La crisis se disfraza en Carnaval
La venta de máscaras y disfraces se incrementa entre los palentinos en un intento de olvidar por unos días los problemas laborales y económicos
PILAR ROJO
Domingo, 10 de febrero 2013, 15:28
Los historiadores sitúan los orígenes del carnaval en las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5.000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio Romano, desde donde se expandió la costumbre por Europa y posteriormente por América. Muchos siglos después de aquello, se mantiene la tradición de que en la noche del Carnaval todo vale y dice la leyenda que por eso la gente se esconde tras máscaras y caretas.
Lo cierto es que, aunque el ambiente no está para muchas fiestas, con unos índices crecientes de paro y unas negras perspectivas económicas, cada vez son más los palentinos que deciden salir a la calle para esconder bajo un disfraz sus penas durante unos días y vivir otra realidad. El propietario de Jugueterías Andérez, Jorge Machiñena, reconoce que la venta de disfraces se mantiene o incluso crece cada año y los carnavales se han convertido en una fiesta consolidada entre todas las edades. «Los niños tienen la fiesta consolidada con las celebraciones en el colegio, los jóvenes se animan muchísimo con los bares disfrazados y los mayores encuentran en el Carnaval una vía de escape para disfrutar durante unos días. Los disfraces se siguen vendiendo e incluso van en auge», afirma.
Sátira de la realidad
La sátira de la cruda realidad se evidencia en el éxito que siguen teniendo las caretas de políticos como Rajoy o Ángela Merkel, que siguen saliendo a la calle para mofarse de la actualidad. Los animales, los piratas, los trajes medievales y los clásicos payasos siguen encabezando la lista de preferencias junto a otras novedades como los bolos americanos, la botella de cerveza o unos sexis boxeadores. «Cada año llegan cosas nuevas que se venden al principio y se agotan. También siguen triunfando los disfraces que suponen una sátira de la realidad y de personajes famosos, políticos fundamentalmente», explica Machiñena.
Además del disfraz elaborado, cuyo precio suele oscilar entre los 20 y los 30 euros en el caso de los adultos y algo más barato para los niños, son los complementos los que hacen que un disfraz sea especial. «El disfraz de pirata es igual o similar en todos los casos. Pero si te pones un loro en el hombro, un garfio y un saco con monedas, le aportas ese plus que te hace diferente. Las pinturas y los complementos son fundamentales y también se nota en las ventas», asegura.
Jorge Machiñena sostiene que son muchos los ciudadanos de todas las edades que han decidido rendirse a Don Carnal para olvidar los problemas económicos y laborales durante unos días y divertirse. «La ambientación de los bares, las tapas inspiradas en el Carnaval y la colaboración de las asociaciones de vecinos que llevan tiempo preparando trajes y disfraces es un apoyo fundamental para mantener una fiesta que se ha consolidado ya en el calendario festivo de Palencia. A pesar de que es el martes de Carnaval el día que más gente sale a la calle, se preparan muchos actos para que también durante el fin de semana puedan divertirse niños y mayores», asegura. Piratas, payasos, princesas, políticos, policías, bomberos y todo un elenco de personajes reales y de ficción inundan estos días las calles de la capital y de decenas de pueblos de la provincia. El martes por la noche, todos los coloridos trajes volverán al armario con la despedida a Don Carnal y la llegada de Doña Cuaresma y su consabido recogimiento y vuelta obligada a la cruda realidad.
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