Valladolid
La sombra 'fantasma' que sorprende a los visitantes de la iglesia del SalvadorLa silueta del apóstol San Juan, una de las tallas principales de la fachada, se proyecta sobre una ventana junto al órgano del templo
«Mirad, mirad ahí arriba… es como un fantasma, ¿verdad?» La mujer invita a los niños con los que va acompañada a levantar la mirada ... y fijarse en la ventana que hay justo encima del órgano, en el coro de la iglesia del Salvador. Una sombra humana parece asomarse a ella, como si alguien intentara espiar lo que ocurre en el interior del templo desde el otro lado del cristal. Se distinguen la cabeza, los hombros, la silueta entera de un hombre que se proyecta casi a tamaño natural.
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«¿A que parece un fantasma?», es la pregunta con la que se intenta despertar la curiosidad de los niños. Y la verdad es que, si se deja volar la imaginación, por algo así la figura podría pasar.
El párroco de la iglesia, José Heras, le quita misterio. «Es normal que aparezca la sombra». Sin embargo, el fenómeno no deja de asombrar a los visitantes que, atentos, se fijan en esta curiosidad que tiene fácil explicación. La fachada de uno de los templos más bellos de Valladolid tiene una ventana en uno de sus cuerpos (el tercero). Y justo delante de esa ventana está esculpida una talla del apóstol San Juan.
Los focos que alumbran la fachada generan sombras en las esculturas y esta en concreto se proyecta a través de esa ventana abierta sobre el tapiz de piedra. Por eso, este 'fantasma' sombrío se asoma todos los días al interior de la iglesia del Salvador, aunque no lo hace en todo momento, sino cuando, al caer la luz natural, se encienden los focos. De este modo, es más fácil ver la sombra cuando nos regimos por el horario de invierno, ya que en verano los focos no se encienden hasta horas más tardías, con el templo ya cerrado.
Esta fachada, según recoge la 'Guía de arquitectura de Valladolid', fue edificada entre 1541 y 1559 por Juan Sanz de Escalante, un artista ligado a la saga de canteros de Trasmiera que se asentó en Valladolid. Para el diseño se inspiró en las obras de Rodrigo Gil de Hontañón y la escultura lleva la firma de Manuel Álvarez, «en la órbita de Alonso Berruguete». Juan Antolínez de Burgos, en su libro 'Historia de Valladolid', escribió en 1887 que esta fachada está «tan bien labrada que en opinión de los más doctos artífices es de las más célebres de Castilla». En el tercer tomo de 'Recuerdos y grandezas', Casimiro G. García-Valladolid explica que la fachada se compone de cuatro cuerpos.
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«El primero, jónico, con cinco columnas que forman y separan las dos puertas de entrada». En el segundo cuerpo hay otras cinco columnas compuestas, con las imágenes del Arcángel San Gabriel y la Virgen, en representación de la Anunciación, con dos lucernas anulares en el centro. El tercer cuerpo es el que interesa, ya que es aquí donde se encuentra esa ventana sobre la que se proyecta la sombra. Esta es una lucerna de medio punto, cuyo arco aparece adornado con flores y cabecitas de ángeles. En este tramo de la fachada hay cuatro columnas que descansan sobre unos jarrones tallados. En los laterales hay unas pilastras y, a esa altura, las estatuas de los tres apóstoles.
«La figura del centro es el apóstol San Juan, también evangelista, que aparece con el libro. En línea y más alejados están San Pedro y Santiago», explica el párroco José Heras, quien invita a leer la Transfiguración del Señor, escena representada en la parte inmediatamente superior a la ventana (y también en el retablo principal de la iglesia), con un relieve de Jesús en el centro y, su lado, las esculturas de Elías y Moisés.
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Esta curiosa sombra se suma así al listado de curiosidades y tesoros que alberga el templo. Aquí está la pila en la que, según la tradición, fue bautizado San Pedro Regalado, patrón de Valladolid. Y aquí se conservan tumbas del viejo cementerio que se extendía alrededor de la ermita de Santa Elena, que en el siglo XIII estuvo emplazada en esta zona de la ciudad. Después, en el siglo XV, se construyó esta iglesia del Salvador, que conserva parte de ese camposanto. La mayoría de los enterramientos son infantiles, posiblemente de los hospitales de expósitos que había en la ciudad, y se conservan, por ejemplo, cuatro pequeños ataúdes de madera. En el subsuelo hay dos criptas funerarias, con osario en el que pueden verse varias calaveras.
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