Lula conoce Segovia
El presidente de Brasil y su esposa visitan la ciudad, recorren el Alcázar y almuerzan el típico cochinillo
CARLOS ÁLVARO
Lunes, 17 de septiembre 2007, 11:47
Estuvo en el Alcázar y después decidió recorrer a pie la distancia que separa el monumento de la plaza del Azoguejo para conocer algo más la ciudad del Acueducto. El presidente de Brasil, Luis Inácio 'Lula' Da Silva, y su esposa, Marisa Leticia, visitaron ayer Segovia de manera privada, aunque su presencia no pasó desapercibida para los fotógrafos de prensa ni para los turistas y trabajadores brasileños afincados en Segovia, que hicieron todo lo posible por fotografiarse con el presidente de su país.
Lula y su mujer, vestidos con ropa cómoda, llegaron al Alcázar sobre las doce del mediodía acompañados del embajador brasileño y rodeados de un amplio dispositivo de seguridad. El alcaide de la fortaleza, el coronel Manuel Vázquez, y el teniente de alcaide de la misma, el teniente coronel Pedro Álvarez Nieto, fueron los encargados de darles la bienvenida en el mismo acceso del Alcázar, cuyo interior recorrieron acto seguido. El matrimonio Da Silva estuvo en las principales salas y escuchó con atención las explicaciones de los guías por espacio de una hora, tiempo que duró la visita.
Después de firmar en el libro de honor del monumento -el segundo más visitado de España después de la Alhambra de Granada-, los Da Silva encararon la calle Daoiz y se dirigieron al Azoguejo a través de la Plaza Mayor -donde admiraron la Catedral- y la Calle Real.
El presidente brasileño, confundido entre la muchedumbre que a esa hora poblaba la principal arteria turística segoviana pero protegido por un equipo muy nutrido de guardaespaldas, llegó a las dos de la tarde a una plaza del Azoguejo también repleta de público, pues en ese momento se estaban desarrollando los espectáculos de Segovia Romana. A pesar de las dificultades, el matrimonio acabó llegando al Mesón de Cándido, en cuya puerta esperaba Cándido López, nieto del Mesonero Mayor de Castilla, que saludó efusivo al mandatario brasileño.
Lula y su esposa degustaron en Cándido una aperitivo a base de jamón ibérico, unos judiones de La Granja, el típico cochinillo segoviano y un ponche de postre, todo ello regado con vinos de la Ribera del Duero. El hijo de Cándido el Mesonero, Alberto López, dedicó a la comitiva brasileña la ceremonia de trocear el cochinillo con el borde de un plato, algo que gustó mucho a Lula, que pidió a su fotógrafo oficial que tomara varias instantáneas del momento.
«Lula es un hombre agradable y muy sencillo. Nos ha dicho que mañana (por hoy) comerá con el Rey y que le dirá que ha pasado por Segovia y por el mesón», desveló Cándido López al final del almuerzo. En el Libro de Oro del establecimiento, Lula dejó escrito: «Estimado Cándido: con gran placer disfrutamos con alegría de su hospitalidad y de su deliciosa cocina». Tras dar un último vistazo al Acueducto, los Da Silva emprendieron viaje de regreso sobre las tres y media de la tarde.
En el Azoguejo, Elías Santos, un muchacho brasileño afincado en Segovia desde hace nueve meses, apenas podía articular palabra: «Es muy emocionante para mí», dijo.
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