La plaza de toros fue construida a comienzos del siglo XIX a iniciativa de la primitiva Sociedad Económica. La foto es del año 1861. :: LAURENT (COL. DOBLÓN)
UNA CITA CON LA HISTORIA

Proporcionando beneficios

La Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País Ésta es la historia de una institución que impulsó sobremanera el progreso de Segovia

CARLOS ÁLVARO

Domingo, 17 de enero 2010, 02:22

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«Después de los rigores de una suerte inmerecida para esta provincia, vuelve á nacer otra Sociedad de Amigos del País, y juzgándose honrada con adoptar el mismo escudo, lo cobija con el propio mote ['beneficia proportionando'], y da con ello doble prueba del respeto que le causan las glorias de sus mayores, y de la buena voluntad que le anima para emplear sus desvelos en beneficio de Segovia y de los Segovianos, siguiendo las huellas que el seguro paso de su predecesora consiguió hacer indelebles».

Los padres de la nueva Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País resumen en el primer número de la revista de la organización, publicado el 16 de octubre de 1875, el propósito de la misma, que no es otro que el de procurar por todos los medios que estén a su alcance el progreso y el fomento de los intereses morales y materiales de Segovia. Fue la Económica Segoviana una iniciativa loable vinculada a las esperanzas que un grupo de hombres ilustrados tenían depositadas en el resurgimiento de la provincia, que afrontaba el último tercio del siglo XIX completamente abatida, hundida en lo económico y fosilizada en lo cultural. En 1875, el panorama no podía ser más desolador. La industria de paños, tan floreciente en el pasado, estaba liquidada; la Casa de la Moneda acababa de cerrar sus puertas; el Alcázar, otrora sede del Real Colegio de Artillería, languidecía abandonado entre la maleza desde el incendio que años atrás lo destruyera... Para colmo de males, Segovia era una de las tres provincias que aún permanecían al margen del ferrocarril.

En medio de este panorama, un grupo de amigos que tenía por costumbre reunirse en el gabinete de lectura del Casino de la Unión para charlar sobre asuntos agrícolas, decidió ponerse manos a la obra para impulsar la creación de una agrupación que trabajara por el progreso de Segovia, no sólo material sino también intelectual y moral. Surgió así la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País, que adoptó este nombre en recuerdo de la antigua Real Sociedad Económica de Amigos del País de Segovia, que funcionó entre 1780 y 1819. Fue, por tanto, la reedición de una iniciativa que había dejado un grato recuerdo en el pueblo segoviano, pues la primitiva Económica desempeñó una labor impagable en beneficio de la provincia. Los ilustrados del XVIII impulsaron la organización de actividades educativas con la creación de escuelas para niños, el progreso de la fabricación de paños y de otras industrias, el desarrollo de la agricultura y la artesanía y la difusión de estudios económicos que bebían de las ideas reformadoras de la Ilustración. Pero, sobre todo, aquella agrupación surgida en el regazo del reinado de Carlos III centró su tarea en el campo de las obras públicas y el embellecimiento de la ciudad, dando lugar a un entramado de paseos, rondas y caminos que sentaron las bases urbanísticas de la ciudad moderna. El paseo del Salón, el Paseo Nuevo hasta la Puerta de Madrid, la glorieta en torno a la iglesia de Santo Tomás, la ronda de Santa Lucía o el Jardín Botánico son algunas de aquellas obras que han llegado a nuestros días. La primera Económica se ocupó también de mejorar el alumbrado público y la limpieza de las calles. La plaza de toros, construida recién inaugurado el siglo XIX para albergar los festejos taurinos que hasta entonces se celebraban en la Plaza Mayor, también fue cosa suya.

Así que, en recuerdo y homenaje a todo aquel rico legado, los fundadores de la Económica de 1875 decidieron adoptar el mismo escudo y el mismo lema, 'Beneficia proportionando' (Proporcionando beneficios). La propuesta contó con muchos apoyos, y el 27 de junio de 1875, bajo la presidencia del gobernador civil de la provincia, se celebró la sesión inaugural, en la que se establecieron cuatro secciones de trabajo: Agricultura y Ganadería, Industria y Comercio, Ciencias y Bellas Artes y Beneficencia y Asuntos Generales. Los ingresos de la asociación procedían de las cuotas de sus socios y de subvenciones o aportaciones puntuales. Lo exiguo del presupuesto impidió a la Sociedad acometer todas las empresas que en un principio se propuso, algunas verdaderamente ambiciosas, pero en sus cuarenta y un años de vida contribuyó con creces a ese anhelado progreso, pues se convirtió en un centro de cultura defensor y propulsor de los intereses de la ciudad y su provincia, en palabras de Mariano Sáez y Romero.

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La Económica Segoviana tuvo varias sedes. Empezó en una planta baja de la calle Refitolería, aunque después pasó por las calles Trinidad y San Frutos y terminó sus días en un local de la calle Juan Bravo, enfrente del Casino de la Unión. Sus campañas a favor de la economía, la industria, la agricultura y la llegada del ferrocarril fueron memorables -no hay más que consultar la revista de la institución-, pero también se distinguió por la defensa a ultranza del patrimonio histórico y artístico de Segovia, especialmente en el periodo en que estuvo presidida por Ezequiel González, una de las personas que más trabajó por el sostenimiento y esplendor de la sociedad. González fue la cabeza visible de la protesta contra la desaparición de la histórica Puerta de San Martín, demolida por el Ayuntamiento en 1883 para remodelar la conexión entre el recinto amurallado y el arrabal de San Millán y ensanchar la transitada Calle Real. También hizo todo cuanto pudo para lograr la restauración de la torre de San Esteban, herida de muerte por un rayo en el verano de 1894.

La revista

Enel plano estrictamente intelectual, los Amigos del País editaron una revista que tuvo larga vida, pues vio la luz entre 1875 y 1901. Era una publicación de ocho páginas, muy completa, bien escrita y con interesantes artículos de contenido económico y social. Paralelamente se fue constituyendo una biblioteca a partir de las donaciones particulares de socios y afines, de manera que se alcanzó un nutrido fondo de volúmenes muy completo que, tras la desaparición de la sociedad, pasó a formar parte de la biblioteca provincial. También sufragó la Económica los gastos de impresión de numerosos libros, algunos escritos por Tomás Baeza o Carlos de Lecea, patrocinó la enseñanza de adultos y organizó certámenes de carácter científico, literario y artístico. No hay que olvidar que promovió la participación de Segovia en la Exposición Universal de París, celebrada en 1878, o la organización de la Exposición Provincial de 1901, que gozó de gran eco.

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Señala Sáez y Romero que la Económica tuvo años de mucha lucidez, pero con el paso del tiempo fue languideciendo, acuciada por la falta de fondos y la reducción del número de socios. Desapareció en 1916, pero su semilla contribuyó a poner los cimientos de la Universidad Popular, fundada en 1919 ya en torno a una nueva generación de segovianos. «Fue lástima que tan antigua, tan prestigiosa sociedad, no hubiera continuado con su labor, admitiendo, solicitando el concurso de jóvenes, de los modernos hombres, que con nuevas ideas y nuevos procedimientos hubieran creado ambiente, y quién sabe si de haberse remozado, no se hubiera creado la actual y simpática Universidad Popular Segoviana y estuviera desarrollándose en el seno de la Económica la labor cultural de la Universidad», escribió Sáez y Romero en 1930.

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