Plaza, ayuntamiento y jardín con nogales. /FOTOS DE GONZALO ALCALDE CRESPO
PALENCIA

A la sombra del nogal

<strong>Nogal de las Huertas no tiene iglesia, pero sí un </strong><strong>monasterio</strong> convertido hoy en una ruina venerable

GONZALO ALCALDE CRESPO

Miércoles, 14 de octubre 2009, 03:01

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Si hace unos días les hablaba del sol del membrillo, hoy, disfrutando de este benigno otoño, seguro que alguno anda como yo buscando la sombra del nogal. Y eso que la sabiduría popular recomienda que «a la sombra del nogal no te pongas a recostar», pues existe la creencia de que la sombra de este árbol de imponente porte no es buena para que se quede uno dormido debajo. Yo más bien creo que el dicho se refiere a que debajo de los nogales nunca crece nada, entre otras cosas debido a lo tupido de su sombra, y a que, según parece, sus raíces producen una sustancia tóxica o alelopática para otras plantas, llamada juglone, que impiden que crezcan debajo de él. Por eso también el sabio refranero dice que «al poder le ocurre como al nogal: no deja crecer nada bajo su sombra».

Ya el poeta Gerardo Diego se ocupó del tema en su poema 'La sombra del nogal'. Y Miguel Delibes, en un cuento corto titulado 'Los nogales' nos relata la triste y sencilla vida de sus dos protagonistas, Nilo 'El Viejo' y Nilo 'El Joven', que sobreviven de escucar nueces.

Pero yo, el nogal que buscaba nada tenía que ver con la especie botánica de las juglandáceas, sino más bien con una pequeña población palentina que se instala por encima de la ciudad de Carrión de los Condes, y que se identifica con el bonito nombre de Nogal de las Huertas, pues de las dos cosas sigue habiendo por allí -nogales y huertos-, además de hacerle compañía la cercana pedanía de Población de Soto.

Ambas poblaciones se instalan sobre las fértiles terrazas de la margen izquierda del río Carrión, que por allí anda cerca prestando agua a los feraces cultivos, así como a las frondosas choperas y alamedas que le acompañan en su discurrir. También de la mejora del abastecimiento de aguas del pueblo habla un cartel del Plan E.

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El culto, en las escuelas

Y un par de campanas que están instaladas sobre un cadalso metálico nos recuerdan que Nogal de las Huertas tuvo iglesia, y que hoy ya no la tiene. Y digo que no la tiene, en el sentido más estricto del término, pues la que había se vino a la ruina hace ya muchos años y desapareció físicamente, por lo que hoy el culto se realiza en el edificio de las antiguas escuelas, en cuyo patio repican desubicados los mencionados bronces.

En el teleclub de al lado, me dicen que hasta se ha recuperado un retablo que la iglesia tuvo en su día, pero no me lo pueden mostrar porque no está quien tiene las llaves. Lo más curioso es que Nogal de las Huertas no tiene iglesia, y sí en cambio tiene un monasterio, y no uno cualquiera, pues allí se localiza el antiquísimo cenobio de San Salvador del Nucar -como se le nombraba en el siglo XI, y al que el profesor Miguel Ángel García Guinea califica como el iniciador del arte románico en la provincia de Palencia-. ¡Ahí es nada!

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Bueno, pues a pesar de ello y de que desde 1931 fuera declarado Monumentos Histórico Artístico, el continuo expolio y degradación padecido por este monumento artístico durante casi un siglo lo han convertido en la ruina venerable que hoy es. Y aunque se le intenta proteger con tapias y rejas, sigue siendo eso, un bello conjunto artístico ruinoso e imposible de visitar.

Y mira tú que el entorno donde se ubica merece una parada, pues hasta está acondicionado con un paseo y mesas. Y ya no te digo nada de la pequeña senda que rodea a la ruina, sempiternamente regada por el cuérnago de su ya desaparecido molino. Bueno, pues nada, aquello sigue igual. Ni un sólo cartel nos anuncia su existencia en la carretera, aunque puedo asegurarles que por lo menos allí sí que hay sombra, la que cuca del Nogal de las Huertas.

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