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Segovia, el paraíso del cazador de corzos

Segovia, el paraíso del cazador de corzos

De los 2.411 precintos que la Junta distribuirá esta temporada, el 80% corresponden a la caza de este animal

Carlos Álvaro

Segovia

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Sábado, 28 de abril 2018, 11:14

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La temporada cinegética ha comenzado en la provincia con buenas perspectivas, aunque, como lamentan en la Delegación Provincial de la Federación de Caza, cada año haya menos cazadores. El Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha entregado ya 1.904 precintos, correspondientes a 226 cotos privados de caza. Se trata de una cifra provisional, pues hasta la conclusión del periodo hábil de cada especie, en cualquier momento, los titulares o arrendatarios de los cotos pueden recoger presencialmente o solicitar el envío de los precintos. Para la temporada 2018-2019, comprendida entre el 1 de abril de 2018 y el 31 de marzo de 2019, Medio Ambiente tiene previsto distribuir en la provincia de Segovia 2.411 precintos. De ellos, 11 corresponden a cabra montés, 279 a ciervo, 1.947 a corzo, 147 a gamo y 27 a muflón, según fuentes de la Administración autonómica.

Llama la atención el elevado número de precintos previstos para la caza del corzo, modalidad de caza mayor en alza en esta provincia –y en Castilla y León en general– debido a la incidencia de la llamada moscarda (gusanos en las fosas nasales) en los animales de otras comunidades autónomas y a que se trata de una actividad cinegética individual, apacible y dotada de un trofeo discreto (el corzo posee un cráneo muy pequeño) para los tiempos que corren. La del corzo es una caza que tiene su elegancia y su dificultad. Al tratarse de un animal silencioso y menudo de cuerpo, el mejor momento de avistarlo y afrontarlo con un mínimo de garantías es a primera hora de la mañana o a última de la tarde, cuando deja el bosque para pastar en las praderas. El cazador debe moverse con absoluto sigilo. Este cérvido es un animal que entusiasma a los predadores y mantiene finos sus sentidos y su instinto de supervivencia. No obstante, se trata de una especie muy vulnerable. No son pocos los corzos que mueren en las carreteras, bajo las ruedas de un automóvil.

Menos cazadores

Segovia es la provincia de Castilla y León con menos cazadores, pero la que más aficionados federados posee. Según la Delegación Provincial de la Federación de Caza, el año 2017 cerró con 2.850 cazadores federados. «En la provincia de Segovia habrá alrededor de 4.000 cazadores residentes, quizá no llegue. Por desgracia, nos vamos haciendo mayores y no se atisba relevo generacional alguno. Las licencias han bajado mucho en toda España, no es un problema que afecte solo a Segovia o a Castilla y León». A la larga, la situación puede volverse preocupante, en palabras del delegado provincial: «Hay muchos problemas en las explotaciones agrícolas motivados por la presencia de jabalíes y conejos. También han aumentado los accidentes en las carreteras porque los animales se cruzan. Y habría más todavía si los cazadores no controláramos determinadas poblaciones. En Europa, hay gobiernos que están pidiendo ayuda a los cazadores para controlar las poblaciones de jabalíes. Si desaparecieran los cazadores, los gobiernos tendrían que crear cuerpos nacionales especiales para poder llevar a cabo esa labor».

«El corzo es una especie que cada vez llama más la atención de los cazadores. Hay mucha afición, especialmente en esta época del año, en que está prohibida la caza de otras especies. En Segovia, esta modalidad de caza está en auge. Viene mucha gente de fuera, de Madrid y otras provincias. Probablemente influya el problema del gusano, claro, porque en Segovia, afortunadamente, no se han dado casos», explica el delegado provincial de Caza, José Luis Gómez San Frutos, acostumbrado a cazar «uno o dos corzos» por temporada. «Es una caza individual y con mucho atractivo para el cazador, que debe ir muy despacio, observar con los prismáticos, tratar de localizar al animal, comprobar cómo es la cuerna, seleccionarlo... Todo esto influye, claro, porque es una experiencia», añade. El problema que entraña la caza del corzo, según el delegado provincial de Caza, es el desequilibrio existente entre la población de machos y de hembras. En algunos lugares, por cada macho hay diez hembras y los cazadores asumen su responsabilidad. «Nos gusta cazar al macho, pero debemos ser conscientes de la necesidad de compensarlo y controlar la población de hembras. Los cazadores deben concienciarse y cazar hembras. Cuantas más hembras haya, más problemas de endogamia y genética hay en la especie. No es extraño ver cabezas de corzo con una cornamenta rara, fuera de lo normal», señala Gómez San Frutos.

Garantía

Los cazadores que deseen cazar corzos o cualquier otra especie deben obtener previamente el correspondiente precinto, además de la licencia de caza, el permiso de armas, el seguro de responsabilidad civil y la autorización del coto. El cazador está obligado a colocar un precinto numerado y único en el animal nada más abatirlo. Es la garantía que tiene para demostrar que la acción no ha sido furtiva. El pasado 8 de abril, agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León denunciaron a dos cazadores, en los términos municipales de Navares de Enmedio y Castrojimeno, por no haber colocado los precintos a los corzos que previamente habían abatido. Se trata de una de las infracciones más frecuentes durante la caza del corzo. Según fuentes del Servicio Territorial de Medio Ambiente, desde el comienzo de la temporada, el 1 de abril, hay ya tres infracciones registradas. Los agentes medioambientales colaboran con el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y llevan a cabo labores de inspección y seguimiento de los cazadores, comprueban la documentación, revisan las armas y controlan las capturas. «Obtener el precinto no es complejo y la Junta de Castilla y León lo pone fácil. Se trata de evitar el furtivismo, que, lamentablemente, siempre existe. El cazador debe saber que, nada más abatir la pieza, debe colocar el precinto en el cuerpo del animal, sin moverlo ni un metro de donde haya caído. No sirve con colocárselo en el coche, a cincuenta metros. Si te sorprenden arrastrando la pieza sin el precinto, aunque solo sea unos metros, te pueden sancionar», explica el delegado de Caza.

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