50 días tras el temblor
El policía local Jenaro Boto ha pasado casi dos meses en Perú en tareas de ayuda en la ciudad de Ica, devastada por el terremoto de agosto
J. OLANO
Martes, 20 de noviembre 2007, 01:39
Un terremoto intenso y de gran magnitud, de 7,9 grados en la escala de Richter, arrasó el 15 de agosto el centro y del sur de Perú. La tierra tembló en el país andino y removió también en Palencia el corazón y la conciencia de Jenaro Boto Aragón. Su amistad con María Elena a través de la red llevó a este joven policía local a pasar cincuenta días sin descanso colaborando en las tareas de recuperación de las zonas devastadas por el terremoto en la ciudad peruana de Ica. Nada más conocerse la terrible catástrofe, Jenaro Boto pensó en que era hora de conocer a su amiga María Elena, con la que había entablado una entrañable amistad a través de Internet.
Las circunstancias para pasar unos días con su amiga no iban a ser las mejores, pero la obligación moral de materializar el espíritu voluntario que siempre tuvo dentro le llevó a hablar con sus superiores de la Policía Local para adelantar sus vacaciones previstas para diciembre y unir días pendientes para poder hacer las maletas rumbo a Lima. Así emprendió el viaje hacia la zona siniestrada.
Seiscientos muertos y más de ochenta mil personas con la vida arruinada en localidades arrasadas era el panorama del destino de las vacaciones que se presentaban para Jenaro Boto. Aun así, no lo dudó. Tenía tan claro cuál era esa difícil misión que incluso se enfundó el uniforme de policía local para viajar y que no le abultara en el equipaje. Y es que Jenaro Boto prefirió llenar sus maletas con cascos, mantas, tiendas de campaña o incluso chocolate para repartir entre los niños. Buena parte de la ayuda entregada la ha financiado él mismo, y también han colaborado varias empresas palentinas, entre ellas Precom, Piscis 21, Chocolates Trapa, y el Ayuntamiento de Palencia, que aportó mascarillas y gafas estanco.
Desescombro y realojo
Tras un emotivo encuentro con su amiga, cuya casa familiar se abrió de par en par para acoger a este policía local palentino durante toda su estancia en Perú, llegó la hora de trabajar. La primera reunión con miembros de la Policía peruana y de Protección Civil sirvió para coordinarse en las tareas de desescombro de la ciudad de Ica, de 180.000 habitantes. La fotografía del lugar era la de una población rota por el desastre y con la psicosis de que podría desatarse otro terremoto.
Pero el trabajo estaba claro, había que realojar a las familias que se habían quedado sin casa. «Era triste ver cómo apilaban los ladrillos de adobe para seguir construyendo, ya que cualquier otro material era muy caro», afirma recordando cómo vivían hasta quince personas en chozas de estera de veinte metros cuadrados. En unos días de trabajo en Comatrana, el barrio más devastado de la ciudad de Ica, Jenaro Boto se había convertido en el ingeniero experto en demoliciones, así le llamaban. Sugirió derribar algunos muros ya afectados por si había un nuevo temblor y hacerlo por la noche para evitar mayores intoxicaciones, coordinó la salida de los desescombros por las rutas más rápidas hacia las cuatro escombreras fuera de la ciudad, todo en consenso con el Ejército, Defensa Civil y las autoridades peruanas.
Paralelamente había que procurar tiendas de campaña hasta que se construyeran las nuevas casas. La entrega, perfectamente reglamentada y documentada, era toda una fiesta. «Me seguían y no me dejaban hasta que les daba la tienda. También pasaba con los balones o el chocolate para los niños», recuerda. «Lo más terrible era tener que denegar algo porque había casos peores», añade.
Durante su estancia se celebró un acto patriótico y cuál fue su sorpresa que le invitaron a portar la bandera en el desfile. Y mayor fue su estupor cuando le aplaudieron tanto o más que a las autoridades.
Pasó jornadas muy extensas de trabajo, a 35 grados de temperatura, tragando polvo, en medio de infecciones, apenas sin comer... Aún así, es una experiencia que recomendaría a cualquiera. «Interiormente te hace daño porque ves el drama, pero tú no puedes llorar, vienes del primer mundo y tienes de todo», rememora a su vuelta.
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