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Obama, en la iglesia de Santa Sofía de Estambul, en el viaje del pasado mes de abril. / MANDEL NGAN-AFP
MUNDO

Egipto pone a prueba el 'efecto Obama'

El líder de EE. UU. pronunciará el jueves en El Cairo un discurso que fijará el nuevo marco de relación con los países islámicos

JUAN PABLO NÓBREGA

Domingo, 31 de mayo 2009, 03:27

Barack Obama viaja esta semana a Egipto para pronunciar su esperado discurso al mundo musulmán el próximo 4 de junio. El recorrido, que incluye también Arabia Saudí, es visto por muchos como una oportunidad histórica para que Estados Unidos cimiente un nuevo marco de relaciones con los países árabes.

Las expectativas de la visita son enormes entre los sectores sociales que alientan cambios democráticos profundos en países como Jordania, Arabia Saudita y Egipto, de cuya evolución política depende en buena medida la resolución definitiva del conflicto palestino israelí.

Ninguna ciudad como El Cairo, desde cuya universidad lanzará su mensaje el presidente, representa el sentimiento de esperanza ante el nuevo liderazgo estadounidense. Allí se concentra buena parte los sectores democráticos opositores al régimen de Hosni Mubarak, los mismos que esperan que la visita se convierta en una suerte de inspiración que traiga aires de cambio al país de los faraones.

Pero Egipto es también un fuerte bastión del islamismo radical, que pugna por derrumbar el férreo sistema político dirigido por el octogenario dirigente árabe. Sólo por eso, EE. UU. cree tener motivos suficientes para apoyar a Mubarak, por más que ese respaldo haya sido interpretado en Oriente Próximo como un elemento hipócrita de la política exterior norteamericana.

Consciente del delicado escenario que le toca pisar, Obama ha construido su discurso teniendo en cuenta «el interés mutuo y el mutuo respeto», lo que no deja de ser un mensaje de una ambigüedad calculada que persigue, antes que nada, fortalecer los lazos de Estados Unidos con el mundo musulmán tras el desplome de las relaciones durante el mandato de George W Bush.

Las guerras de Irak y Afganistán, unidas a toda la carga negativa que sigue sembrando Guantánamo, no son retos menores para el presidente norteamericano, que tendrá que usar toda su capacidad persuasiva para disipar la percepción, muy extendida en los países árabes, de que Estados Unidos continúa enfrascado en su particular guerra contra el islam.

Cuestionado apoyo

La Sociedad de Hermanos Musulmanes en particular se ha servido del apoyo de EE. UU. a Mubarak, que ha llevado a cabo una implacable represión a la oposición islamista, para propagar el sentimiento anti estadounidense en Egipto y otros países del entorno árabe. Consciente de esta realidad, el secretario de Comunicación de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo el pasado viernes que la elección de Egipto para el discurso de este jueves no debería ser interpretada como un apoyo al Gobierno de El Cairo. «En muchos sentidos, Egipto representa el corazón del mundo árabe», y añadió que «el tema de la democracia y los derechos humanos están en la mente del presidente y tendremos la oportunidad de discutir sobre ellos más a fondo durante el viaje».

En referencia a cuál será el tono del discurso, Gibbs reveló que Obama no se va a dirigir particularmente a los líderes. «Será un mensaje para mucha, mucha gente, y un esfuerzo continuo de la Casa Blanca para demostrar de qué manera podemos trabajar juntos, por ejemplo, desarrollando planes para mejorar la seguridad y el bienestar mutuo de cara a que los niños del mundo musulmán tengan más oportunidades», afirmó.

El mandatario estadounidense, que pasó parte de su niñez en Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, dio varios pasos inmediatos tras llegar al poder para cambiar la imagen de EE. UU. entre los musulmanes. De entrada, ordenó el cierre del centro de detención de Guantánamo en un año -un plazo que podría demorarse dada las reservas expresadas por el Senado- y prohibió las técnicas de interrogatorios en el penal cubano por considerarlas tortura. Además concedió su primera entrevista tras jurar el cargo al canal de televisión al-Arabiya.

Durante una visita a Turquía el mes pasado de abril, Obama declaró ante la Asamblea Nacional, integrada predominantemente por musulmanes, que Estados Unidos «no está y no estará nunca en guerra contra el islam». En esos términos, la Casa Blanca enfatizó ayer que el presidente aprovechará el recorrido por Arabia Saudí y Egipto para tender una mano aquellos que «en muchas maneras son como nosotros pero simplemente tienen una religión diferente», puntualizó el secretario de Comunicación.

Derechos humanos

El presupuesto de EE. UU. para el 2010 incluye una partida de 900 millones de euros de ayuda militar a Egipto y otros 177 de ayuda económica, lo que supone un incremento del 25% respecto a los paquetes de la era Bush.

Las más importantes organizaciones de derechos humanos se quejan de que el Gobierno estadounidense se ha plegado a las demandas de El Cairo de que esa asistencia económica no pueda ir destinada a grupos sociales sancionados por el régimen de Mubarak.

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