Universidad el recorte de recursos públicos?

Hasta ahora la reducción que se ha producido en la aportación pública se limita a la inversión material, es decir, a construcción y equipamientos de edificios e instalaciones. Este último año también se da en una de las funciones básicas de la Universidad como es la investigación, lo que es más preocupante, porque la investigación favorece un cambio de modelo productivo que relance la actividad económica del país. Pero la capacidad financiera de los gastos de funcionamiento de las universidades no se ha visto hasta ahora mermada, lo que se ha producido es un cambio de financiador. Se ha reducido la financiación pública y se ha aumentado la privada. En el día a día hasta ahora está garantizada la suficiencia financiera, pero todo lo referente a futuro es lo que se ha visto frenado. Ahora las universidades se preocupan de que los recursos públicos lleguen al día y el país está en otra dinámica, de agregados más determinantes.

¿Es justificable la reducción de apoyo público a la investigación?

Cuando hay ajuste de recursos públicos con carácter general, está claro que la prioridad es la salud, la educación básica y servicios públicos que requieren de una inmediatez y cuya aplicación-consumo prácticamente es a la vez. Pero la investigación tiene un proceso de aplicación y de retorno mucho más lejano. Si aflojamos la intensidad de aplicación de recursos un tiempo corto, aunque se note, no tendrá gravedad. Si es permanente sí será grave.

¿Son adecuadas las modificaciones en el sistema de becas?

La manera en la que se ha hecho el decreto de precios públicos y becas creo que es manifiestamente mejorable. Con las becas llevábamos un esfuerzo de tendencia positiva. Muy lejano en comparación con la UE, pero es que nosotros teníamos una beca oculta: la cercanía entre los campus. Pero hecha esa salvedad, tenemos una política de becas con un planteamiento en el último decreto orientado más por la exclusión que por la eficiencia. Las becas lo que hacen es que la sociedad facilite el acceso a la universidad a alguien que no tiene recursos para ello, pero una vez que ya está dentro el comportamiento del becario es igual que el de cualquiera de los que está allí, no hay por qué exigirle ni más ni menos.

¿Es necesaria la subida de tasas a los alumnos para la financiación universitaria?

La sociedad da una beca implícita a todo alumno que accede a la universidad. De cada 100 euros da 85, a todos. Replicar esto reiteradamente es una generosidad de la sociedad muy grande. En las segundas y terceras oportunidades no se puede replicar la misma generosidad, cuando no hay elementos objetivos que expliquen por qué se llega a esa segunda o tercera oportunidad. Hay alumnos a tiempo parcial, pero ¿por qué la sociedad tiene que repetir la ayuda al que como actividad principal y única tiene la formación?

Si la subida continúa, ¿derivará en una reducción de matriculaciones por imposibilidad de hacerles frente?

Se ha producido una racionalización de la demanda, porque el alumno con una asignatura en tercera convocatoria y sin seguridad de aprobarla no se ha matriculado. Por ello se ha producido una reducción de las matrículas. Pero hay que tener presente que quien tiene capacidad económica para pagarlo permanece dentro de la vida de la universidad. Mientras pague el coste no hay problema, llega cuando sin pagarlo vive dentro de la universidad y se lo tenemos que pagar entre todos.

¿Qué problemas genera la competencia de las facultades que implantan las mismas titulaciones?

Uno tiene que ofrecer un producto que se ha demandado o que tenga potencialidad en el área en la que se implanta. Las universidades no deben ser, aunque lo son, miméticas. No pueden ser como las muñecas rusas, en las que abres, abres y todas son iguales pero más pequeñas. Puede haber universidades generalistas, pero no 47 universidades públicas y 27 privadas generalistas. Si una institución quiere autonomía financiera la tiene en el ingreso y en el gasto, si quiere una certidumbre en la financiación se tiene que hablar de qué es lo pertinente para el bien general, no para el suyo.

¿Hay demasiadas universidades?

No, universidades no sobran. Lo que tenemos es un excedente de titulaciones replicadas y falta de especialización. No se pueden tener en Segovia, en Soria, en Palencia y en Valladolid las mismas titulaciones. Si se quiere mantener proximidad hay que especializarse. Tampoco tiene sentido que dos titulaciones que se complementan estén ubicadas en sitios diferentes, porque lo que se hace es distribuir el talento y la capacidad productiva y hay que agregarla. Existen muchos campus y hay que especializarlos. Burgos y León no pueden ser Valladolid y Salamanca, así de simple.

Teniendo en cuenta la situación económica que atraviesan las universidades y los ajustes a las que han de enfrentarse, ¿qué medidas deberían de tomarse en un futuro a corto plazo?

Lo importante es saber qué modelo queremos. Cómo vamos a explicar a la gente que vamos a financiar la Universidad, quiénes son los que van a acceder y qué se les pide. Qué investigación vamos a realizar y para qué. Y esto no cuesta dinero, esto es darle transparencia, objetividad, rigor... Después debería haber unas atenciones financieras diferentes que respondan a las 'actividades-resultados': qué hago y qué consigo. De manera que esto incentive a las universidades a desarrollar unas actuaciones y una política orientadas a la demanda social.

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