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fernando caballero
Martes, 8 de diciembre 2015, 13:43
La obra de Constanza López Schlichting combina la sencillez y la complejidad. Sencillez por los temas, muy tradicionales en la historia de la pintura, como los bodegones, los paisajes y las figuras, incluidas las maternidades, con algún guiño al urbanismo, especialmente de Madrid; sencillez también por las composiciones, nada recargadas y siempre previsibles, lo que no deja de ser un mérito; sencillez por la ejecución material, sin excesiva materia con una pincelada suelta y ágil, y sencillez también por el tono vitalista y humano que aporta la autora a sus obras. Y complejidad, en fin, por la utilización de un lenguaje plástico que recoge lo bueno de los grandes movimientos del siglo XIX y XX, desde el impresionismo al expresionismo pasando por el realismo psicológico de los rostros humanos y el colorido de las primeras vanguardias.
López Schlichting reúne todo ese bagaje historicista ella es licenciada en Historia del Arte para combinarlo con su aportación personal, que no es otra que una exquisita sensibilidad, un manejo inteligente de la paleta cromática, el uso de una pincelada suelta y a la vez potente y un conocimiento profundo de los recursos plásticos la formación académica se completó con cursos de dibujo, modelado y cerámica (Alfredo Piquer, Joan Hernández Pijoan y Antonio López han sido algunos de sus maestros).
El resultado de esta fusión es una pintura delicada, de una gran frescura y muy rica en elementos plásticos (color, pincelada, composición, belleza). Los paisajes resultan muy espontáneos y de libre interpretación, con un predominio del color verde que evoca la frescura de la naturaleza, de las riberas y de las arboledas. Los bodegones destacan por su composición equilibrada en torno a un jarrón de cristal del que brotan unas vistosas y coloridas flores.
Las figuras, por último, indagan en la dimensión psicológica de los personajes que retrata Constanza López Schlichting. A esas cualidades plásticas presentes en todas sus obras, se une ahora el tratamiento muy personal de la figura y del rostro humano. Todas las obras expuestas en la sala son femeninas y casi siempre de un formato más grande que el resto de los cuadros.
La figura alcanza momentos muy brillantes, como ocurre en La siesta, una maternidad en la que la madre se encuentra dormida plácidamente y la niña, sin embargo, permanece despierta, con unos ojos vivos; o Pensando en mi pueblo, en la que una joven desnuda pero tapada con una manta aparece en posición meditativa, con un semblante melancólico y nostálgico; o Duro trabajo, en la que una bailarina sentada juega con su zapatilla; o la Maternidad de una madre y su hijo desnudo; o En la orilla, que representa una niña en una playa plasmada en unos hermosos colores cálidos. López Schlichting imprime al cuerpo una carnalidad vigorosa y al rostro una expresión definida de ternura, de sosiego o de amor maternal.
La pintora presenta hasta el 16 de diciembre en la galería Arte-Mayor 44 una colección de cuadros de gran belleza, ejecutados con una enriquecedora plasticidad de elementos sencillos, pero muy acertados a la hora de crear sensaciones, de evocar ambientes y de reflejar espacios externos, como los paisajes o las imágenes de Madrid, e internos, como los bodegones y las figuras.
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