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Algunas de las piezas del Museo del Gramófono. / MIGUEL Á. SANTOS
CONTRAPORTADA

La voz de Edison

El Museo del Gramófono expone desde ayer en Urueña 70 aparatos de grabación de los siglos XIX y XX

MARTA JUSTE

Viernes, 29 de agosto 2008, 03:58

En la actualidad, un gramófono puede parecer una cosa muy lejana y completamente obsoleta, pero en el siglo XIX resultó ser toda una revelación. Hasta el propio Edison, uno de los primeros inventores en grabar sonidos, se sorprendió al escuchar su propia voz recitando el famoso poema 'Mary tenía un corderito' ('Mary had a little lamb', en inglés).

Desde ayer, gracias a Joaquín Díaz y a Luis Delgado, todos los interesados en este tema pueden disfrutar de la colección que se expone en el Museo del Gramófono, situado en la Sala Mercedes Rueda de Urueña (Valladolid). Las 70 piezas que componen la exposición proceden de los fondos de la Fundación Joaquín Díaz y el Museo de la Música, que adquirieron en su mayoría de un coleccionista belga, Patrick Jacques.

Una visita a este nuevo museo situado en la Villa del Libro consigue llevar a los visitantes hasta el mismísimo siglo XIX. El motivo: el gramófono 'La voz de su amo' reproduce a la perfección la voz de grandes figuras de la música, como Concha Piquer cantando 'La parrala', o Bing Crosby. Sin electricidad, tan solo dando cuerda al aparato, el sonido se escucha alto y claro, como si se tratara del reproductor digital más actual.

Y esto no es lo único que sorprende en la visita, ya que en el museo se exponen muchas curiosidades. Uno de los gramófonos más grandes de la exposición es en realidad una máquina tragaperras. El interesado introducía una moneda y el dueño del local abría una trampilla para que el cliente escogiera el disco que deseaba escuchar. Pero sin duda, una de las historias más entrañables es la del perro Nipper. El amo de este animal murió y su hermano se quedó con las grabaciones de su gramófono y con el propio perro. Nipper, cada vez que escuchaba a su antiguo dueño a través del aparato, se acercaba a él y lo buscaba. Este momento lo inmortalizó en un cuadro el hermano del fallecido, Francis Barraud, y dio nombre al gramófono, que desde entonces se conoció como 'La voz de su amo'.

Al espacio

A pesar de los adelantos en tecnología, hace tan solo unos años, en los albores de la era digital, en una de las sondas que mandaron al espacio pusieron una placa fonográfica con sonidos de la naturaleza y algunas de las grandes frases de la Humanidad. Esta decisión tuvo que ver con el hecho de que los encargados vieron el formato como algo más perecedero que los avances de aquella época.

En el museo, además de ver los gramófonos, el visitante puede escuchar cinco de las primeras grabaciones de la historia en un ordenador. La canción 'Au claire de lune' o la gran voz de Antonio Molina son algunos de los sonidos que reproducen en la exposición. Pero sin duda, la grabación estrella y realmente sorprendente es la de Edison recitando el poema infantil 'Mary tenía una corderito'. Pero lo más curioso es que el archivo que ha quedado para la posteridad no fue el original. El inventor tuvo mucha picardía y, al no contar con la grabación real, creó otra varios años después.

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