El Acueducto de Segovia se somete a una ITV

Una doctación del cuerpo de bomberos de Segovia, acompañada por un técnico de la Concejalía de Patrimonio Histórico, ocupó ayer toda la mañana en hacer una revisión exhaustiva del muro superior del Acueducto, construido con mampostería para acoger la canalización, en toda la parte monumental del lado de la plaza de Artillería, desde el inicio de la escalinata de la calle Fernán García hasta los arcos del Postigo del Consuelo.

La nueva inspección surge de la primera realizada esta semana tras el desprendimiento de una pequeña piedra de este murete superior entre las pilas 103 y 104, una pieza de pocos centímetros, que «cabe en una mano», según comentó la concejala de Patrimonio, Claudia de Santos. Ese reducido tamaño dio «una importancia mínima» al desprendimiento, y aunque la edil apuntó que el Acueducto «nos ocupa pero no nos preocupa», encargó una nueva revisión para comprobar si existen más zonas de donde puedan caer algunas piedras.

Es lo que estuvieron haciendo ayer los bomberos y la que continuarán haciendo la semana próxima. En esta inspección, según indica el jefe del servicio, José Luis del Pozo, los bomberos se han centrado en la parte superior de los arcos bajo los que hay más tránsito de peatones, donde hay por tanto más riesgo para la gente en caso de que cayeran más piezas. La próxima semana continuará esta revisión en esta zona del Acueducto, pero centrada en el lado de la plaza del Azoguejo, con la previsión de ir ampliando a posteriori esta inspección a otras partes del monumento.

Lo que han hallado por ahora son «quijarros, piedras pequeñas de dos o tres centímetros de diámetro del muro de mampostería, que presentaban más riesgo de desprendimiento». Las que estaban más sueltas porque el mortero está más deteriorado o descompuesto fueron retiradas, explicó Del Pozo, y las demás con un riesgo menor fueron documentadas porque esta revisión fue «minuciosa, a lo largo de todo el paño del muro», y por eso emplearon los bomberos tanto tiempo.

Se trata pues de una actuación preventiva, contando con que el efecto del hielo y las lluvias del invierno pueden influir en el deterioro del mortero de la mampostería y facilitar el desprendimiento de estas pequeñas piedras. El objetivo no es tanto preservar la integridad del monumento como la de las personas, evitar el riesgo de que pueda caerles encima una de estas pequeñas piedras, que desde esta altura supondría un impacto fuerte.