Lechazos y leche de oveja 'made in Olmedo' con un certificado único en España
La granja de desarrollo ovino AGM consigue una calificación de «residuos cero libre de antibióticos»
Su inquietud empresarial, influida por la tradición familiar en empresas dedicadas a la explotación ganadera avícola, y su experiencia anterior en el mundo de la ... empresa, le han convertido en una mezcla de ingeniero y economista, de veterinario y biólogo, de ganadero e investigador. Alberto García Torés es un granjero olmedano que ha dedicado los últimos catorce años de su vida a levantar una granja 2.0, una explotación de desarrollo ovino que le da una vuerta de tuerca al sector. El objetivo es convertir AGM (acrónimo de Alberto García Maroto, su padre) en una granja «más profesional y con una estructura totalmente empresarial en la que, donde desde el punto de vista de costes e ingresos, se analizan todos los aspectos que concurren: desde los financieros a los comerciales, pasando por los sanitarios y genéticos, y como no podía ser menos, cada uno los procesos de trabajo y manejos que se siguen».
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«Nuestro modelo se fundamenta en la prevención de enfermedades a través de prácticas de manejo integral, priorizando el bienestar animal y reduciendo la dependencia de tratamientos farmacológicos», asegura Alberto García. Esta prevención, explica, «no es difícil si se hacen constantes las buenas prácticas de higiene y bienestar animal», así como el fortalecimiento del sistema inmunológico de los animales «mediante una crianza natural apoyada en el uso de prebióticos y probióticos, que en nuestro caso son propios» y, sobre todo, una alimentación »equilibrada y controlada, diseñada para mejorar la salud y resistencia desde su nacimiento».
Caracterizada por esa continua innovación en el manejo, los procesos, la calidad de vida de los animales, el bienestar y la reducción del consumo de antibióticos por productos naturales, la Granja de Desarrollo Ovino AGM (que ya contaba con el correspondiente Certificado de Bienestar Animal) ha sumado recientemente la certificación 'Cordero lechal libre de antibióticos' otorgado por la Agencia Independiente de Verificación y Certificación VERYCER, bajo los requisitos del protocolo 'Residuo Cero- Libre de Antibióticos'.
Esta entidad independiente y de origen español (que certifica productos, procesos y sistemas de producción en diferentes sectores y diferentes países) está reconocida por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación como organismo independiente de control y por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León como organismo de control y certificación. Hasta otorgar este reconocimiento, ha realizado una exhaustiva evaluación integral del sistema de manejo, con inspecciones presenciales a las instalaciones y análisis de laboratorio realizados sobre muestras representativas de los animales, que han confirmado la ausencia total de residuos de medicamentos.
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El certificado, que se añade al anteriormente otorgado por la citada entidad de 'Leche de oveja libre de antibióticos', garantiza que los animales están libres de antibióticos desde el nacimiento hasta su sacrificio, refuerza así «el compromiso de la granja con la seguridad alimentaria, el bienestar animal y la sostenibilidad del sistema agroalimentario» y la posiciona como referente en el desarrollo de modelo ganadero responsable, lo que la posibilita abrir nuevos mercados, sobre todo en el exterior. «Estamos en conversaciones con potenciales clientes franceses que exigen alimentos más naturales y que garanticen su cualidad 'cero residuos', producidos en explotaciones comprometidas con la sostenibilidad y el bienestar animal«, indica Alberto García.
Esa preocupación por evitar el uso de antibióticos en la producción animal ha llevado a Alberto García a buscar alianzas y colaboraciones, participando en proyectos de I+D+i promovidos por centros de investigación, empresas y organismos públicos. «Solo se pueden lograr nuevos horizontes comerciales ampliando los objetivos productivos, mejorando la eficacia de los procesos y preparando a la granja para poder incluir la transformación del producto para comercializar de forma directa», asegura García, quien no oculta su alegría porque la continuidad del negocio parece estar casi asegurada, ya que su hija Sara ha iniciado este curso estudios universitarios de Veterinaria.
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A lo largo de esta casi década y media de andadura, explica que se ha logrado «modificar el perfil lipídico de los lechazos mediante una alimentación a las ovejas más natural, con subproductos de la industria agroalimentaria, como pulpas de cítricos (limón, naranja), pulpa de remolacha, bagazo de cerveza, prebióticos naturales» y el celoso cuidado con el que tratan a todos y cada uno de sus animales. Así como también la mejora genética por selección natural, después de generaciones «hasta conseguir un gran árbol genealógico de óptima calidad cárnica, la consecución de un producto más bajo en grasas saturadas y más rico en grasas insaturadas (saludables) que lo hacen más jugoso, tierno y fácil de digerir», y de igual manera una leche de calidad con altos contenidos de proteínas, grasa y sólidos asociados con altos rendimientos en sus productos que hacen la leche de oveja tenga mayor rendimiento quesero que la de vaca o cabra.
Todo ello, en unas instalaciones en las que actualmente hay casi 3.000 animales, incluida una acogedora sala de lactancia artificial a la que llegan apenas nacidos los corderos y donde permanecen separados en lotes por meses hasta que se determina su destino. Todas ellas están automatizadas y monitorizadas con dispositivos que capturan datos de cualquier actividad en la granja, desde el volumen de leche recogida en la sala de ordeño, a la temperatura, humedad y ventilación en las diferentes estancias o el movimiento de personas que, una vez recopilados, se envían a la 'nube' desde donde el ganadero consulta, bien desde el PC, la tablet o el 'smartphone', mediante una sola plataforma de gestión de la información, la toma decisiones en tiempo real en cada fase del proceso de cría y en la producción de leche y carne.
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El objetivo «a medio plazo» es ampliar unas instalaciones «en las que la innovación en bienestar animal y medioambiental son una constante», hasta tal punto que tienen aplicado un sistema informático con el que consigue controlar y disminuir la emisión de amoniaco y otros gases nocivos (»tanto para la salud de los corderos como para la de los humanos»). Cuentan además con hilo musical y zonas de recreo que ayudan a que los animales se encuentren en un ambiente relajado y sin estrés, y sistemas de pulverización con los que esparce en el ambiente infusiones de plantas aromáticas, que reducen el número de insectos en la granja, mejorando el aparato respiratorio de los animales.
Las instalaciones cuentan con hilo musical y zona de recreo para los animales
Pero también importa el control de fertilidad, prolificidad, árboles genealógicos, animales tratados... cuyos datos son incorporados a su base de datos genética a través de una PDA con lector de microchip con los que se analiza cuáles son los animales más productivos, «y por consiguiente, deben de ser los elegidos para que sus hijas se queden como futuras reproductoras tanto para en nuestra granja, como para las que vendemos a otras granjas, sobre todo de Europa».
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Arduo trabajo el de ganadero, que Alberto García vive cada día con intensidad, pero que también a lo largo de todo este tiempo se ha visto compensado con reconocimientos en forma de premios como el otorgado como mejor empresa agroalimentaria del Certamen Empresario del Año de la Universidad de Valladolid, el Premio de Transformación Digital 'Castilla y León Económica' como mejor empresa sostenible, el Premio Big Good de McDonald's por el manejo tradicional con prácticas innovadoras, el Premio PRAN (Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos) de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), adscrita al Ministerio de Sanidad, por la lucha frente al problema de la resistencia a los antimicrobianos, el Premio a la Excelencia Figan a la sostenibilidad, bioseguridad, reducción de los antibióticos y puesta en valor el sector de ovino de leche, el Premio Agroalimentario 'Alimentos de Valladolid' en el apartado innovación, el Premio Mejor Directivo I+D+i de 'Castilla y León Económica', el Premio Surcos de RTVCyL en dos ediciones y el Premio El Campo de El Norte de Castilla como mejor agricultor-ganadero.
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