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Valladolid

El asesino de Olga Sangrador establece su domicilio postal en La Victoria y Santovenia

Valentín Tejero, de 52 años, ya es libre y carece de medidas legales que le impidan volver a su barrio

J. SANZ

Jueves, 28 de noviembre 2013, 13:22

Juan Manuel Valentín Tejero, el hombre de las mil caras, no necesitó ayer demasiados aderezos para cubrir su rostro a la hora de afrontar sus primeras horas en libertad a las cinco menos diez en punto de la tarde. Su larga melena y sus pobladas barbas canosas, además de una gorra y unas gafas, ocultaban su rostro de las incómodas cámaras de la horda de periodistas que le esperaban a las puertas de la prisión manchega de Herrera de la Mancha. El asesino de Olga Sangrador y violador de, al menos, otras seis niñas vallisoletanas entre los años setenta, ochenta y noventa es libre a sus 52 años de regresar a su ciudad natal si así lo desea después de pasar los últimos 21 años y cinco meses en prisión para cumplir penas que suman 63 años, 9 meses y un día de cárcel por su ristra de ¬delitos.

El ya exrecluso ha fijado su residencia oficial a efectos de notificaciones en el domicilio familiar de la calle Fuente el Sol, situado en el barrio de La Victoria, el mismo en el que residía en su día y en el que llegó a regentar un quiosco y un salón recreativo (en la misma calle). También ofreció una segunda dirección en Santovenia de Pisuerga, según confirmaron ayer fuentes penitenciarias. Y es libre de residir en cualquier de ellas si lo desea desde hoy mismo, ya que el auto que dictaminó ayer al mediodía su -excarcelación inmediata no contempla medida alguna que limite sus movimientos.

Su última condena, dictada en 1993 por el crimen de Olga Sangrador, sí recogía una prohibición de pisar Villalón de Campos localidad en la que aún reside la familia de la víctima en los seis años siguientes desde su vuelta a la calle, aunque las distintas fuentes jurídicas del proceso consultadas apuntan a que esa medida puede estar cancelada a día de hoy gracias a los mismos beneficios penitenciarios que ayer permitieron que Valentín Tejero saldara su abultada deuda con la Justicia.

Una cabina, un taxi y a la calle

Así que el asesino vallisoletano, al igual que su homólogo Pedro Luis Gallego, el violador del ascensor, goza desde la tarde de ayer de una situación de libertad con mayúsculas sobre la que, a lo sumo, puede ejercerse un cierto control preventivo policial ante la más que evidente alarma social que ya ha generado su posible regreso a su barrio natal.

Los primeros pasos de Juan Manuel Valentín Tejero fuera del centro penitenciario sirvieron para que declinara abrir la boca ante los periodistas, llamara después a un taxi desde una cabina telefónica nada de móviles y se montara minutos después en el vehículo para reincorporarse así a la sociedad sin haber pasado por tratamiento alguno para rehabilitarse del trastorno antisocial de la personalidad y de la pedofilia galopante que padece desde la adolescencia, según reflejan los informes penitenciarios emitidos por la prisión en la que ha cumplido el grueso de su condena.

El auto que dictaminó su salida de Herrera de la Mancha llegó al centro pasado el mediodía de ayer y fue emitido por el mismo tribunal, la Audiencia Provincial, que en 1993 le condenó a 50 años de prisión por el rapto, violación y asesinato de la niña de 9 años Olga Sangrador al entender que los beneficios penitenciarios obtenidos durante los últimos 21 años y cinco meses fijan el «licenciamiento definitivo» de su condena en el día 12 de abril de 2012.

¿Alejamiento simbólico?

Los magistrados reconocen que la reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que abolió la aplicación retroactiva de la doctrina Parot (para reos condenados, como es el caso, antes de 2006), y el posterior acuerdo sobre el particular del Tribunal Supremo «llevan necesariamente» a este tribunal la Audiencia Provincial) a fijar ese día como «fecha de cumplimiento por parte Juan Manuel Valentín Tejero de todas las penas impuestas por sentencias firmes».

La decisión ya es firme después de que el abogado de los padres de Olga Sangrador anunciara ayer su que no recurrirá el auto, aunque sí anticipó que estudiará la posibilidad de solicitar una «aclaración» en el sentido de aplicar ese posible destierro la figura vigente entonces, pero ahora inaplicable de Villalón.

Sería, en cualquier caso, una medida meramente simbólica, ya que el asesino de la niña de Villalón de Campos también sembró de víctimas la capital vallisoletana, en la que puede volver a residir en su antiguo domicilio de La Victoria sin ningún tipo de restricción judicial.

Esta libertad absoluta se la ganó el recluso gracias al benevolente Código Penal de 1973, que le permitió sumar literalmente más días de redención que de condena a través de los estudios, cursos y trabajos sin rehabilitación alguna realizados en el centro de Herrera de la Mancha.

Kiosko y mas 'Lenguaje', por Francisco Cantalapiedra

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