Instalaciones de la empresa en 1999. /F.J.
Medina del Campo

El ERE de Made amenaza con gripar el motor de la economía de Medina

Modelo de gestión y motor económico de Medina, Made es, más que un centro de producción, un símbolo de desarrollo

PPLL

Sábado, 19 de mayo 2012, 12:51

En 1999, y dando continuidad a la línea generacional de su familia, Sergio Nieto Pariente, de 33 años, comenzó a desarrollar su labor profesional en la histórica factoría Made de Medina del Campo. «Yo entré a trabajar en la fábrica como otros muchos jóvenes del pueblo porque teníamos ya familiares que trabajaban en ella desde hacía décadas» comenta Nieto Pariente, quien agrega que «era una muy buena salida laboral, ya que pagaban muy bien y la empresa cuidaba a los trabajadores».

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El primer miembro de la familia de Sergio que inició su carrera en la histórica Made fue su abuelo, quien, a pesar de tener 83 años, aún recuerda cómo la empresa cuidaba su capital humano. Nieto Pariente añade que «cuando mi abuelo me cuenta las garantías que ellos tenían alucino, porque nosotros no hemos conocido nada de eso; bueno, sí, las malas épocas de lo que fue la empresa que dio de comer y levantó a Medina del Campo».

Durante estos últimos 13 años, la historia laboral de Sergio cuenta con capítulos como la separación en bloque de la gran Made en el año 2000 en dos plantas diferentes de unos 80.000 metros cuadrados cada una que «son como polígonos industriales», con situaciones ahora inimaginables. Había dos y tres turnos en los años 2006 y 2007 en los que «en las épocas de verano, se llegaban a contratar a más de 200 eventuales para trabajar a destajo».

Las ventas y compras de los directivos de las multinacionales que fraccionaron a la histórica Made en mil y un trocitos y la crisis financiera global «que se cebó con las renovables y con la fábrica a partir del 2009, cuando todo fue de mal en peor» han desembocado en que el que es considerado el motor económico de la villa de las ferias esté a punto de ser desmantelado.

«Yo tengo 33 años y después de trabajar toda la vida en esta fábrica me entero esta misma semana de que soy uno de los afectados por el ERE de extinción en Made Gamesa» asegura este joven quien desde el pasado miércoles se replantea su futuro lejos de su familia y lejos de la villa ya que «aquí no hay trabajo y no tengo futuro alguno, por lo que tendré que irme fuera».

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Este es uno de los más de 2.000 ejemplos de jóvenes medinenses y comarcanos que, siguiendo la estela de sus padres, hermanos, tíos y abuelos iniciaron su vida laboral en la locomotora de riqueza y empleo de la localidad y de todo su alfoz. Y este es uno de los ejemplos de los más de 150 que, desde el pasado año, han visto cómo sus horas en las instalaciones de Made Gamesa o de Isowat Made (Grupo Invertaresa) tienen los días contados.

El declive

A los 18 años, Roberto Anderson inició su labor profesional en el área de mantenimiento de la antigua Made. Hoy, con 63 años y con un contrato de relevo de dos, ve cómo todos los pluses con los que contaban en los inicios han ido desapareciendo poco a poco. «Esto es una ruina y no tiene nada que ver con lo que yo conocí» comenta Anderson, quien el pasado año, en el primer ERE de Made Gamesa, vio peligrar su tiempo de jubileo para a continuación añadir «la culpa de todo la tienen las compras y ventas y los directivos de unos y de otros que no han sabido hacer bien las cosas y que han dejado perder la que fue la primera gran empresa de eólica en España».

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Hace unos 70 años Made se instaló a las afueras de la localidad que en aquella época ya era un nudo ferroviario importante y con peso en la península ibérica. «La Made de aquellos años cuidaba a los trabajadores, que fuimos los que la levantamos y, mira ahora, la han dejado perder los directivos» comenta Anderson quien recuerda cómo la empresa tenía economato, comedor, unas instalaciones deportivas únicas con piscinas y canchas de fútbol , ayudas para las familias con hijos discapacitados o con cualquier tipo de patología, regalaban juguetes para los niños, construyeron un carril bici y pisos subvencionados y a precio mucho más bajo para los trabajadores.

Según Ibáñez la empresa seguía produciendo igual ya que «muchos de los productos que hacíamos en la planta de Medina eran para Venezuela y Puerto Rico por lo que no entiendo ahora esto». Su mujer ha sido una de las trabajadoras afectadas por el nuevo ERE de extinción y él asegura que "yo creo no nosotros los que no estamos dentro de ese ERE y tenemos trabajo no aguantaremos mucho ya que no creo que le sea rentable a la empresa mantener un punto como el de Medina con estas instalaciones tan modernas con tan poca gente».

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Kiosko y mas Suscríbete a El Norte en Kiosko y más Artículo de opinión de Emiliano Allende, extrabajador de Made

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