Bajada de la virgen de la Castita en Alaejos. PAtricia González

La patrona de Alaejos vuelve a cumplir con su tradicional bajada

La romería debería haberse realizado en 2020 pero la situación sanitaria lo impidió

Patricia González

Alaejos

Lunes, 2 de mayo 2022, 13:14

Multitud de vecinos de la localidad de Alaejos celebraron durante la jornada de ayer la tradicional bajada de la virgen de la Castita, patrona de la localidad. Ritual que de manera ancestral se celebra cada diez años, pero que debido a la covid no pudo cumplirse con la tradición.

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A las seis de la tarde la virgen acompañada de multitud de caballistas y vecinos de la localidad abandonó la ermita en la que está depositada para emprender su viaje hacía el municipio. La primera de las paradas realizada fue en el cementerio de la localidad, lugar en el que fue recibida por la imagen del nazareno.

Desde este punto, la patrona fue trasladada hasta la iglesia de Santa María donde permanecerá cuatro días. Finalizado estos cuatro días la talla se ubicará en el templo de San Pedro y después regresará a la ermita. Lo curioso de este traslado es que las calles se llenan de arcos de flores y pequeños altares para recibir a la virgen por el centro urbano del municipio.

1490

Según el P. Juan de Villafañe la devoción se inicia en el año 1490. La virgen se había aparecido aquel año a Catalina de la Cruz, vecina de Alaejos cargada de hijos y con un marido malvado y haragán; la sequía que por entonces padecía la región obligaba a la angustiada mujer a buscar hierbas para venderlas en el mercado; fue durante su trabajo en el campo cuando tuvo la visión que ocasionó inmediatamente el culto religioso.

Entre unas retamas, de las que emergía una poderosa luz, apareció la «portentosa figura de una hermosísima Matrona, que no era sino la Madre de Dios» quien pidió a Catalina dijera a los vecinos del pueblo que «en la misma retama donde la aparición se estaba obrando, encontrarían una imagen suya que sería tan grande en portentos como pequeña en estatura» y que deseaba se la edificase allí mismo un santuario.

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Enterado el vecindario se trasladó al lugar señalado por la mujer y descubrió la escultura prometida por la Virgen, decidiendo ponerla a cubierto de las inclemencias en un pequeño cobertizo o cabaña de troncos y ramas para construir posteriormente un santuario digno. La aparición fue seguida de abundantes lluvias que reforzaron aún más la idea de la intervención celestial, acrecentada ante la negativa de la imagen a ser trasladada a un edificio más suntuoso, haciendo comprender a los devotos que su voluntad era la de permanecer en el mismo lugar de su aparición, por lo que se determinó edificar allí mismo la ermita O «casita» que era la advocación por la que se comenzaba a conocer a la Virgen.

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