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Dos personas atraviesan uno de los patios de la cárcel.
La tensión sube en la cárcel por la llegada de presos muy peligrosos

La tensión sube en la cárcel por la llegada de presos muy peligrosos

El último informe de CSI-F dice que la prisión de Perogordo vuelve a sufrir una sobreocupación del 140%

César Blanco Elipe

Martes, 9 de mayo 2017, 17:36

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Los funcionarios del centro penitenciario de Segovia dan la voz de alarma. Otra vez hay problemas de masificación. La capacidad para la que fue diseñada y concebida la cárcel de Perogordo no da de sí. A esta saturación, el informe redactado por la sección de la Administración General del Estado de la Central Sindical Independiente (CSI-F) añade otro factor que todavía agrava la preocupación por la coyuntura en la que han de desarrollar sus tareas los trabajadores de la institución penitenciaria. Y no es la falta de efectivos, que también.

La inquietud creciente obedece a la clase de inquilinos que han mudado su condena a la cárcel de Segovia. Muchos de los internos trasladados a Perogordo tampoco concuerdan con la categoría que amparó la puesta en marcha el centro. El sindicato más representativo en las administraciones públicas, que además cuenta con la mayoría en la prisión segoviana, alerta del cada vez mayor número de ingresos con «un perfil muy alto de peligrosidad», apunta el portavoz de la sección sindical de CSI-F. Fermín Pinto recuerda que la problemática no es reciente, sino que es una tónica que se viene produciendo en los últimos dos años. «Muchos de esos internos son progresados de primer grado procedentes de otros centros con delitos de violencia extrema, con amplios antecedentes por agresión tanto a funcionarios como a internos, con alteraciones muy graves del orden e intentos de fuga».

No es de alta seguridad

Como ya viene avisando también desde hace un tiempo la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), las instalaciones de Perogordo no están preparadas ni tipificadas para esta elevada afluencia de este tipo concreto de internos. Si bien los funcionarios son «conscientes de que la seguridad del centro no tiene nada que envidiar a la que poseen otros centros que nos rodean, como Aranjuez, Soto del Real o Extremera, sí que existe una diferencia en cuanto a la capacidad», subraya el estudio de la agrupación.

Por su parte, la Central Sindical Independiente ha actualizado datos para ratificar que la voz de alarma está justificada. En su informe recuerda que el centro Penitenciario de Segovia fue diseñado con 344 celdas. En la actualidad, la población reclusa que cumple condena en estas dependencias supera los 480, «lo que supone un 140% de sobreocupación». Pinto llama la atención del perfil «muy peligroso» de muchos presos que son trasladados a Perogordo, lo que acarrea un riesgo cierto y en alza para la integridad del personal y de los propios reos porque, además de la masificación, la prisión no está dentro de las catalogadas como de máxima seguridad.

En la clasificación que define a las diferentes instituciones penitenciarias, la prisión segoviana sí está incluida dentro de los centros capacitados para acoger a internos con problemas psiquiátricos. La Central Sindical Independiente coloca el foco de atención sobre este aspecto, ya que Perogordo «también alberga entre sus muros un porcentaje muy amplio de internos con patologías psiquiátricas».

Concentrados en dos módulos

«Todas estas circunstancias ponen en grave riesgo la seguridad del centro al estar por encima del número de internos óptimos con los que se debería trabajar y unas características no acordes con las condiciones», recapitula Fermín Pinto.

El informe que ha hecho llegar el sindicato a las autoridades advierte de la conflictividad que ha sembrado la suma de estas problemáticas. El terreno está abonado para que reine la zozobra. «En el centro penitenciario de Segovia, de los seis módulos residenciales existentes solo en dos están los internos más conflictivos, muchos de ellos progresados del primer grado, dejando poco margen para poder separarlos cuando provocan altercados entre grupos de diferentes características».

Los otros cuatro módulos restantes están destinados a programas específicos, como el de deficientes psíquicos, el proyecto Loyola para internos politoxicómanos, amén de los dos módulos de respeto. Este reparto «hace inviable la clasificación regulada en el Reglamento Penitenciario y pone en cuestión la seguridad del centro, de internos y trabajadores», insiste en sus conclusiones el estudio de CSI-F.

Pinto lamenta que «llueve sobre mojado», ya que la población reclusa de Perogordo ha experimentado un incremento de 115 internos en los dos últimos años, lo que representa un repunte del 29%.

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